Freud – Crítica

Es fácil pensar que Freud no es más que una simple exploración a la vida del psicoanalista. Por ello, la sorpresa de muchos es mayor al descubrir que su realismo es mínimo, pues realmente se trata de un thriller que muestra al austriaco como un investigador accidental tras terminar envuelto en un misterio que intentará resolver con el uso de sus nacientes teorías.

La elección de Sigmund Freud como personaje central resulta en un arma de doble filo en los inicios de la historia, pues impide que el guion se decante de lleno por lo fantástico y obliga a retomar al realismo en repetidas ocasiones. El problema es que para ello recurre a teorías tan irrisorias que carecen de toda credibilidad, así como a un psicoanalista tan irreal que por momentos se torna absurdo. El resultado es una trama que batalla por definir su línea en los primeros episodios, lo que complica una mayor conexión inicial con el público.

La dirección de Marvin Kren tampoco es de gran ayuda, pues lejos de buscar una identidad visual propia, se conforma con imitar lo visto en toda clase de proyectos, que van del lúgubre Upside Down introducido en La noche del demonio (2010) a las perturbadoras visiones enfrentadas por Jennifer Lopez en La célula (2000), todo esto sin olvidarnos de panorámicas tan digitalizadas de Viena que bien podrían ser confundidas con el París mostrado en Van Helsing (2004). Todo esto implica una serie de distractores que remiten directamente a otros filmes.

A pesar de estos evidentes problemas, el arriesgado experimento funciona con el desarrollo de la historia, es decir, una vez que el público se ha dejado llevar por la peculiar naturaleza del proyecto. Esto se debe principalmente al buen trabajo de su elenco encabezado por Robert Finster, la inusual introducción de los hallazgos freudianos y la estética visual que emula otras ficciones recientes de detectives victorianos, como sería el caso de Sherlock Holmes (2009) o The Alienist (2018). Una combinación que, sin ser brillante, garantiza la inmersión en la trama y la diversión.

Y es aquí cuando el guion realmente se dispara, dejando atrás cualquier indicio de realismo para adentrarse de lleno en el pulp con una galería de personajes que bien parece extraída del cine de serie B y que resulta perfecta para la psicología de la Viena pesadillesca mostrada en pantalla.

Quizá Freud provoque severos dolores de cabeza a quienes esperaban un drama biográfico centrado en la figura del psicoanalista. Y eso no es el todo malo, pues se trata de un show que no busca posicionarse entre lo mejor de la televisión contemporánea, sino conquistar a un nicho concreto ansioso de escapismo puro.

Luis Miguel Cruz Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.