El tiempo contigo – Crítica de la película de Makoto Shinkai
Con una animación deslumbrante, el nuevo romance juvenil de Makoto Shinkai nos invita a realizar una reflexión honesta acerca del choque entre el deseo del individuo y el bien común.
¿Qué está primero: el individuo o la sociedad? ¿La autonomía o el bien común? En su más reciente película El tiempo contigo (Tenki no Ko), el aclamado director Makoto Shinkai convierte una de sus tradicionales fábulas de romance juvenil en una meditación rebelde, obstinada y universal de libre albedrío para las nuevas generaciones, alienadas por estructuras sociales y un planeta cada día más inhóspitos. Y fiel a sus dotes artísticos, el autor nipón lo consigue a partir de una historia sensible y emocionalmente resonante, que se desarrolla en un mundo de inconmensurable belleza estética que no te permite apartar la mirada.
Con la esperanza de iniciar una nueva vida, Hodaka Morishima, un joven de 16 años, decide escapar de su casa en la pequeña isla de Kōzushima para mudarse a Tokio. Sin embargo, aunado a los días de lluvia interminables, la metrópoli no ha resultado la aventura idílica que Hodoka ambicionaba. Esto cambia cuando conoce a Hina Amano, una chica que vive sola con su hermano menor Nagi y posee un don muy especial: ella es capaz de despejar el cielo con sólo realizar una plegaria. Dicha habilidad les brinda una idea para emprender un lucrativo negocio que solvente sus carencias económicas y, al mismo tiempo, lleve felicidad a otras personas. Hina encuentra propósito y Hodoka a un grupo de personas a quienes puede considerar una familia. Pero ningún milagro es gratuito y, eventualmente, ellos deberán elegir que clase de futuro desean en realidad para sí mismos.
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El único pecado de El tiempo contigo será tener que ser el filme subsecuente de Makoto Shinkai tras el abrumador éxito de your name. (2016). Pese a ser bien conocido entre los seguidores de la animación japonesa, la obra del director nativo de Koumi nunca estuvo expuesta a tantos ojos y opiniones como ocurrió con Kimi no Na Wa., cinta que cautivó a públicos de todas las latitudes y se convertiría a la postre en una de las películas anime más taquilleras de todos los tiempos a nivel global. Invariablemente, los juicios se verán nublados por las comparaciones, lo cual resulta desafortunado, pues Tenki no Ko marca el siguiente paso en la evolución del cine del director de Voces de una estrella distante (2002) y 5 centímetros por segundo (2007).
Con toda la presión para cumplir con expectativas inasequibles en su nuevo proyecto, Shinkai tuvo una epifanía: el arte o el entretenimiento no debe ser “correcto” o predicar con el ejemplo, sino que también puede explorar aquellas emociones y deseos ocultos que tememos reconocer por las represalias morales. Las obsesiones temáticas más reconocibles de su filmografía, como el aislamiento, el anhelo, la conexión o el destino, vuelven a estar en el centro de esta historia. Todas ellas envueltas dentro un tierno romance coming-of-age –quizá el más cálido de toda su obra– donde converge lo mundano y el realismo mágico. Pero el también guionista encuentra un punto de partida fresco para explorarlos. Sus romances suelen presentarnos a personajes distanciados física o emocionalmente y los vemos escalar esa cuesta para reconectarse; por el contrario, Hina y Hodaka han encontrado un sentido de pertenencia entre sí e intentan reconstruir sus vidas juntos en relativa tranquilidad, por lo cual su lucha es contra las fuerzas que intentan separarlos.
Conceptualmente, El tiempo contigo podría ser su película más ambiciosa a la fecha, partiendo de conflictos interpersonales para aludir a problemáticas sociales que atañen a la humanidad en su conjunto. La ansiedad y el aislamiento son producto de ese futuro inestable al cual se nos exige resignarnos, aceptar y adaptarnos. Por un lado, la alegoría al cambio climático hace hincapié en la responsabilidad más grande que el maltrato y arrogancia del viejo orden legará a las nuevas generaciones; por otro, se hace alusión a los desafíos crecientes por encontrar encontrar estabilidad y prosperidad en las sociedades contemporáneas.
Esto se ve reflejado en el tratamiento más adulto que Shinkai despliega de su escenario principal. No es la versión idealizada de progreso y modernidad de Tokio que nos ha cautivado en sus películas anteriores. Como cualquier urbe del mundo, es una ciudad de contrastes, y se nos permite tener un vistazo a los submundos que en ella habitan. Hina y Hodaka, un par de niños que se vieron forzados a crecer muy rápido, son incapaces de superar las barreras de este mundo moderno. Pero si en sus trabajos previos, sus protagonistas cedían por la ambigüedad o potenciales consecuencias de sus actos, Shinkai permite aquí a sus personajes ser imperfectos, inmaduros e incongruentes, tomar decisiones erradas y perseguir sus impulsos sin precaución o reservas por los demás.
Para sorpresa de nadie, el apartado técnico es una delicia. La producción de CoMix Wave Films (Flavors of Youth), el estudio de cabecera del realizador, contó con el regreso de todos los miembros claves del staff que estuvieron involucrados en la creación de your name. Eso incluye los distintivos diseños de personajes de Masayoshi Tanaka, quien viene sorprendiéndonos desde anohana: The Flower We Saw That Day; la dirección de animación de Atsushi Tamura, un viejo colaborador y figura clave de Studio Ghibli; así como la dirección de arte de Hiroshi Takiguchi, en su cuarta colaboración consecutiva con Shinkai desde Los niños que buscan voces perdidas (2011).
Con esa combinación única de técnicas tradicionales y digitales que le han puesto a la vanguardia en el campo de la animación, Makoto Shinkai vuelve a retratar la magia que sólo sus sensibilidades como autor pueden extraer de los escenarios cotidianos. Desde luego, Shinkai ha hecho una carrera jugando a ser Dios con las condiciones meteorológicas que mejor se ajusten a sus intenciones narrativas y la incesante lluvia en El tiempo contigo es tan arrebatadora como podrías esperar del mismo cineasta que nos trajo El jardín de las palabras (2013), con una atención minuciosa en la refracción de la luz artificial y natural sobre las superficies. Una atmósfera tangible y depresiva que no estaría completa sin el soberbio diseño sonoro de Haru Yamada (Cross Road), clave dentro de una producción que pone énfasis en como un par de nubes en el cielo pueden alterar por completo el estado de ánimo de la población.
La banda Radwimps también regresó para componer el soundtrack de El tiempo contigo. Si bien, gran parte de sus composiciones no consiguen elevar con la misma potencia las secuencias de la película como sucedió de forma consistente en your name., los tres temas principales: “Is There Still Anything That Love Can Do?”, “Grand Escape” (interpretado por Toko Miura) y “We’ll be Alright” son algunas de sus mejores composiciones hasta la fecha y cumplen de sobremanera con su cometido de acentuar los conflictos dramáticos para guiar tus emociones al borde del llanto.
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El tiempo contigo es una historia acerca del choque entre el deseo de una persona con el bienestar de la mayoría. El rechazo egoísta del destino y los actos heroicos desinteresados que abundan en la ficción. Un tratamiento que podría considerarse controvertido en cualquier rincón del globo, pero adquiere una dimensión mucho más compleja en la sociedad japonesa, cuyas bases están construidas sobre de la premisa de que el colectivo siempre tendrá prioridad sobre el individuo. Ciertamente, invita a la reflexión. La historia de un par de jóvenes que eligen desafiar las normas y expectativas, mientras descifran su propio camino bajo una óptica de esperanza.