Attack on Titan: The Final Season – Crítica del episodio 18

ADVERTENCIA: La siguiente review del decimoctavo episodio de Attack on Titan: The Final Season contiene spoilers.

Attack on Titan entró en su último arco y, de inmediato, coloca la situación de la guerra en Paradis en el punto de inflexión que determinará los eventos por seguir: con Eren avanzando hacia Zeke, quien yace malherido, listo para tocarlo y activar el poder del Fundador. Todos los personajes convergen, entregando un capítulo en el que las piezas se acomodan para el objetivo principal. 

“Ataque furtivo” es un episodio con relativamente poca acción, que se concentra en momentos de desarrollo de personajes. Si el capítulo anterior marcaba objetivos (como evitar que los hermanos Jaeger se toquen) y exigía toma de decisiones (ayudar a Eren o no); en éste, se moviliza el núcleo emocional, una vez que cada quien ya sabe qué deben hacer y han tomado decisiones. Todo, en medio de la pelea que tiene a Eren contra las cuerdas, exhausto y luchando con ferocidad.

Armin, Mikasa y los demás deciden que ayudarán a Eren, pese a reconocer sus sentimientos encontrados: tristeza, traición y enojo mezclados con afecto. A fin de cuentas, es imposible que tantos años de camaradería se borren fácilmente.

A pesar de que todos están contrariados, Mikasa lleva la peor parte; no solo porque Eren aseguró que la odiaba, sino también porque duda sobre qué tanto de su libre albedrío está comprometido por los mandatos de su sangre. Recordar la violencia de Eren la lleva a actuar con dudas y a una ruptura simbólica con él, al dejar la bufanda roja atrás. Con eso, Mikasa se desprende de una motivación que posee desde el inicio: cuidar a Eren. La acción indica que, de llegar un momento determinante, hay una parte de ella dispuesta a hacer lo necesario sin dejarse llevar por sus sentimientos.

Mikasa carga con una responsabilidad importante en este último arco, al ser el mayor asidero emocional de Eren, cuyo viaje tiene en el horizonte un evento trágico. Su debate entre el libre albedrío y la predeterminación, resuena como una temática importante de la serie, si pensamos que lo visto hasta ahora habla de cómo el pasado determina el presente y de cómo los personajes, hasta cierto punto, son títeres de la historia de racismo y opresión que los antecede.

De esto último se percata Gabi, en un momento que sirve de clímax al episodio. Mientras se esconde con Colt y Falco, la familia de Sasha pasa afuera. Gabi escucha al señor Blouse expresarse de ella como “fuerte”. Sin embargo, Kaya afirma que la quiere matar. Mientras se derrumba ante este contraste, como dándose cuenta de la complejidad de las emociones que ahora se dirigen hacia ella, toma consciencia de la jaula ideológica en la que ha vivido.

Su frase: “en esta isla no había demonios, solo humanos”, sintetiza cómo ha operado en ella todo un sistema de ideas que perpetúan la desigualdad, el estigma y la discriminación. En un golpe de emoción, percibe que ha reproducido esas ideas una y otra vez; que ha vivido acorde a una historia sostenida por el odio. La imagen de una jaula con la puerta abierta simboliza como ha llegado a salir de esa prisión (o, acaso, por lo menos a abrirla).

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En “Ataque furtivo” también se destacan momentos de humanidad y empatía. Por un lado, cuando Nile deja a Falco con su hermano, entregándoselo sin ningún asomo de rabia. Afirma que ese no es un lugar para niños, demostrando que se percata de que una guerra transgrede la inocencia, exigiendo ira y resentimiento. Nile, con su propio dolor de saber que no volverá a ver a su familia, se toca el corazón para reunir a dos hermanos.

Por otro lado, Gabi también demuestra gratitud y lealtad, al querer ir por Falco. Toma en cuenta que él la salvó y que sería egoísta no corresponder. Asimismo, Falco se lleva uno de los momentos más tiernos al confesarle a Gabi que la ama y que quería evitar que obtuviera el poder del Titán Acorazado. ¿Qué es amar si no el querer que la persona que quieres viva y sea feliz? Este momento de ternura adolescente nos recuerda que los personajes tienen más dimensiones que solo aquellas relacionadas con lo militar o la búsqueda de poder. Recuerda que el amor no se termina ni siquiera en un campo de batalla.

Los desarrollos emocionales se presentan en situaciones tan atípicas como en la batalla entre Eren y Reiner. Este último le pregunta al hermano Jaeger, un poco en sentido figurado, por qué no se rinde. Si recordamos que él ha tenido momentos en los que el cansancio existencial de una vida dedicada a soportar golpes lo ha llevado a perder la voluntad de vivir, tiene sentido que haga esa pregunta.

Al mismo tiempo, también entiende porqué sigue luchando, aunque sabe que ese ánimo de avanzar surge de un mandato que responde a la perpetuación de una historia de antagonismos. En última instancia, seguir avanzando solo beneficiará a que esta guerra nunca acabe.

Por último, la aparición de Zeke es sorpresiva y nos otorga momentos en los que vemos a los dos hermanos colaborar en medio de un campo repleto de actores que quieren detenerlos. La animación de MAPPA en las secuencias de pelea sigue siendo consistente, aunque el CGI fue más notorio en este episodio.

El emocionante final, con Eren avanzando y Zeke cayendo luego de ataque de Magath, promete que el próximo episodio será una batalla contrarreloj por llegar a tocarse antes de que todos lleguen a impedirlo: Mikasa, Armin, Falco y Gabi, los soldados de Marley…. la situación desesperada puede hacer que surjan fuerzas de las cenizas.

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Attack on Titan: The Final Season está disponible en Crunchyroll y Funimation. 

Carlos Carrizales Comunicólogo. Aprendí a graduarme en todo de aprendiz. Cinéfilo irredimible, que nunca puede ver todo lo que quisiera. Aspirante, también, a periodista. Amante de las series, de la trova, y de todo lo que implique conocer cosas nuevas.