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Cine

Call Me By Your Name – Crítica

02-02-2018, 11:49:11 AM Por:
Call Me By Your Name – Crítica

Llámame por tu nombre es un relato delicado, cosmopolita y sensual sobre el paso del tiempo y la fugacidad del primer amor.

Cine PREMIERE: 5
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Las fronteras suelen ser menos interesantes por lo que dividen que por aquello que se entremezcla y se funde a pesar de las barreras. Llámame por tu nombre, la quinta película dirigida por Luca Guadagnino, parece estar escrita como una pieza musical o una carta de despedida con esta idea en la cabeza. Situada en la región de Liguria, en el norte soleado de Italia y a poca distancia de la frontera con Francia, transpira y evoca la esencia de un paisaje que a lo largo de los siglos ha sido a veces italiano y a veces galo, pero siempre mediterráneo hasta la médula: un terreno fértil para el amor o el deseo.

El propio Guadagnino conoce bien las fronteras móviles en donde se entrecruzan tanto lenguas como nacionalidades y pasiones: siciliano nacido en Palermo, es hijo de una argelina y un italiano que decidieron mudarse a Etiopía cuando Luca nació. Quizá por eso, la figura del emigrante bien asimilado a otras culturas es un personaje común en las películas del director. En Llámame por tu nombre, este motivo reaparece para contar el romance de verano entre un americano judío de nombre francés, Oliver (Armie Hammer) y un adolescente francés de nombre italiano, Elio (Timotheé Chalamet), cuando el azar los reúne en una villa de Liguria, durante unas semanas, en 1983.

Para cualquiera que tenga en la memoria reciente recuerdos del Nintendo original o de su primer Walkman, cuesta hacerse a la idea de que una película situada a inicios de los ochenta califique ya como “cine de época”. Consciente de este mecanismo, profundamente pop y más o menos hípster, Guadagnino diseña y ejecuta atmósferas que potencian la nostalgia, la vitalidad de la memoria y el sabor de la pérdida como condimentos para especiar en la boca el sabor del primer amor perdido. Aunque el argumento de la película termina por ser menos importante que sus texturas emotivas, se puede resumir como el descubrimiento del amor a través de un muchacho (Chalamet) y un joven académico (Hammer, quien explora registros actorales muy distantes de su trabajo en Animales nocturnos o Red social).

Formado como autodidacta en la dirección, Guadagnino combina su filmografía con una curiosa segunda vida como diseñador de interiores, vocación que se traduce en la delicada y sensual ambientación de locaciones en Llámame por tu nombre: la arquitectura, texturas y el naturalismo sutil de los ambientes hacen creer que los personajes no sólo habitan los espacios que observamos, sino que viven a través de los mismos. Cinéfilo obsesivo y deudor de varias tradiciones del cine europeo, trae a la memoria las mejores películas de Eric Rohmer (Cuento de verano, especialmente), de André Téchinè (Los juncos salvajes) o de las adolescencias turbulentas y traviesas retratadas por François Truffaut.

Sin importar cuántas de sus ocho nominaciones sumadas entre Oscar y BAFTA se conviertan en estatuillas, Llámame por tu nombre parece ser una transición perfecta entre las películas previas de Guadagnino y su incursión plena en los mercados de habla inglesa mediante el remake de Suspiria y el thriller internacional Río, que se estrenarán en los siguientes dos años.

autor Periodista, cinéfilo y lector compulsivo, conductor en Mi cine tu cine (Once TV), locutor, jazzero y tragón. Miembro de la Semaine de la Critique de Cannes en 2014 y del Berlinale Talents Press. Estando antes en París, pasaba más tiempo dentro del cine que afuera, así que volví a la Ciudad de México en donde el cine es más barato y, digan lo que digan, se come mejor.
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