Entrevista con Kristen Stewart por Fantasmas del pasado
En el pasado Festival de Cine de Nueva York, la actriz habló sobre Personal Shopper, de Olivier Assayas, en el que interpreta a una asistente personal y médium.
Antes de saltar a la fama mundial de la mano de la saga Crepúsculo, Kristen Stewart ya contaba con una no tan extensa pero sí interesante experiencia profesional. En la primera mitad de la década pasada, en media docena de filmes durante el inicio de su carrera, trabajó con Glenn Close, Patricia Clarkson, David Fincher, Jodie Foster, Sean Penn, Catherine Keener y Robert De Niro.
Después llegó Crepúsculo y el mundo la conoció a lo largo de cinco películas entre 2008 y 2012 como Bella Swan, en una historia de amor adolescente con un curioso y velado mensaje sobre abstinencia sexual y valores morales escondido en un triangulo amoroso que incluía a un vampiro y a un hombre lobo. Más allá del fenómeno de cultura pop y de taquilla que resultó dicha saga, muy poco, o nada, se puede rescatar de la misma en cuestión de valores artísticos, interpretaciones, guion, aportaciones fílmicas, etc.
Curiosamente, la película que más la hizo popular es la que menos puede reflejar los verdaderos intereses y curiosidades artísticas de Stewart, quien después de esa etapa ha reorientado su carrera a través de proyectos mucho más interesantes como On the Road, Clouds of Sils Maria, Certain Women y Café Society.
La confirmación de que estamos en una nueva etapa de Stewart como actriz llega con su segunda colaboración con el director francés Olivier Assayas con Personal Shopper, o Fantasmas del Pasado como la han titulado en México, filme ganador del premio a Mejor director durante el pasado Festival de Cine de Cannes.
La curiosidad, interés y reflexiones de Stewart alrededor de varios temas, incluidas sus motivaciones profesionales, salen a la luz de manera clara cuando se le escucha hablar y conversar, como sucedió durante el pasado Festival de Cine de Nueva York.
Del encuentro que la joven actriz tuvo con los medios posterior a la función de prensa de la película, rescatamos algunas de sus respuestas, en lo que ustedes se preparan para ir a verla en el cine interpretando a Maureen, una joven asistente personal y médium quien está convencida de haber entrado en contacto con su hermano recién fallecido. La premisa da pie a una serie de reflexiones y observaciones sobre el duelo, la pérdida y lo desconocido o el más allá, en un cautivante ejercicio cinematográfico que es capaz de crear en un intercambio de mensajes de texto desde el tren entre París y Londres, una secuencia cargada de tensión, suspenso, ansiedad e incertidumbre.
Sobre el duelo, la pérdida y cómo interpretar estas experiencias de vida.
Uf. La verdad es que en un inicio yo estaba como, «oh, esto va a matarme, me doy cuenta». Tengo experiencia con la pérdida. Pero no tengo experiencia con el proceso de luto tras una muerte. Creo que hay pocos catalizadores que te envían estas preguntas existenciales sin respuesta que son muy necesarias. Pero no es precisamente un proceso satisfactorio porque no hay una resolución como tal, pero estos momentos son muy necesarios para avanzar en la vida. Es algo traumático, eventos traumáticos como la muerte o la pérdida a gran escala, o algo que provoca una ansiedad física extrema. Yo soy tan física que muchas veces me siento realmente limitada por ello, y entonces comienza un proceso mental que absolutamente es el mismo que tiene Maureen, y es uno que te hacer preguntarte: «¿esto es real? Ni siquiera sé si puedo seguir, en realidad podría no ser capaz de seguir adelante». Yo sabía que esas situaciones eran dolorosas y aterradoras, y la única manera en que podemos sobrepasarlas de verdad es abandonando todas nuestras facetas, presunciones y predisposiciones, y realmente ser honesto acerca de cuán incapaces e inconscientes somos sobre muchos temas, en lugar de confiar en todas esas ideas o apoyos que nos construimos para seguir adelante. Y esto te aliena inmediatamente, te vuelves como un extranjero en el mundo entero. Te sabes y te asumes sin conocimiento ni control del universo que te rodea, mientrastodos actúan como si sí.
Sobre construir una escena de enorme suspenso, sólo enviando mensajes de texto.
Uy, Esos. Tres. Puntos. Ominoso, ¿o no? O simplemente muy estimulante y excitante. Esos tres puntos pueden ser cualquier cosa. Oh, Dios mío, cuántas veces has estado esperando mientras alguien escribe, ves esos puntos suspensivos, y luego desaparecen, y no hay mensaje nuevo, y comienzan las ideas y conjeturas, “¿acabas de borrar todo lo que habías escrito?”. Es una situación auténticamente natural y empática en nuestros tiempos. Y con el control adecuado te puede llevar a situaciones muy sugerentes como la puerta que abre ese intercambio en el tren y la incertidumbre sobre con quién se está escribiendo, y comenzar a dudar si es real o no lo que estamos viendo y lo que ella piensa, y comienzas a pasar de un lado al otro de esa línea constantemente. Y resultó que un teléfono es sorprendentemente un gran compañero de actuación. En algún momento con Olivier (Assayas) bromeábamos que en esa secuencia, había convertido a mis pulgares en mis verdaderos coprotagónicos.
Sobre el deseo a la privacidad y a la notoriedad pública.
En la película está esta sugerencia sobre poder estar siendo vigilados u observados todo el tiempo, y quizá no saber quién está del otro lado. Y creo que nadie, absolutamente nadie, puede asegurar que no cree que de algún modo u otro, hay una forma de vigilarnos y monitorearnos en estos tiempos. Y creo que es natural querer defender el derecho a nuestra intimidad. Son los dos extremos de una espada y las dos caras de una moneda. Porque también por el otro lado es innegable que uno quiere ser reconocido, que quieres que vean las películas en las que trabajas, que se aprecie tu labor o esfuerzo o talento, por supuesto que todos queremos de diferente manera eso, sin importar en qué trabajemos y para ello hace falta que la gente sepa lo que haces, y hoy en día, eso incluye compartir más que sólo tu trabajo.
Yo no interactúo ni tengo participación en las redes sociales, pero sigue habiendo en mi un interés por ser vista o escuchada. Creemos que tenemos más control de nuestras vidas porque sentimos que todo está en las palmas de nuestras manos con los teléfonos y la información, pero no es verdad. Nos acechamos mutuamente todo el tiempo, yo acecho gente, como mucha gente me acecha a mí, y es casi una dinámica obsesiva de nuestros tiempos. Saber y saber más de alguien, lo cual eventualmente lleva a un límite sobre qué tanto quieres que puedan saber de ti si alguien te hace a ti lo que tú le puedes hacer a otros. Me gusta que la película señale esta duda e incertidumbre, esta obsesión y curiosidad que todos podemos tener y que nos puede poner de ambos lados de la situación.
Por otra parte, el lograr cierta notoriedad te quita la posibilidad de vivir ciertas cosas como el simplemente observar gente. Me gusta hacerlo, me gusta la idea de poder ir a sentarme a un lugar y ver gente, observarla interactuar. Pero es imposible para mí, es imposible que yo pase desapercibida si me le quedo viendo a la gente.
Sobre trabajar con Assayas y la importancia de la colaboración por encima de la dirección e instrucción.
Nunca he trabajado con alguien que ejerza menos control y que a la vez que esté tan comprometido con ayudarte o apoyarte. Usualmente se siente como una relación de una sola vía. Como que me dicen que haga X escena y entonces yo muestro algo y entonces acordamos hacerlo así y por lo tanto sientes cierta cercanía, y es agradable saber que uno se puede poner de acuerdo en lo que te piden y lo que entregas, pero nunca había sentido menos expectativas y más guía que trabajando con Olivier.
Si no fuera actriz…
Suelo tener curiosidad sobre quién o qué sería si hubiera ido a la universidad. Porque trabajé muy fuerte y me esforcé durante la escuela preparatoria y secundaria. Y algunas veces me sentía muy molesta y enojada por mi propia inferioridad, porque hay cosas que no conozco o sé. Pero también sé que siempre hay algo que no sabrás. Que todos invariablemente tenemos estos vacíos en temas o ideas. Aún leo mucho. Mi escritor favorito es John Steinbeck. Al este del Edén es mi biblia. Amo a Kerouac y Bukowski.