Impresiones desde Cannes: Adam Sandler, un viaje por Corea del Norte y un musical de Juana de Arco
Lo que pensamos de las últimas cintas que hemos visto en Cannes.
The Meyerowitz Stories de Noah Baumbach
Comenzó una jornada más del festival con otra (sí, otra) controvertida presentación en la competencia oficial cortesía del enemigo de moda, Netflix. Se trató de The Meyerowitz Stories, la más reciente película del cineasta neoyorquino Noah Baumbach que fue recibida con caluroso entusiasmo tras días de temáticas duras y sombrías, y que, a pesar de su ligereza, no carece de una punzante densidad y mordaces observaciones sobre dinámicas familiares.
Sin salir de su zona de confort, Baumbach sigue bebiendo de la tradición del «screwball comedy» clásico con diálogos tan precisos y veloces como dagas que al mismo tiempo denotan carácter e intención. En la película, Baumbach presenta a un viejo escultor (Dustin Hoffman) que cuando decide vender su departamento y sus obras, regresa a su vida a sus tres hijos, dos de ellos, nobles y uno exitoso, pero todos igual de patéticos e infelices.
La película encuentra su foco y mayor fortaleza en la interacción del sólido ensamble actoral, en el que no hay ni un sólo eslabón débil y del que destacan un empático Adam Sandler y una tiernamente ácida Elizabeth Marvel. La película, ágil y notablemente dirigida, demuestra que la vida de cada miembro familiar es un capítulo independiente que conforma la obra denominada «familia».
La cámara de Claire de Hong Sang Soo
Fuera de competencia arribó el gran autor coreano Hong Sang Soo con La Cámara de Claire, una de sus dos películas a presentar en el festival (la segunda, The Day After compite por la Palma de Oro). Estelarizada por una espectacular Isabelle Huppert y por la estrella coreana Kim Min-hee y filmada de manera casi clandestina durante la pasada edición del festival, Hong nos regala otra de sus sencillas, mínimas pero entrañables y profundas comedias humanas repletas de todos los sellos característicos de su filmografía.
Happy End de Michael Haneke
Pero Hong no fue el único nombre importante en llegar a la Croisette, dos decanos cineasta del centro de Europa, uno documentalista y otro de ficción, regresan a Cannes con nuevos largometrajes. Como nombre, Michael Haneke es uno de los imanes mayores de la competencia este año, aunque sea sólo porque nadie gana dos Palmas de oro y un Oscar consecutivos sin rendir cuentas después. Happy End, su treceavo largometraje y séptimo en competir en alguna de las secciones del certamen, es ante todo una suma de las obsesiones temáticas y las muletillas estilísticas del cineasta: está ahí la mirada agria sobre las clases altas, sobre los vínculos falsamente afectivos, sobre la hipocresía y la fascinación por la violencia. Reaparecen también los planos distantes, calculados con precisión. Pero en este cuento tragicómico sobre una familia –o una sociedad– al borde de la quiebra moral, aparece un ángulo nuevo en el cine del austriaco: el humor, que es usado como bisturí para abrir en canal aquella felicidad que lleva en el título.
Napalm de Claude Lanzmann
En un registro distinto, el veterano Claude Lanzmann –los cinéfilos más rigurosos lo recordarán por la monumental Shoah (1985)–, veterano de guerra y referente moral para el pensamiento francés del último medio siglo, presentó Napalm, un documental que relata dos viajes de Lanzmann a la impenetrable Corea del Norte, una al final de la guerra de 1953 y otra en años recientes. Lamentablemente, la cinta presentada en una gala fuera de competencia difícilmente alcanza la altura de su realizador. Quizá su único acierto irreprochable es proporcionar una mirada a pie de calle del imperio de Kim Sung Ill.
Jeannette: The Childhood of Joan of Arc de Bruno Dumont
Pero los grandes autores no se detuvieron con estas presencias ya que Bruno Dumont aterrizó en la Quincena de Realizadores con lo que sin duda es la película más atrevida de esta edición y probablemente en muchos años. Jeanette, es el título de este musical dumontiano sobre la infancia de la mártir francesa Juana de Arco.
En línea con la puesta fársica y tremendamente salvaje de sus más recientes filmes (Lil Quinquin y Ma Loute), Dumont nos regala el que sin duda es el musical más extraño de la historia de cine, una tremenda, austera y única locura cinematográfica. Más que un soplo de aire fresco, una ligera cachetada que nos obliga despertar a medio camino de la 70va edición del Festival de Cannes.
Equipo en Cannes Jean-Christophe Berjon, Jorge Negrete, Pedro Emilio Segura y Sergio Huidobro, corresponsales de Cine PREMIERE y críticos del programa MI CINE TU CINE
