Bolt – Crítica
La historia no cumple con la promesa que nos ofrece al principio. Buena a secas.
Aviones ultrasónicos, proyectiles zumbantes, enemigos estilo ninja con inutilizadores eléctricos, motocicletas y, entre las llamas, un perro llamado Bolt con superpoderes luchando para que su dueña salga sin un sólo rasguño. Cualquier película de acción mataría por tener una primer secuencia tan bien lograda como la que tiene la película de Bolt: una edición a la 24, una buena técnica de animación y un portentoso audio.
Sin embargo, a este can nadie le ha dicho que sus habilidades provienen de los FX de la televisión, que es un perro común y corriente, y que tras separarlo de su dueña, el road trip que está a punto de emprender, con todo y su proceso de autodescubrimiento, lo tendrá que hacer sin ninguno de sus súper poderes.
Éste segundo acto es el que acaba con las promesas que la secuencia inicial nos daba, y pronto se deja sentir un bajón en cuanto historia y acción que se tendrá que compensar con un par de acompañantes medianamente graciosos.
Es cierto, como película Bolt tiene una buena manufactura de animación, pero los altibajos del guión fallan en la emotividad que debe provocar la relación de una niña con su mejor amigo en el desenlace. Buena a secas. Mejor si la ves en 3D, pero Disney por sí solo aún no le llega a las glorias que ha hecho con Pixar.