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Cine

Ferrari – Crítica de la película

22-02-2024, 9:34:33 PM Por:
Ferrari – Crítica de la película

Adam Driver sorprende en una cinta que muestra una época en la que el automovilismo era una juego de vida o muerte.

Cine PREMIERE: 3.5
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Enzo Ferrari (la figura al centro de está película) es un hombre muy ocupado y que nunca está satisfecho. Todavía no dan las ocho de la mañana y el llamado ‘Commendatore’, ya se ha despertado. Con cuidado y en silencio sale de la cama para no despertar a la joven mujer a su lado (Shailene Woodley). A hurtadillas y ya vestido con impecable traje y corbata, sale al garaje y maneja a toda velocidad (un Peugeot 403) rumbo a otra mansión donde lo espera su “maravillosa y atenta“ esposa (Penélope Cruz), quien lo recibe a tiros por violar las reglas de la casa: “No me importa con cuantas te acuestes, la regla es que debes llegar antes de que se sirva el café” .

Después de que la “honorable señora” haya querido matar al también llamado “sabio de Maranello”, Enzo se dirige a la peluquería local donde discute sobre fútbol. No han sonado aún las 10 de la mañana. Acto seguido, Ferrari acude al cementerio, le lleva flores a Dino, su difunto hijo que apenas a los 24 años falleció a causa de distrofia muscular. En voz alta platica con él, le cuenta sobre sus sueños recientes: su padre y su hermano (muertos en la Segunda Guerra Mundial) se le aparecen en pesadillas junto con dos viejos amigos, dos pilotos que murieron hace 24 años en la pista. La muerte acecha.

Adam Driver es Ferrari en esta película.

Después, Ferrari va a misa, al tiempo que escucha (su natal Módena no deja de ser un pueblito) las pruebas de su rival, Maserati, quien está haciendo mejor tiempo. Ya en la pista de carreras, el dueño de la escudería que da honor a Italia presiona a su piloto para que mejore los tiempos. Pero la tragedia, la muerte, están rondando. Enzo ha perdido a un piloto y su emporio automovilístico, “la joya de la corona italiana”, está a punto de la quiebra. El reloj no marca más allá de las doce.

A pesar de que la película está basada en el libro Enzo Ferrari: The Man, the Cars, the Races, the Machine, de Brock Yates, Ferrari (EU, UK, Italia, China, 2023), el décimo quinto largometraje de Michael Mann dista mucho de ser una biopic convencional. Se trata más bien de una muy detallada ventana hacia uno de los momentos más complicados en la vida de Enzo Ferrari: aquel donde estuvo a punto de perderlo todo a causa de los problemas económicos, su licenciosa vida amorosa y la tragedia que lo perseguía en la pista.

Michael Mann retrata a un hombre que libra una guerra constante: contra su esposa, que si bien ya no ama es quien lleva el control financiero de la empresa, contra sus pilotos, a quienes les reconoce valentía pero les reclama su falta de hambre de triunfo, contra su amante, cuyo hijo producto de esta relación aún no decide si darle el apellido Ferrari, y contra el automovilismo, esa “pasión mortal” que a la vez le provocaba un “terrible gozo”.

Eros y tanatos conviven en un hombre sereno, que proyecta autoridad, que a pesar de las crisis y la tragedia, sigue adelante sin mayor drama. Adam Driver está fantástico interpretando a Ferrari en la película: este hombre apasionado, metódico, de gran temperamento. Un estoico que va a cientos de kilómetros por hora sin perder la calma.

Adam Driver es Ferrari en esta película.

Quien busque la típica cinta de autos de carreras podría salir decepcionado. Por supuesto que habrá emocionantes secuencias de bólidos recorriendo las pistas a gran velocidad (la famosa Mille Miglia, prueba de resistencia que con el tiempo se convertiría en el Grand Turismo) pero Ferrari se compone principalmente (como la gran mayoría de las cintas de Michael Mann) de estupendos duelos verbales donde vemos lo mejor y lo peor de sus personajes, así como lo mejor y lo peor de Mann mismo.

Y es que mientras que Adam Driver conduce con solvencia esta cinta, Mann y sus guionistas (Brock Yates y Troy Martin, este último también escritor del clásico The Italian Job, 1969) no le dan mucho material a Penélope Cruz. Su papel como Laura Ferrari se estanca en el cliché de la mujer enojada por las infidelidades de su marido y la depresión por su hijo fallecido.

Pero el mayor logro de esta cinta es mostrar una faceta que (al menos para los neófitos del automovilismo, como el que esto escribe) resulta toda una revelación: somos testigos de una época donde correr autos era la antesala a la muerte. Los cascos de seguridad básicamente no existían, las paradas a pits eran lentísimas, la comunicación entre los técnicos y el piloto era imposible y una piedra en el camino podía mandar por los aires toda esperanza de vida.

A pesar de que las escenas hechas con CGI son básicamente una porquería, Mann logra proyectar con efectividad esa sensación de peligro y velocidad de las carreras de esa época, una “pasión mortal” que requería hombres de temple, hombres como Ferrari.

autor Crítico de cine con 16 años de experiencia. Confundador de Filmsteria!. Actualmente escribe en Eje Central, El Universal y Cinepremiere. Se volvió fan del vodka martini por culpa del 007.
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