La liga de los 5 – Crítica
La liga de los 5 oscila entre la innovación y los vicios enquistados en nuestra industria al contar la historia de un grupo de superhéroes mexicanos.
A estas alturas del partido, cuando grandes jugadores como Marvel y DC se han apoderado del inconsciente colectivo superheróico, crear nuevos personajes en torno a este arquetipo podría parecer una tarea titánica. Una locura, un despropósito. ¿Qué podría hacerse para abrazarlos con frescura y una mirada innovadora? Insertarlos dentro de una cultura particular como hace La liga de los 5.
La ópera prima de Marvick Nuñez, quien recibe la oportunidad de dirigir tras años de trabajar en proyectos animados, responde a la pregunta: ¿cómo serían los superhéroes mexicanos? ¿Cuáles serían sus poderes si estuvieran enraizados en nuestras tradiciones, idiosincrasia y humor? Estas ideas son el manantial de una Catarina, un luchador, un guerrero azteca y un joven con la facultad de enchilar, porque, ¿qué puede ser más mexicano que el picante? Lo interesante es que en la pantalla no se hilvana una historia de origen, un lugar bastante común dentro de este subgénero de acción, sino, como en Los increíbles, son seres que ya dan por hecho sus superpoderes.
Pero lo más sorprendente de La liga de los 5 no es su argumento, sino su osadía: traslada lugares irónicos de la capital mexicana al género animado. Se observan puestos de piñatas coloridas, mercados de cuetes, calles replicadas con sus casas y fachadas, así como sitios icónicos nacionales: el Ángel de la Independencia o Bellas Artes, que cobran singular vida en el clímax de una forma inédita en el cine animado.
Sin embargo, La liga de los 5 se enfrenta problemas clásicos dentro de los títulos nacionales: humor burdo, poco refinado, secuencias inauditas, falta de verosimilitud e incongruencias argumentales. Por mucho que Ánima Studios sigue dando pasos hacia adelante dentro de la técnica de animación, los personajes aún lucen acartonados y carentes de dimensión y profundidad –tanto a nivel visual como en sus arcos dramáticos–.
Hay un momento destacado, sin embargo, en términos visuales. Se trata de un flashback en el cual se realiza una introspección sobre el antagonista y se exponen sus motivaciones. En esa breve escena, el estilo narrativo cambia y da pie a un tipo de animación artística y tradicional que bien podría desarrollarse más a fondo en distintos proyectos para que no todos luzcan igual o altamente similares. Este giro del timón visual es emocionante porque, con una buena historia, podría equiparar lo que Abril y el mundo extraordinario o la reciente Perdí mi cuerpo consiguieron estéticamente.
La liga de los 5 oscila entre la innovación y los vicios enquistados en nuestra industria al contar la historia de Chema, un adolescente que rehúsa mostrar sus poderes y ansía moverse en el circuito de la privacidad. Infortunadamente para él, se ve orillado a contactar a un grupo de superhéroes al que alguna vez pertenecieron sus padres después de que su hermana Dolores es secuestrada.
Una vez llegado clímax, la historia con voces de Mariana Treviño y Regina Blandón se desarticula por completo y se rinde ante el desenfreno narrativo, principalmente por ciertas deficiencias del guion. Este, al menos, pretende incluir un discurso en torno a los peligros de las redes sociales cuando, equívocamente, se despilfarra la privacidad.