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Cine

Doblemente embarazada – Crítica

20-12-2019, 11:22:09 AM Por:
Doblemente embarazada – Crítica

Doblemente embarazada es abundante en sus clichés para construir una comedia forzada.

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Amor amarillo e irresponsablemente descuidado o la historia de amor que no es amorosa sino tal vez de empoderamiento en cuanto a las decisiones que toma el personaje protagónico, Cristina (Maite Perroni), quien está a punto de casarse con Javi (Gustavo Egelhaaf) cuando se reencuentra con su ex de la preparatoria Felipe (Matías Novoa), un exitoso y atractivo yogui viajero con quien acaba cogiendo. Ese mismo día había tenido relaciones con su pareja, así que cuando se entera que está embarazada se encuentra con la disyuntiva de no saber quién es el papá.

La ópera prima de Koko Stambuk, esposo de Maite Perroni, es abundante en sus clichés para construir una comedia forzada que se esfuerza por elaborar situaciones cómicas en las que los personajes masculinos luchan por demostrar su hombría ante sí mismos aunque el pretexto sea cuidar de Cristina.

Ella, por su parte, es autosuficiente en todos los planos: tiene una exitosa pastelería y no depende de nadie, aunque está enamorada y no quiere lastimar a su novio, por lo que decide que pueden esperar cuatro meses hasta que clínicamente sea posible determinar quién es el padre. Mientras, los tres deberán convivir aunque les pese.

Javi, un tipo inseguro, reacciona a la defensiva ante el confianzudo Felipe que, en términos de cliché, parece que lleva todas las de ganar: es cariñoso, amoroso, aparentemente pacífico y capaz de hacer incluso una cuna con sus propias manos. Javi confronta hasta literalmente atropellar a Felipe y pasarse de la raya con su mascota.

Las escenas de humor físico son exageradas al punto de estar en el borde de perder la comicidad. No solo por la excesiva expresividad de los actores, que parecen pausarse para hacer evidente su ira, su tristeza o su pacificidad como si no bastara con la situación por la que atraviesan ya de suyo sorpresiva, sino por la ejecución que sitúa la historia en un plano más fantástico que realista, por lo que pierde efectividad (la escena del vocho en el estacionamiento del hospital, la grabación de la presentación del proyecto, por ejemplo) a pesar de la riqueza del desaprovechado contexto planteado en temas sobre maternidad, compromiso, matrimonio, equidad, paternidad, elección y empoderamiento.

La excesiva expresividad de los actores, no solo propia de los tres protagonistas sino de los secundarios como la amiga en el cliché de lo alternativo y los papás de la novia, está más en la línea de las telenovelas; incluso, el giro que tiene la trama, lejos de darle un vuelco poderoso que era interesante, reafirma su cariz telenovelesco al instalarse plenamente en el plano del melodrama de culebrón.

Hay abundantes close-ups de Maite Perroni, que muestran su belleza pero que no aportan nada a la narrativa, la cual resulta tan chocante como su paleta amarillenta y sus aburridos emplazamientos. La banda sonora no tiene nada que ofrecer y el epílogo resulta uno más de los excesos ejecutados con opacidad por el debutante Stambuk que firma el guion junto con Diego Ayala.

autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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