Cómo entrenar a tu dragón – crítica
How to Train Your Dragon tiene una gran precisión técnica y una historia que se separa de otras de finales inmaculados.
En la fiebre por retratar seres mitológicos y adaptar a autores ingleses, DreamWorks presenta su 19o largometraje animado, Cómo entrenar a tu dragón (How to Train Your Dragon), historia construida a partir del 1er libro de los 8 que componen la colección escrita por Cressida Cowell. Aquí se retrata la vida de un adolescente vikingo que es rechazado por su comunidad al no desarrollar músculos, no usar armas y sobre todo, no querer pelear contra su enemigo ancestral: los dragones.
Meterse a animar agua, fuego y humo, todo en la misma secuencia, es un reto que la casa supo enfrentar de manera impecable. La conjunción de estos elementos aunados a la sensación de estar volando en la espalda de uno de estos seres alados, prueba un gran salto en cuanto a precisión técnica; mucho mejor cuando se expone al 3D, superando con creces lo hecho en Aliens vs monstruos del 2009.
Pareciera que el contenido es demasiado “masculino”, sin embargo, esto debe pasar a segundo plano al atestiguar que se tocan temas más universales como el madurar adolescente, los ritos de iniciación culturales, la tolerancia, la interacción con personas de capacidades diferentes y, de manera mucho más profunda, las relación padres e hijos.
Cabe destacar la conclusión de Cómo entrenar a tu dragón, que demuestra que los actos tienen consecuencias y que provoca que esta animación se separe de otras de finales inmaculados. Inusual para un mercado infantil, pero que marca la diferencia.