CANNES 2018: arranca hablando español
Todos lo saben, la película en español del iraní Asghar Farhadi es imperfecta, pero es actuada con entereza por Penélope Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín.
La imagen de un beso sobre azul cobalto y letras doradas inunda cada espacio disponible en Cannes, en la mañana anterior al inicio del festival más grande e influyente del orbe. Se trata de Jean Paul Belmondo y Anna Karina en una imagen extraída de Pierrot, el loco (1965), película que, ironías aparte, fue presentada en Venecia y no en Cannes por su director, el inconformista y siempre problemático Jean-Luc Godard. De hecho, fue hace cincuenta años exactos que, en la fiebre por el histórico Mayo francés de 1968, Godard encabezó una vibrante protesta exigiendo que aquella edición del festival se clausurara, y lo logró: solo llegaron a exhibirse once de las veintiocho películas seleccionadas.
Medio siglo después, Godard vuelve a estrenar una película en Cannes —El libro de la imagen— y una de sus imágenes fetiche adorna las paredes, postes y aparadores de este pueblo costero del sur francés. Y aunque Cannes es un encuentro de tradiciones antiguas y largas fidelidades, el de este cineasta de la Nueva Ola es uno de los pocos nombres reconocibles en una competencia marcada por las óperas primas, los nuevos nombres y las nacionalidades poco frecuentadas. Vientos de cambio, quizá para bien. En todo caso, menos drásticos que los de aquel mayo revolucionario.
Como apertura, la primera vuelta de tuerca: una película inaugural hablada en español. Todos lo saben, del iraní con doble Oscar Asghar Farhadi, es un extraño proyecto de coproducción que el cineasta persa escribió en su lengua, tradujo luego al castellano con ayuda de intérpretes (él no habla español) y finalmente rodó con Javier Bardem y Penélope Cruz. Así que el guion, una saga de suspenso sobre rencores familiares y provinciales, fue relocalizado en el norte de España, sumando a Ricardo Darín como el marido argentino de Penélope Cruz.
El riesgo de un tránsito cultural como ese no es menor, y requiere más coraje que el de aquellos cineastas del world cinema que eligen mudarse a Los Ángeles y al cine en inglés. Todos lo saben es una película imperfecta y que confía demasiado en sus muchas vueltas de tuerca, giros y revelaciones, que, seguramente, la herirán de muerte en el segundo visionado. Pero es una película escrita con nervio, actuada con temple y que no abusa de la España folclórica tanto como podría. Su acercamiento al ser castellano está, al menos, no tan extranjerizado como los emprendidos por Woody Allen (Vicky Cristina Barcelona) o Alejandro González Iñárritu (Biutiful) en años recientes.
Es imposible juzgar esta edición por el primer bocado, pero Todos lo saben deja hambre para recibir apuestas más altas y propuestas más arriesgadas. El camino de los siguientes días es tan variado que va de Solo: Una historia de Star Wars a lo nuevo de Lars von Trier, Gaspar Noé y Terry Gilliam. Es también una jornada de despedidas, como la rendida hoy a Milos Forman, o de momentos insólitos, como escuchar a Martin Scorsese tomar el micrófono para hablar sobre Emilio «El Indio» Fernández, durante la proyección especial de una copia restaurada de Enamorada (1946). Sorpresas no faltarán: una vez más, Cannes levantó el telón.