Cara de ángel – Crítica
Cara de ángel es un drama punzante, realista, retratado con una cámara claustrofóbica y un constante uso del close-up, que resulta en una una ópera prima prometedora.
Si algo ha sabido hacer Marion Cotillard en su carrera es no encasillarse después de ganar el Oscar por su interpretación de Edith Piaf en La vida en rosa. Ha pasado por diversos géneros y amplitud de proyectos, desde grandes blockbusters como El Caballero de la Noche asciende, hasta producciones festivaleras, como su trabajo al lado de los hermanos Dardenne con Dos días, una noche, y su nueva cinta: Cara de ángel (Gueule d’ange).
Sin embargo, aunque ella es el rostro más conocido del filme de Vanessa Filho, la verdadera estrella y protagonista es la pequeña Ayline Aksoy-Etaix, quien interpreta a Elli y transmite el dolor que la lacera casi sin decir palabras, son contados diálogos pero melancólica emoción. Siendo la hija única de una madre soltera, Marlène (Cotillard), la idolatra y observa con detenimiento mientras hace desfiguros por su romance con el alcohol.
Su dependencia a la bebida e inestabilidad es tal que está a punto de contraer su quinto matrimonio, pero lo echa por la borda el mismo día de la boda. En medio de la depresión que la corroe, una noche de fiesta Marlène conoce a un hombre con quien se marcha varios días y por el cual abandona a su hija de sólo ocho años, quien trata de sobrevivir por su cuenta.
Al igual que El proyecto Florida, también presenta a una figura maternal irresponsable a la vez que se denuncia la marginación con que viven las personas relegadas a la periferia o consideradas “menos” que quienes les rodean. Pero Cara de ángel no implementa humor para retratar la tragedia, el dolor y la soledad en los que se ve envuelta Elli tanto en su casa vacía, como en la escuela, o en la calle. Retrata una orfandad que radica en la ausencia de la madre mas no en su muerte, y ese escenario puede ser igual o hasta más desolador.
Por encima de todo, este drama punzante, realista, retratado con una cámara claustrofóbica, un constante uso del close-up y una paradójicamente etérea paleta de colores, retrata como ningún otro el aprendizaje y modelaje de conductas. Desde las primeras secuencias Filho enfatiza cómo los niños aprenden con el ejemplo –para bien y mal–, y pueden emular conductas autodestructivas, más bajo el paraguas del desamparo. No obstante, deja un poco al margen la ineptitud y desatenciones escolares para detectar a alumnos con graves problemas en el hogar.
Cara de ángel es sobrecogedora, un destacado filme a nivel actoral gracias a la volubilidad emocional que representa Cotillard en un rol complejo, y la química que cosecha con la revelación Ayline Aksoy-Etaix. Aunado a eso, la realizadora nunca cae en la salida fácil de exacerbar sentimientos con artilugios musicales grandilocuentes, sino que retrata las escenas con limpieza y recargándose en el peso de la actuación; aunque tampoco está exenta de ciertos excesos.
Con palpable sensibilidad, Vanessa Filho hace una ópera prima prometedora, desgarradora y reflexiva que tal vez llega a echar mano de elementos fortuitos para narrar su historia, pero que impele a pensar en aquellos niños sumidos en la orfandad por el ensimismamiento de sus padres, y ése puede ser uno de los peores tipos de soledad con los cuales lidiar.