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Cine

Eres mi pasión – Crítica

01-06-2018, 8:59:47 AM Por:
Eres mi pasión – Crítica

Es un remake disparejo, con actuaciones cumplidoras por parte de Mauricio Isaac y Mariana Treviño derivadas de las pocas exigencias del guion.

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En la vena de las comedias mexicanas de los últimos años se inserta Eres mi pasión, una película –con romance espolvoreado– que tal como Campeones y Tuya, mía… Te la apuesto quiere aprovecharse de la fiebre mundialista, y llega a las salas de cine mexicanas dos semanas antes del arranque de la Copa Mundial. Si bien Campeones es una tibia dramatización motivacional sobre la hazaña de la sub-17 de Chucho Ramírez cuando consiguió el título mundial en 2005, Tuya mía… planteaba de forma desarticulada los sinsabores de un hombre cegado que lo apuesta todo en un partido de la Selección Nacional.

La nueva comedia de Anwar “Pato” Safa es un remake de la argentina El fútbol o yo, pero también guarda semejanzas temáticas con la comedia protagonizada por Adrián Uribe, pues ambas retratan cómo los excesos futboleros pueden degradar la vida en pareja y las relaciones interpersonales, cada una desde su propia cancha.

Pedro Gallo (Mauricio Isaac) protagoniza Eres mi pasión, es un fiel devoto del Cruz Azul y el Barça cuya vida gira en torno a todo partido de futbol a su disposición, desde la Liga Mexicana hasta la Champions o la Serie A. No obstante, a sus ojos únicamente ve un bajo porcentaje de la oferta en el mercado. Él no es el único con problemas, su hijo “Hugol” vive pegado al teléfono y Luli (Mariana Treviño como Mariana Treviño) ni siquiera cierra su pastelería en domingo. Su fragmentada dinámica familiar llega a un punto muerto, nadie se esfuerza por el “equipo”, y ella manda a Pedro a la banca; lo echa de la casa por su negación a dejar el balompié.

El futbol es un mero pretexto para crear comedia a costa de la falta de títulos del equipo cementero, para de fondo explorar el tema de la adicción –de forma ligera–, y cómo se convierte en un vórtice demoledor de la vida personal. Incluso se percibe un esfuerzo en la manufactura –como en todo lo que produce Mónica Lozano–, pues aunque la película se hizo de forma exprés, en sólo nueve meses, según nos reveló el director, presenta secuencias de notable producción, particularmente en el Estadio Azul –fue inmortalizado en el cine previo a su demolición– y en el Azteca; paradójicamente, son estas escenas donde se vislumbran claramente las costuras del CGI.

Las tomas, los cortes, los movimientos de cámara, los barridos, el uso del zoom para crear efectos dramáticos imprimen dinamismo al filme, el cual también se apoya constantemente en la noción de que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus para plantear contrastes de género. Pese a los esfuerzos en el renglón de la producción, como un todo el filme deja qué desear.

Hay exageraciones que le restan sofisticación, comentarios misóginos –autogoles contra el propósito tonal y temático cosechados previamente–; el argumento es rutinario y se desenvuelve sin sorpresas, incluso las actuaciones son cumplidoras pero no van más allá –también porque el guion solicita pocas exigencias–. Si bien es Mauricio Isaac quien carga con el peso del filme, Mariana Treviño es una contraparte importante, y a lo largo de su carrera ha demostrado ser una sólida actriz de comedia. Aquí sólo la vemos entrecruzar los rasgos de algunos de sus personajes, como las recientes intervenciones hechas en Cómo cortar a tu patán y Club de Cuervos –en un tono menos desbordado que el de Isabel Iglesias, claro está–.

Sin embargo, Eres mi pasión suma algunos puntos a su marcador. Plasma adecuadamente las locuras y conductas viscerales emanadas del futbol, contiene cameos que los «pamboleros» agradecerán, así como una audaz narración por parte de Christian Martinolli –a veces enriquecedora y en otras ocasiones redundante–. Pese a los intentos, es insuficiente para remontar el marcador final.

autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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