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Cine

Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable – Crítica

03-08-2018, 3:48:59 PM Por:
Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable – Crítica

Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable tiene premisas con las que fácilmente el público de diferentes edades podía sentirse identificado, pero las resoluciones fáciles y el desdén de los personajes principales no ayudaron a cumplir el objetivo.

Cine PREMIERE: 3.5
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Winnie the Pooh conquistó a las generaciones de los años 80 y 90 con su primera adaptación a película animada por Disney. Era muy difícil no sentirse identificado con alguno de los personajes: El ego de Tigger, la gentileza de Pooh, el miedo de Piglet o la tristeza desmesurada de Igor. No obstante, la película de Christopher Robin: Un reencuentro inolvidable intentó conquistar a un público nuevo y complacer a quienes crecieron con Pooh y ahora tienen la edad de Robin… pero no lo logró.

Aunque Winnie the Pooh existe en papel desde 1924, se convirtió en un clásico hasta que Disney le dio vida. Pero en todas sus adaptaciones –en forma de serie de televisión o película– se ha hecho referencia a los libros de Alexander Milne. Esta ocasión no fue la excepción y el arranque con una breve introducción ilustrada con los dibujos originales de E. H. Sherpard generó esa emoción cada que el libro se abría para contar una nueva aventura en The Mini Adventures of Winnie Pooh.

Christopher Robin película

La película cuenta la historia de Christopher Robin de adulto, con una familia y un trabajo muy absorbente que no le permite pasar tiempo suficiente con su hija y esposa y mucho menos recordar la infancia feliz que vivió a lado de los vivaces animales de peluche.

Las premisas secundarias y primarias tratan temas delicados y sensibles por los que cualquiera pasa en algún momento. Por un lado, Christopher representa al adulto que prioriza el trabajo ante cualquier otra circunstancia en la vida, a la vez que simboliza el delicado límite entre conservar las virtudes de la infancia y lo que debemos dejar atrás para llegar al escalón inalcanzable de la madurez. Además, de forma accesoria, uno de los problemas que debe resolver dentro de su empresa es un corte presupuestal, el cual implica un gran recorte de personal. Otro tema delicado.

A pesar de ser temas sensibles, estos no logran ser emotivos porque la resolución a los principales nodos de la película fueron muy rápidos y predecibles. Se le dedica muy poco tiempo a la despedida de Winnie y Christopher, así como a su reencuentro, en el cual Pooh es rechazado porque es significado de inmadurez para Robin. Aunque al parecer, ambos aceptan las conclusiones sin mayor problema.

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Además, aunque el director Marc Forster (Buscando el País de Nunca Jamás), decidió que las escenas se filmaran con la presencia de los peluches para lograr mayor conexión con los actores, Ewan Mc Gregor actúa con gran indiferencia ante el cambio de etapas y el conflicto con su familia. Mientras que la rabia de una madre que se siente aislada por su esposa tampoco es del todo transmitida por Hayley Atwell.

«El mejor es Winnie Pooh, es Winnie Pooh, un travieso osito de algodón relleno…». Contrario a lo que dice la canción más famosa de este clásico, los personajes secundarios siempre han jugado un papel importante en las aventuras de Pooh y esta vez no son más que un accesorio. Hay personajes como Tigger, Piglet o Igor que fueron muy bien recibidos en su momento hasta el grado de tener su propia película, pero esta vez no tienen mayor protagonismo. En la cinta sólo hay una secuencia en la que conviven entre sí, por lo que podría resultar decepcionante para quien espera ver los espectaculares detalles de la personalidad de esos personajes.

Eso sí, la producción es impecable. Los planos generales en los Bosques de Ashdown –en los que el creador Milne se inspiró para escribir el primer libro de Pooh– que sirven de escenario para los Bosques de los Cien Acres, son sensacionales. Además, el cuidado de los detalles en los peluches para lograr un movimiento natural y una sensación de antigüedad y suciedad después de tantos años lejos de Robin, son muy bien logrados.

Lamenatablemente en su película, Christopher Robin no logró acompañarnos después de mucho tiempo, como Andy lo hizo en Toy Story. Sin embargo, es entretenida y por momentos graciosa a pesar de las deficientes actuaciones y las resoluciones fáciles. Además, el nuevo público infantil podría quedar muy satisfecho y contento con una historia tan sencilla y lenta que caracteriza a esta nueva entrega del «osito bobito».

autor Escribir y el cine son mis más grandes amores. Admiro a Tarkovski, pero lloro cada que veo Up.
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