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Cine

Dulzura americana

24-11-2016, 8:50:38 AM Por:
Dulzura americana

American Honey es una interesante disección de una particular cultura norteamericana que no defrauda.

Cine PREMIERE: 3.5
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El corazón de los Estados Unidos contemporáneos es una extraña y dulce mezcla si tomamos como punto de partida Dulzura americana, el más reciente filme de la cineasta británica Andrea Arnold, con el cual se llevó el Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes. Arnold ha caracterizado su filmografía por agudas exploraciones visuales de la soledad y la resiliencia femenina como en la hipnótica Red Road (2006) o su nebulosa adaptación de Cumbres borrascosas (2011).

Sin embargo, Dulzura americana encuentra ecos más claros con dos obras anteriores de Arnold: el mediometraje WASP (2003) que le daría un Oscar y la vibrante Fish Tank (2009), que es quizá su película más conocida. En las tres se plantea una visión modernista y estilizada de las clases marginadas, tanto de la Gran Bretaña como de Estados Unidos. En Dulzura americana nos presenta a la joven Star (la debutante Sasha Lane) quien se une a un grupo itinerante de jóvenes vendedores de revistas seducida por el carismático Jake (Shia LaBeouf, soportable) y liderados por la ferozmente e intimidantemente bella Krystal (Riley Keough) a través del medio este de Estados Unidos.

Las comparaciones con los personajes que pululan en las filmografías de Larry Clark (Kids, 1996) o Harmony Korine (Spring Breakers, 2012) resultan inevitables, pero el tono de Arnold es menos corrosivo y más tierno, al poner énfasis en la dinámica grupal de sus jóvenes protagonistas y el sentido casi tribal de comunidad. El negocio es lo menos importante para estos jóvenes provenientes de distintos puntos de Estados Unidos que encuentran una red emocional de amor libre, fuente de placer que saben que es finita y que implica una libertad peligrosa pero sin duda atractiva. 

A pesar de contar con casi tres horas de duración, el filme tiene una cadencia y un ritmo fluido que en gran medida es llevado por el carisma natural de Sasha Lane, quien encuentra un delicado balance entre candor y fuerza que las protagonistas femeninas de Arnold suelen tener, apoyada por un brillante ensamble coral de actores y no actores que transmiten un genuino sentido de hermandad, iluminado en su hedonista esplendor por el cinefotógrafo Robbie Ryan.

Arnold crea un fresco impresionista de pegajosa belleza sobre una generación que encuentra en Darth Vader una guía espiritual, musicalizado aleatoriamente por Lady Antebellum, Quigley o Rihanna que no condena o pontifica sobre el comportamiento de sus personajes, pero cuyo viaje conlleva una profunda melancolía, encerrados en un bucle agridulce que les permite hacer lo que quieran, sin consecuencia alguna más que la de un futuro inexistente.

autor Cofundador y crítico en la página web Butaca Ancha. Escribe de cine en medios como Tierra Adentro, Animal Político, Forbes y Algarabía. Considera que cada película, independientemente de donde venga y quien la haga, tiene algo importante que decir.
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