La otra reina
Una cinta casi tele-novelesca que al romper con cualquier realidad histórica redefine el termino placer culpable.
Es fácil hacer burla de esta picante telenovela trasladada a la pantalla grande, pero en realidad La otra reina como película se disfruta mucho (como una especie de placer culpable), si se deja de lado cualquier deseo de realidad histórica. En un casting que rompe estereotipos, Natalie Portman y Scarlett Johansson interpretan a las hermanas Bolena –Ana, la insolente, y María, la niña buena que quiere complacer a todos–.
La historia de La otra reina suelta el hervor cuando su padre decide que la familia puede ganar notoriedad si Ana se vuelve amante del Rey Enrique (Eric Bana), pero los antojos del monarca apuntan hacia María. Ana tiene que tejer una intriga para engatuzarlo.
La película en su conjunto no es muy sustancial y algunos de los diálogos (sobre todo los del apetitoso rey) son en verdad de risa; aún así, Natalie Portman da una interpretación que vale la pena ver, llevando a su Ana a lugares muy diferentes a los que había pisado con otros personajes, todo ello dentro de algunos personajes que ha realizado con el tiempo como Star Wars y El perfecto asesino.
No, no es una gran película, pero es un buen entretenimiento. Además, ¿qué tan malos pueden ser unos cuantos cuerpos desgarrados y algunas decapitaciones?