Había una vez un Deadpool – Crítica
Había una vez un Deadpool beneficia el humor y sacrifica todo lo demás que hacía a Deadpool 2 algo destacable.
La tirada de Deadpool 2 era hacer lo mismo que la primera, pero en grande. Aunque estaba lejos de ser una película perfecta y la novedad se perdió un poco, cumplía su cometido de llevar a nuevas alturas al personaje. Nadie pidió una versión PG-13, pero el pretexto era por lo menos interesante. Enmarcar la historia con Deadpool leyéndole un cuento a Fred Savage como en La princesa prometida es una idea digna del personaje. Al final, Había una vez un Deadpool afecta profundamente los tres pilares de Deadpool 2: su humor, acción y corazón. A veces para bien, usualmente para mal.
El pilar del humor se beneficia. Esta versión es más graciosa que el corte original debido a las escenas con Fred Savage. Son generalmente divertidas y están bien escritas. No sólo están al principio y al final de la película, sino que interrumpen en varias ocasiones. Suelen añadir a la experiencia, aunque no siempre es el caso. Ahondaremos más adelante en momentos en donde las interrupciones perjudican a la cinta. A pesar de esto, es innegable que las escenas en sí son graciosas y por lo tanto colaboran al humor de la película.
La acción sufre mucho. El problema no es la falta de sangre y vísceras, sino la edición. Hay muchos momentos en los que se hacen cortes prematuros para no llegar a una parte violenta, lo cual atropella el flujo de la película. Se nota que la cinta está diseñada para la clasificación R, porque simplemente no funciona igual sin ella. La acción se vuelve confusa y mal editada. Destrozan el ritmo y manchan unas escenas de acción que originalmente eran más que competentes.
El corazón de la película es violentado. Hay dos ocasiones en las que las escenas de Fred Savage interrumpen momentos muy importantes para el núcleo emocional de la cinta. Deadpool 2 sorprendió por tener un buen componente sentimental anclado a Vanessa. Aquí pisotean la ejecución de esa parte de la película. El corte original tenía problemas de tono en los que el humor y lo emocional chocaban; en esta versión eso empeora exponencialmente.
Había una vez un Deadpool intercambia más risas por mala acción y menos emociones. Si la vemos como complemento de la película original, es una idea curiosa e inofensiva que nos regala escenas graciosas que podremos buscar más tarde en YouTube. Si la vemos como un primer acercamiento de alguien a Deadpool 2, es un intento desangelado y mal ejecutado de exprimir más dinero con una versión que nadie pidió. Nos quedamos con las risas y volvemos a la original por el resto.
Sebastián Valencia Apasionado de la animación y el cine de romance. Mi director favorito es David Fincher. Y me gusta el rap.
