Capitán Phillips – Crítica
Basada en una historia real, Captain Phillips destaca por la entrañable y dolorosa interpretación de Tom Hanks, una de las mejores en su carrera.
Entre todas las películas basadas en una historia real que se estrenan en esta temporada de premios, la película de Capitán Phillips (Captain Phillips) destaca como la más accesible y, sobre todo, por la entrañable y dolorosa interpretación de Tom Hanks, la cual fácilmente puede ser considerada como una de las mejores en su prolífica carrera.
Dirigido por Paul Greengrass, este thriller de vida real sobre un barco carguero norteamericano secuestrado por un grupo de piratas somalíes en la costa de África en el 2009, sin duda te mantendrá al filo del asiento. Con todo y que ya sabemos que el Capitán Phillips sobrevivió y eventualmente escribió el libro en el que está basada esta cinta: A Captain’s Duty: Somali Pirates, Navy SEALS and Dangerous Days at Sea.
Traducir el drama de los eventos reales a la gran pantalla puede ser una tarea difícil, pero el también guionista de Los Juegos del Hambre, Billy Ray, establece rápidamente a los protagonistas en simples escenas que nos dan un vistazo hacia su personalidad desde el principio. Rich Phillips (Hanks, como el ‘tipo normal’) es llevado al aeropuerto por su esposa, es un hombre de familia que se va a trabajar como tantas veces lo ha hecho, sin fanfarrias.
Luego eso es contrastado con los hambrientos y desesperados piratas somalíes, cuyas acciones nunca son excusadas, pero cuyas oportunidades se ven limitadas al ser manipulados por un líder guerrero que los obliga a secuestrar un barco. Ahí es donde el debilucho “Skinny” (Barkhad Abdi, genial en este papel) se demuestra con gran habilidad. Greengrass no pierde tiempo y pronto tiene a esos piratas armados persiguiendo al barco y abordándolo. Son cosas de miedo y su representación aquí es tanto un gran logro cinematográfico, como un vistazo íntimo a lo que estos piratas están dispuestos a perder.
Una vez que abordan la nave, Capitán Phillips se convierte en una película impulsada no sólo por el miedo de Hanks y su equipo, sino de los piratas también, pues nadie en este barco sabe cómo resultarán las cosas. La tensión es palpable. Aun cuando la marina norteamericana llega, la tensión continúa escalando al tiempo que las ramificaciones políticas del secuestro obligan a una solución decisiva. Phillips, ahora separado de su equipo y atrapado en un bote salvavidas claustrofóbico, se está desmoronando, con el lento paso del tiempo su optimismo se vuelve una negociación. Sí, conocemos el resultado, pero eso se nos olvida para cuando llegamos a esos últimos momentos del filme. El impacto visceral del dolor de Hanks es tal, que nos quita el aliento.