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Cine soviético: Historia, características y referentes

19-08-2024, 11:00:00 AM Por:
Cine soviético: Historia, características y referentes

Tras la revolución, el séptimo arte se convirtió en un arma que lo cambió todo.

La historia del cine se divide a través de diversas etapas, todas con innovaciones importantes para el séptimo arte. Y no podríamos disfrutar de éste si no fuera por las aportaciones del cine soviético de principios del siglo XX, encargado de llevar el montaje a otro nivel y revolucionar, literalmente, el lenguaje cinematográfico y sus posibilidades como nunca antes. Se puede tener una gran historia, sólidas actuaciones y valores de producción, pero no se construye una película sin algunos aspectos básicos que surgieron en esta corriente. Conoce más sobre el origen, las características, y los nombres que convirtieron al cine soviético en un ejemplo para el mundo.

¿A qué se le llama cine soviético?

Se denomina así a la vanguardia cinematográfica surgida en lo que hoy conocemos como Rusia, pero posterior a la revolución de 1917. Más en específico, a las producciones surgidas tras la creación de la Unión Soviética en 1922. El cine soviético se vio altamente influenciado por dicho movimiento social, y tuvo como principal característica mostrar los efectos revolucionarios en todos los niveles de su hechura, desde la concepción de los guiones hasta la postproducción de los mismos.

¿Por qué surge?

En febrero de 1895, los hermanos Lumière patentaron el cinematógrafo. Gracias a ese invento se les conoce como los creadores del cine. Sus primeras “producciones” eran de apenas un par de minutos, pero pronto comenzaron a incrementar su variedad ante las demandas de la gente. Dichas demandas provocaron que los Lumière tuvieran algunos “enviados” en otras partes del mundo, todo para capturar otros escenarios que enamoraran a la audiencia de la época. Uno de estos “enviados” llegó a Rusia, donde filmó la coronación del zar Nicolás II en 1896; fue así como el cine llegó dicho territorio. Entre esa fecha, y hasta antes del inicio de la Primera Guerra Mundial (1914), se produjeron más de 100 películas que competían con las incipientes producciones del resto de Europa.

cine soviético Lenin
Vladimir Lenin, fundador de la Unión Soviética.

Diversos historiadores consideran la Revolución rusa (febrero de 1917) como una de las transformaciones más grandes en la evolución de la humanidad. Ésta puso fin al llamado régimen zarista, pero dio inicio a otra ideología política: el leninismo. Su impacto provocó el surgimiento de un gobierno provisional que se haría cargo del país en el tiempo posterior a la Revolución. Este tampoco tuvo una gran duración, pues llegó a su fin tras el estallido de la llamada Revolución de Octubre, segunda fase del conflicto iniciado en ese mismo 1917.

Si el gobierno no fue el mismo tras el conflicto, mucho menos la sociedad. Las clases obreras y trabajadoras se habían unido a los comunistas para acabar con el absolutismo, y sus efectos se sentían en todos los sectores de la población. Empezar la Revolución dio pie a una tremenda crisis económica, pero el cine se convirtió en una necesidad para los líderes revolucionarios. Su poder para la propaganda y la difusión de ideologías era algo que no podían dejar pasar. En 1919, Lenin, dirigente de la Revolución, nacionalizó por decreto la industria cinematográfica con unas palabras que marcarían para siempre la historia del séptimo arte:

“De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante. Debe ser, y será, el principal instrumento cultural del proletariado”.

Se considera entonces, que la “segunda etapa” del auge cinematográfico en aquel territorio comienza tras la Revolución. El cine se convirtió en una especie de arma, ya que 80% de la población rusa era analfabeta y se les “adoctrinaba” usando las películas de la época. Pronto también se uso como una forma de transmitir conocimientos y fomentar el intelecto de los rusos. Surgió la Escuela Estatal de Arte Cinematográfico, en la que muchos comenzaron a prepararse para continuar el legado de quienes ya producían cine. Al mismo tiempo, otras corrientes o vanguardias ya dominaban Europa y manifestaban resultados notables. La influencia de éstas, más los rusos y sus ganas de aprender, dieron pie a una época que cambiaría el lenguaje cinematográfico.

El llamado cine soviético de las vanguardias aceleró su final a partir de 1927, cuando Iósif Stalin llegó al poder e impuso el realismo socialista como una doctrina obligatoria para todas las artes. Si bien, se produjeron películas después de ese año, ya no podían tocar los mismos temas que en años atrás. Los artistas tenían la encomienda de mostrar un estado unido que, gracias a la victoria del socialismo, tenía contentos a sus ciudadanos y con ganas de trabajar. Era imposible que se contaran historias donde se reflejara el día a día o los conflictos sociales. Esto provocó que muchos directores abandonaran la creación de importantes obras.

Cuando el cine sonoro comenzó a invadir el mundo, los grandes exponentes del cine soviético se enfrentaron a otro problema: en el país no existían las condiciones para producir cine de la misma manera que en Estados Unidos, por ejemplo. Sergei Einsestein, Vsévold Pudovkin y Grigori Aleksandrov, tres de los cineastas más prolíficos de la épica, publicaron en 1928 el llamado “Manifiesto del sonido”, donde expresaron sus preocupaciones por el mal uso del sonido, y cómo este podría dañar sus obras al punto de quitarles expresividad. No todos los realizadores de la época dejaron la producción cinematográfica tras la aparición del sonido en el cine. Pero la vanguardia que sorprendió por su arrojo y reflejo de la realidad poco a poco se desvaneció.

¿Qué caracteriza al cine soviético?

Una gran influencia del gobierno  

Si algo caracterizó al cine soviético fue la injerencia del gobierno. No se podía dejar de lado la existencia de un nuevo régimen. Lenin veía que el cine podía funcionar como difusor de ideologías, por eso lo trataba con peculiar cuidado. En muchas películas se usaron los eventos del pasado para narrar historias, así que era muy común encontrar temas históricos o que apelaran a los “aprendizajes” adquiridos en los conflictos bélicos del pasado.

La población al centro del conflicto

La ficción, el documental y los elementos pedagógicos iban de la mano. No se realizaban documentales como los vistos en la actualidad, con grandes investigaciones, pero sí se recreaba hasta el punto de mostrar un severo realismo. Todo estaba meticulosamente planeado para que la audiencia se sintiera como si hubiera “aprendido” algo. Los riesgos que el cine narraba en sus historias no sólo afectaban a una persona, sino a toda una población, por ello su impacto era superior.

El aprovechamiento del montaje

Durante años, el cine se enfocó en narrar historias de una manera “estática”. Es decir, consistía en una sucesión de imágenes trabajadas de forma individual para brindar el mayor sentido posible. La mayor característica, y quizá aportación, del cine soviético llegó gracias al montaje, una técnica de vital importancia hasta nuestros días.

El montaje no sólo consistía en unir las escenas o imágenes, sino en enriquecer la narración de una forma dinámica y provocando al espectador para que se involucre en la historia. El cine apostó, por primera vez, hacia cómo contar y reforzar la historia, no precisamente por la sucesión de los acontecimientos.

Sergei Einsenstein, uno de los cineastas más reconocidos durante la corriente

La propuesta básica del montaje era que, al juntar dos imágenes / escenas con significados diferentes, se generaba un tercer significado que involucraba mucho más a los espectadores. En vez de rodar las escenas de forma secuencial, la filmación podía realizarse por partes, desde diversos ángulos, y “unirse” al final para lograr el significado esperado.

El efecto Kuleshov

Gracias a los primeros avances del montaje, otros cineastas experimentaron algunas variaciones del mismo y llegaron a grandes descubrimientos. David Bordwell, famoso teórico de cine, describe el efecto Kuleshov con una sola frase: “lo que sucede en cada toma, sucede entre tus oídos”. Esto quiere decir que, al ver una película o serie, la relación entre una toma y la siguiente se genera dentro del espectador. No se encuentra escrita dentro de los guiones per se.

El director ruso Lev Kuleshov perfeccionó dicho pensamiento, que ya existía en Estados Unidos. Se apoyó en Sergei Einsestein, uno de sus mejores alumnos, y estudió cómo una escena podía cambiar de intención o significado dependiendo de la que le siguiera. Su experimento consistió en intercalar la expresión del actor Ivan Mozzhukin con un plato de sopa, un bebé en un ataúd y una mujer atractiva. Los resultados fueron contundentes: si bien, el realizador puede tener una intención al “montar” su película, la interpretación de ésta también depende de la audiencia y su reacción a lo que ve.

El efecto Kuleshov

Otras ideas de ruptura

Mientras algunos cineastas rusos experimentaban con el montaje, otros buscaban una nueva forma de “hacer cine” y propusieron diversas teorías. Destaca el cine-ojo, de Dziga Vertov, que hacía una analogía entre el ojo humano y la lente de las cámaras. Iba en contra de lo que hasta ese momento se conocía tradicional: guiones, diseño de producción, actores profesionales y grandes estudios de filmación. Su principal inspiración era la realidad, la cotidianidad del día a día y los fenómenos que se veían en las calles. Algunas de sus exponentes podrían pasar como documentales, pero se buscaba una identidad y montaje propios.  

Sus películas y directores más destacados

Mientras el cine soviético estuvo en todo su auge, hubo una gran variedad de nombres que sobresalieron por sus aportaciones y visión del séptimo arte. Entre ellos destacan Sergei Einsestein, Lev Kuleshov, Gregori Kozintev, Dziga Vertov, Vsévolod Pudovkin y Aleksándr Dovzhenko. Sus contribuciones no sólo perfeccionaron el montaje del cine soviético. También se vieron reflejadas en otros países y los convirtieron en exponentes fundamentales de lo que Rusia había logrado tras complicados años.

A continuación, algunas películas que, a pesar del tiempo, son un referente por su innovación.

El acorazado Potemkin (Dir. Sergei M. Einsestein, 1925)

Cine soviético El acorazado Potemkin

Se basa en hechos reales de 1905. La tripulación del acorazado Príncipe Potemkin de Táurida se cansa de ser tratada como basura. Una revuelta comienza cuando los oficiales quieren que los marineros coman carne podrida, y pronto las ideas de revolución se expanden a otros territorios. Con sólo 75 minutos de duración, se convirtió en todo un emblema de su corriente y época. En ella se puede ver el protagonismo de la sociedad por encima del individuo, un gran manejo de la cámara, y el más grande avance del montaje hasta la época. Como ejemplo se encuentra la famosa secuencia de la escalera, que combina numerosos planos, cortes y movimientos para incrementar la tensión.

La fiebre del ajedrez (Dir. Vsévolod Pudovkin, 1925)

A través de una peculiar historia de amor, esta cinta refleja cómo el ajedrez se volvió una auténtica obsesión para la Rusia post revolucionaria. Para el protagonista, jugar ajedrez no sólo es una gran pasión, también puede convertirse en el motivo de su ruptura amorosa. Se trató de un reflejo sobre la euforia que se vivió en la vida real por un evento similar al de la trama, e incluso mezcló tomas reales de la competencia. Fue una gran muestra de cómo el cine soviético experimentó con la realidad para crear una sátira encantadora.  

El hombre de la cámara (Dir. Dziga Vertov, 1929)

Se enfoca en mostrar el día a día de la sociedad varios años después de la Revolución y mientras se reconstruye hacia un nuevo futuro. Presenta numerosas escenas rodadas en las avenidas de San Petersburgo, y toma como protagonistas a los hombres y mujeres que día a día salen a la calle para trabajar y ganarse el pan de cada día. Gracias a su experiencia en la edición de un noticiero, Vertov demostró que no sólo la ficción podía contar historias, éstas también podían generarse tomando como protagonistas a los seres “normales”, esos que no tenían necesariamente una preparación artística. Este proyecto le dio reconocimiento a nivel mundial, y lo llevó a visitar parios países de Europa para compartir sus conocimientos con otros cineastas del momento.

Otras películas destacadas del cine soviético

  • Aelita (Dir. Yákov Portazánov, 1924)
  • La huelga (Dir. Sergei Einsenstein, 1925)
  • La sexta parte del mundo (Dir. Dziga Vertov, 1926)
  • Por la ley (Dir. Lev Kuleshov, 1926)
  • Octubre (Dir. Sergei Einsenstein, 1928)
  • Arsenal (Dir. Alexander Dovzhenko, 1929)
  • El gran dolor de una mujer (Dir. Mark Tereschenko, 1929)
  • Mis universidades (Dir. Mark Donskoy, 1930)
  • Tres cantos a Lenin (Dir. Dziga Vertov, 1934)

¿Qué legado dejó al cine?

Hablar de cine soviético es sinónimo de evolución en el cine que disfrutamos en la actualidad. Si hoy existen tantas técnicas para el montaje de una película, es por la experimentación de Einsenstein. Él llevó su peculiar punto de vista a todas sus filmaciones, y demostró que el rodaje secuencial no era la única forma de contar una historia correctamente. Resaltó la figura de lo que hoy conocemos como editores, verdaderos artistas que dan significado a todas las escenas que componen un largometraje.

También cambió la forma en que se contaban las historias, o mejor dicho, a través de quiénes se contaban. Antes de su irrupción en el cine, la “regla” era que todas las películas tuvieran un protagonista y sólo se siguiera su viaje de forma individual. Pero la sociedad tras la Revolución tenía mucho que decir. Eso incrementó el número de producciones donde el pueblo o la sociedad comandaba un proyecto. En la actualidad también es común que algunas películas sean protagonizadas por personajes sin conocimientos específicos de actuación, y esa tendencia comenzó durante el cine soviético.

Los descubrimientos y teorías sobre el montaje explorados por otros directores, como Kuleshov, terminaron por influenciar todo tipo de proyectos no sólo en Europa, sino en todo el mundo. Alfred Hitchcock, uno de los cineastas más reconocidos de los últimos tiempos, fue un gran estudioso del montaje soviético y lo “perfeccionó” en algunas de sus obras, como Ventana instantánea o Psicosis

Cine soviético Hitchcock influencias
Hitchcock y sus experimentos con el efecto Kuleshov

Si hoy podemos disfrutar de cintas que rompen con las normas establecidas, también es gracias al cine soviético. La necesidad de abordar la realidad en las calles provocó que las cámaras se convirtieran, más allá de los directores, en el principal recurso para contar verdades. Algunos estudiosos señalan que tendencias como el cine-ojo, por ejemplo, fomentaron el desarrollo de la postproducción. Se filmaba tanto material en las calles, con todo tipo de personajes, y a veces sin un guion, que editar todo el material, y contar una “historia” a partir de ello resultaba una proeza.

No sorprende que, a lo largo de las décadas, otras corrientes siguieran los pasos del cine soviético. Su éxito e impacto demostró la valía de abrir las puertas a otras mentes, visiones y formas de construir relatos. Al final, la revolución sí lo cambió todo, y tuvo la fuerza suficiente para llegar más allá de las calles.

autor Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.
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