El hoyo – Crítica
Una aguda crítica hacia el exceso y desperdicio de recursos de los más privilegiados.
Un hombre llamado Goreng despierta en lo que parece ser una prisión. Al centro de su habitación, hay un gran agujero en el piso y otro correspondiente en el techo. Al otro lado de su cama está otro hombre de mayor edad que le contesta algunas preguntas. Todo esto, hasta que del techo baja una plataforma con muchos restos de comida y se interrumpe el interrogatorio para que ambos coman. Unos minutos después, lo que queda del festín baja hacia el siguiente nivel. Goreng y su compañero están en el nivel 48 de lo que parecen ser más de 150 pisos. Cada piso que la plataforma baja, la comida va escaseando más y más. Así deben sobrevivir los habitantes de cada piso durante un mes, para después ser transferidos a otro nivel de manera aletoria.
El hoyo -o también llamada La plataforma alrededor del mundo- es la ópera prima de Galder Gastelu Urrutia, quien comenzó estudiando Administración de Empresas con especialidad en Comercio internacional, hasta que se fio cuenta de que lo suyo era el cine. Entonces armó una productora, hizo comerciales y produjo películas. Así hasta que leyó la historia de David Desola y Pedro Rivero, la cual iba a ser planteada como obra de teatro. No obstante, decidieron mejor convertirla en largometraje y la cinta se estrenó en el TIFF 2019, posteriormente en Sitges y tuvo su corrida en salas españolas en noviembre.
Netflix compró los derechos para el resto del mundo y ahora la estrena en una época en la que parece que la realidad y la ficción coquetean más que nunca. Aquí, aunque pudiera parecer, no hay un discurso sobre lucha de clases como lo hay en otra cinta sci-fi similar, pero en donde el movimiento de los personajes es lateral y no vertical: Snowpiercer de Bong Joon-Ho. En El hoyo uno de los temas principales es el uso de los recursos y cómo el ser humano frente a una emergencia puede caer en excesos.
Un par de veces en la película hay personajes que dicen ‘si tomamos únicamente lo que necesitamos, la comida podría llegar a todos los que estamos aquí’ pero al parecer en momentos de tensión y crisis, el ser humano sólo ve por él mismo. Los parecidos con situaciones actuales en las que una sola persona compra todo el gel antibacterial en un supermercado o llena carritos de despensa con cientos de botellas de cloro y papel de baño son absoluta coincidencia…
Nuestro protagonista va conociendo diferentes reos y conforme avanza la trama, nos enteramos de que muchos no necesariamente están ahí por cometer algún crimen, sino simplemente porque buscan “algo” del sistema. Y es que en esta distopía, el ser humano busca someterse a esta prisión y ‘aguantar’ un tiempo determinado para recibir algo a cambio, una recompensa. ¿Cuántas veces el humano ha estado dispuesto a sacrificar parte de su libertad y viajar 3 horas al trabajo o 7 días de la semana a cambio de algún bien material? ¿Es su culpa o es la de un sistema más grande que sólo premia a los que están arriba?
Mientras que parte de la obra de Bong Joon-Ho (como la mencionada Snowpiercer o más recientemente Parásitos) es una crítica a la abismal diferencia entre los ricos y los pobres, no habría que catalogar a El hoyo dentro de este mensaje. Su discurso está más enfocado en los efectos que los excesos pueden provocar en el ser humano. Es un comentario sobre el capitalismo desmedido y los resultados que dicho sistema fuera de control puede tener sobre los comportamientos de quienes están «arriba» y quienes están «abajo».
El nivel de tensión y suspenso que logra Gaztelu-Urrutia desde sus primeros minutos se mantienen a lo largo de sus 90 minutos de proyección. Desafortunadamente, una vez que se acerca al final, la película deja de tomar riesgos y toma un camino seguro que evita ofrecer explicaciones y deja muchas cosas a la libre interpretación del espectador.
Con un diseño de producción pocas veces visto en el cine español –con todo y grandes directores de género como Alejandro Amenábar (Tesis, Abre los ojos), Nacho Vigalondo (Los Cronocrimenes) o, más recientemente, Carlos Vermut (Magical Girl, Quién te cantara)–, El hoyo es una cinta cuyo impacto y resonancia se ven magnificados justo en esta época. Así, resulta una metáfora interesante sobre nuestro comportamiento en momentos de emergencia y un llamado al orden si es que todos queremos sobrevivir… estemos en el nivel que estemos.