Doctor Strange: Hechicero supremo
Benedict Cumberbatch llega al Universo Cinematográfico de Marvel y logra un sólido debut.
Doctor Strange: Hechicero supremo podrá no haber comenzado la Fase 3 del Marvel Cinematic Universe –eso le correspondió a Capitán América: Civil War-, sin embargo, sí inaugura nuevos créditos iniciales de Marvel Studios en los cuales vemos todo lo que ha logrado la casa de las ideas en poco menos de diez años. Pensando en esto, es simplemente loable que el estudio se arriesgue a tomar un nuevo camino.
Sí, Doctor Strange: Hechicero supremo es como ninguna otra película que haya hecho Marvel anteriormente. Aquí entramos a un terreno metafísico y psicodélico, con gráficos que sólo habíamos visto en los últimos minutos de Ant-Man, cuando Scott Lang entra al reino cuántico. La diferencia es que aquí lo vemos en prácticamente todas las secuencias de acción que involucran las artes místicas. Scott Derrickson añade estos elementos fantásticos de distorsión de la realidad y queda claro que su background en el género de horror (Siniestro, El exorcismo de Emily Rose y hasta la película en video de la franquicia Hellraiser) influyó en la decisión de Marvel para ponerlo al frente de su nueva producción.
Aunque al ver las secuencias de acción de Doctor Strange –e incluso los pósters promocionales–, no podemos dejar de pensar en el mundo de los sueños de Christopher Nolan en El origen, sería injusto decir que es una mera copia de los visuales. Al final el universo de Stephen Strange y el estilo psicodélico de los 60 en el que fue creado el personaje, sirven para generar aquellas brutales imágenes caleidoscópicas que vemos en los dos primeros actos de la cinta.
Aunque la interpretación de Benedict Cumberbatch cumple, fans de la serie Sherlock notarán muchas similitudes entre ambos papeles entre cínicos y bromistas. Que nos les sorprenda pensar, «eso es lo que diría Sherlock» en más de una ocasión… quizá más de las debidas. Aun así, tanto él como el resto del cast cumplen a la perfección. Después de todo, tanto como Cumberbatch como Rachel McAdams y Chiwetel Ejiofor han sido nomiandos al Oscar y Tilda Swinton ya tiene una estatuilla en casa. Por otro lado, Mads Mikkelsen nos entrega un villano en el tono que ha caracterizado el MCU: de bajo perfil y algo genérico. Esto, claro, no es culpa del actor, pero es evidente que Marvel centra todos sus esfuerzos en crear superhéroes, no supervillanos (siendo Loki su única excepción). Otro pequeño detalle que saltará a uno que otro es en el apartado de la edición, pues resulta por momentos confuso saber cuánto tiempo pasa Stephen Strange entrenando versus los demás sucesos alrededor del MCU.
El 3D y los efectos visuales funcionan a la perfección y aprovechan la tecnología como pocas cintas de superhéroes. Una secuencia de acción en Nueva York, donde los edificios se doblan a diestra y siniestra mientras Stephen Strange cae por la lateral, genera un vértigo único.
Desafortunadamente, mientras el apartado visual de Doctor Strange brilla en todo su esplendor, la música daba para explorar aquella época y con uno de sus máximos representantes: Pink Floyd. Después de todo, la misma banda ha rendido tributo al personaje desde su aparición. Y mientras Michael Giacchino señaló que tomó inspiración de la banda y la escena musical -especialmente en los créditos finales-, lo cierto es que el tema principal nos remitió mucho a lo hecho por el compositor… pero para Star Trek. El uso de Pink Floyd se limitó al track «Interstellar Overdrive» del álbum Piper at the Gates of Dawn. Sin duda habría sido increíble que Disney buscara a músicos de bandas que no hayan realizado scores antes, como lo hicieran con Daft Punk para Tron el Legado, o como han hecho P.T. Anderson y David Fincher con Johnny Greenwood y Trent Reznor respectivamente. Simplemente habría sido la cereza en el pastel.
Es el tercer acto en donde parece que estamos ante la resolución del nudo argumental de la forma más genérica, pero Derrickson y compañía lo resuelven de una manera original para una cinta de superhéroes, no queremos arruinar la trama… pero el Doctor Strange domina las artes místicas a la perfección. Las dos escenas poscréditos ahora sí cumplen para crear un puente entre no sólo una, sino dos próximas cintas de Marvel.
No estamos ante el humor único de Guardianes de la Galaxia, o ante la química en pantalla en todo momento de Robert Downey Jr. en Iron Man, sin embargo, estamos ante un evento visualmente único dentro del MCU, un Stephen Strange dispuesto a unir el lado místico y galáctico de Marvel, a darle más peso a Asgard, ser el mentor que necesita Scarlet Witch o enseñarle a Scott a viajar en el reino cuántico, pero antes deberá dominar el ojo de Agamotto.