Jupiter’s Moon, Las hijas de Abril y el primer candidato a Mejor actor
Nuestras impresiones de las películas que vimos el fin de semana en Cannes.
Durante el fin de semana pasado, la programación del 70 Festival de Cannes nos dio de qué hablar. Aquí nuestras impresiones de algunas de las películas que se presentaron.
Jupiter’s Moon de Kornel Mundruczo
Apenas llegamos al tercer día de esta, la edición 70 del Festival de Cannes y la competencia ha tocado lo que esperamos sea su punto más bajo con Jupiter’s Moon, una síntesis húngara de los peores vicios que se pueden encontrar en Birdman y Biutiful de Alejandro González Iñárritu. En esta ocasión, Kornel Mundruczo quién se llevará el premio a mejor película de Un Certain Regard con Dios Blanco nos presenta otra atropellada metáfora, la historia de un joven refugiado que llega a Hungría (en lo que podría ser un plano secuencia salido de El hijo de Saúl de László Nemes) y quien termina por descubrir en su arribo migratorio que posee inusuales poderes de levitación y sanación.
Estas peculiares habilidades son explotadas por un médico que lucra indistintamente con el joven hasta que este se ve implicado en un acto terrorista. La película es una colección de secuencias técnicamente impecables y visualmente espectaculares, particularmente las secuencias «antigravedad», pero pronto el asombro se disuelve ante la vacuidad de una narrativa débil y de una carencia de ideas alarmante para sostener una película que rebasa las dos horas.
Petit paysan de Hubert Charuel
Gracias a la diversidad del festival pudimos descubrir una peculiar ópera prima fuera de la selección oficial, Petit paysan, exhibida en la Semana de la Crítica. El director Hubert Charuel cuenta las desventuras de un pequeño campesino que descubre una de sus vacas gravemente enferma y contagiosa y esconde la información a las autoridades sanitarias para que no maten a su manada. Sin embargo, al destruir pruebas, mentir a su familia y sus amigos, robar y hasta matar, el campesino serio y comprometido se encuentra en una espiral terrible. Esto permite a la película agarrar un tono de film noir sin perder su ligereza con personajes, una variedad de secundarios divertidos y entrañables. Una bella sorpresa de un cineasta proveniente de una familia campesina y cuyo contexto natal le permite encontrar un tono muy realista, cercano al documental donde logra que su protagonista, Swann Arlaud, quien se preparó trabajando en una granja durante semanas, brille en pantalla.
The Rider de Chloé Zhao
En la otra sección paralela de Cannes importante, la Quincena de los Realizadores, nos encontramos con el segundo largometraje de Chloé Zhao, The Rider donde filma la triste pérdida de ilusiones de un campeón de rodeo herido que lucha para intentar retomar su carrera. Esta pintura de un mundo social pobre, desfavorecido y desilusionado culmina en una sincera, elegante y conmovedora película.
También en la Quinzaine tuvimos oportunidad de visionar los más recientes trabajos de figuras importantes de la Historia del cine de auteur como Claire Denis y Philippe Garrel, quienes presentaron Un Beau Soleil Interieur y L’Amant D’Un Jour respectivamente, ambos trabajos maduros, sencillos y magníficos, visiones opuestas sobre las relaciones humanas, ya sea en comedia como en el atípico caso de Denis (quien se caracteriza por su rudeza temática y formal), así como en el drama áspero y desolador, como es el caso de Garrel. Ambas, sin embargo, terminan por confluir en planteamientos sobre la condición humana con base en la investigación fílmica de las relaciones de pareja.
Las hijas de Abril de Michel Franco
Y a Un Certain Regard arribó la presencia mexicana con Las hijas de Abril de Michel Franco, quien provocó reacciones positivas, con aplausos y admiraciones debidas al potente dúo actoral de Emma Suárez y la debutante Valeria Becerril. Mientras los modos y haceres del cineasta parecen repetirse sin muchas variantes de cinta en cinta, son sus actrices las que aprovechan este tormentoso duelo entre madre e hija para explorar registros dramáticos plagados de matices, silencios y cicatrices. La película termina por pertenecer a todo el cast femenino, lo que habla bien de un cineasta que va aprendiendo a diluir su propia voz para dejar hablar a sus personajes. Otro detalle a destacar, la fotografía estática e instintiva de Yves Cape, un habitual de la antes mencionada Claire Denis y Leos Carax, quien compone cuadros estáticos e instintivos, pensados para ocultar y revelar, al mismo tiempo, los demonios maternales que acechan al dúo protagonista.
120 battements par minute de Robin Campillo
Y regresando a la Competencia Oficial, en opuesto a Jupiter’s Moon, apareció el luminoso filme de Robin Campillo, 120 battements par minute, un recuento épico, íntimo y desenfadadamente pop del Act Up Paris, un grupo activista que en los años 90 abogó por la dignidad pública de los enfermos de VIH justo cuando el virus era, a la vez, un tabú prohibicionista y material constante de primeras planas. El propio Campillo, guionista habitual de Laurent Cantet quien ganó la Palma de Oro hace unos años con La clase, repasa su experiencia como militante del grupo para narrar este fresco coral que celebra la universalidad de la disidencia solidaria. El filme es protagonizado por Adèle Haenel y el argentino Nahuel Pérez Biscayart, quien se coloca ya como primer candidato al premio del Mejor actor, así como el filme en sí para el palmarés del festival. Pero, no nos apresuremos: Loznitsa, Haneke, Lanthimos y Sang Soo están en el horizonte de los próximos días. Esto apenas empieza.