El hubiera sí existe – Crítica

Bien dicen los refranes que las apariencias engañan o que un libro no debe juzgarse por su portada. Ambos casos describen con precisión El hubiera sí existe, un filme que por su póster podría parecer una comedia romántica más en torno a las decisiones fallidas y las segundas oportunidades en el rubro amoroso. Pero inmediatamente asienta su universo diegético y queda claro que no es así. Se trata más bien de un astuto ejercicio de ciencia ficción mexicana.

Su astucia se afinca en la manera en que el director Luis Eduardo Reyes emplea recursos audiovisuales para generar puentes tridimensionales sin un empleo exacerbado de efectos especiales –que a veces suelen perjudicar el armado visual de una cinta cuando no son bien realizados–.

El hubiera sí existe plantea sus cartas desde el inicio tras ver cómo una mujer con el cabello corto, blanquecino y rizado emerge de una fuente. Al poco tiempo queda claro que dicho lugar es un portal para viajar en el tiempo. El objetivo de la mujer –perfectamente interpretada por Ofelia Medina– es convencer a su yo joven: Elisa (Ana Serradilla) de cambiar su estilo de vida para evitar un futuro apocalíptico: terminar sola y viviendo con gatos (panorama cliché). Lo único que la protagonista debe hacer es asistir a la fiesta de su empresa y abrirse a la oportunidad del amor.

El hubiera sí existe es inteligente en su manejo de la ciencia ficción, pues sugiere los aspectos distópicos de forma dialógica y la mayor parte se desarrolla en la época actual.

Las fichas poco a poco caen en su lugar, y para el espectador queda claro el rumbo de los acontecimientos, aunque ese no parece ser el caso de la protagonista en ninguna de sus dos versiones. Las sorpresas se encuentran ya en el tercer acto gracias a ciertas gotitas agridulces que sacuden los convencionalismos de la comedia romántica, y las intervenciones a la serendipia por parte de los elementos sci-fi.

El hubiera sí existe, además, aprovecha las imperfecciones de sus protagonistas. En el caso de Elisa, podría haberse percibido como una mujer egocéntrica y egoísta, pero Ana Serradilla la hace humana y empática –en ello influye el conocimiento de su trasfondo y patético futuro–. Por su parte, Carlos, a quien Elisa considera un amigo cercano y con quien comparte buena parte de las escenas, podría ser soso a causa de su bienintencionada naturaleza. Christopher Von Uckerman, sin embargo, le inyecta autenticidad. La química entre este par permite que la historia conecte en los puntos correctos con la audiencia.

Ana Serradilla y Ofelia Medina hicieron un buen trabajo para mimetizarse e interpretar a la misma persona en diferentes partes de su vida; una más controlada, la otra más libre.

Como en otros casos de exploraciones de ciencia ficción mexicana, El hubiera sí existe ofrece un mensaje ambientalista en torno al cuidado del agua y otros recursos naturales. El cambio climático en un enemigo posiblemente imbatible, por lo que se presentan posibilidades distópicas y apocalípticas com telón de fondo.

Pese a sus fortalezas, atrevimientos y genuinidad de sus protagonistas –también merecen mención honorífica Claudia Ramírez y Antonio de la Vega como los padres hippies de Elisa–, la cinta de Reyes presenta cierta inestabilidad. Ofrece algunas secuencias donde la edición es poco efectiva para las situaciones tensas que pretende narrar –resalta con énfasis un número musical–; existe incluso la presencia de clichés con un efecto avasallador para ciertos personajes femeninos: como aquella oficinista camuflada de «Betty la Fea» o aquel interés femenino reducido a un estereotipo de la mujer inculta únicamente enfocada en el gimnasio. Es un experimento recto al que le faltó más tiempo para quedar al punto.

Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!