La música del silencio – Crítica
Una película basada en la novela escrita por Andrea Bocelli que no termina de funcionar
Tal vez es la historia de Andrea Bocelli, pero tal vez no. La música del silencio está basada en la novela que el conocido tenor escribió a finales de los 90 y de la que él mismo dijo que era muy parecida a su propia vida, pero que no era la suya. Es la historia de un tenor que nació con glaucoma y que durante la niñez y, como consecuencia de un balonazo en la escuela, acaba por perder la poca visión que tenía.
En medio de tal tragedia, el niño –que se llama Amos– encuentra, primero en la música y luego en el canto, una forma de gozo que no halla en nada más y para la cual tiene talento. Pero no todo sale bien.
La cinta, dirigida por Michael Radford, avanza parsimoniosamente a trompicones. Se trata de una producción italiana hablada en inglés que se oye y se siente acartonada, que cuenta una historia de una manera lineal siguiendo la vida de Amos desde niño y hasta su adultez temprana sin una pizca de creatividad ni emotividad. Si no se tiene el antecedente de la relación de la película con Bocelli, es difícil saber durante la eterna primera mitad hacia dónde va la historia. Sí hay un niño ciego que quiere ser cantante y que casi lo logra, pero podría ser sobre cualquier otra cosa.
Enfrenta, porque así estaba en el guion, supongo, la discriminación no únicamente de críticos y especialistas, sino de sus profesores cuando emprende el estudio de una carrera de leyes. Pero todo pasa como simples anécdotas, como si alguien nos lo contara distraídamente.
Y eso a pesar de que Radford no es ningún novato y que es responsable de una historia sentimental y emotiva como El cartero (1994), por la que fue nominado al Oscar. Aunque su remake de aquella película argentina Elsa y Fred (2014) ya mostraba su acartonamiento, no parecía que pudiera llevarlo más lejos como ocurre en La música del silencio.
Y aunque Luisa Ranieri y Jordi Mollà están aceptablemente bien en los papeles de los padres de Amos (con muy buena caracterización del paso de los años), en general la película no se distingue por sus actuaciones. Toby Sebastian (Trystane Martell, el prometido de la hija de Cersei en Game of Thrones) no consigue profundizar en su personaje y la aparición de Antonio Banderas como “El Maestro”, carismático y dotando de vida a su personaje, llega en un momento muy tardío.
Las locaciones de la Toscana y las ambientaciones setenteras y ochenteras hacen ver bien la película. No obstante, es insuficiente para una cinta artificiosa desde el momento en que pone a batallar a sus actores italianos con diálogos en inglés. Tal vez los fans de Bocelli la disfruten –aunque no es su biografía en sí–, pero es complicado que alguien más quede enganchado.