Astérix, el secreto de la poción mágica – Crítica

De manera renuente, el druida de la aldea de Astérix y Óbelix acepta que es momento de iniciar la búsqueda de su reemplazo. En compañía de su pueblo, el viejo y sabio Panoramix deberá recorrer los asentamientos de la Galia para encontrar a su sucesor y, sobre todo, para depositar el secreto de la poción mágica que brinda temporalmente fuerza sobrehumana a quien la beba.

Es en verdad formidable el fenómeno del cómic francés, creado en 1959 por René Goscinny (texto) y Albert Uderzo (ilustraciones), que ubicaba la historia en el año 50 A.C., en el único pueblo galo resistente a la ocupación de la República Romana. El sentido del humor autoparódico y de estereotipos de diversas nacionalidades desde el punto de vista francés, amén de su carácter coral gracias a la diversidad de personajes, ganó el gusto del público.

La historieta se ganó el gusto del público gracias a su sentido del humor autoparódico y de estereotipos de diversas nacionalidades desde el punto de vista francés.

Tan sólo ocho años después de su creación, se estrenó la primera película animada: Astérix, el Galo (Astérix le Gaulois, 1967). A la fecha, incluyendo la presente, suman ya diez cintas de animación, además de los cuatro largometrajes «live action» protagonizados por Gérard Depardieu entre 1999 y 2012. Después del éxito rotundo en Francia de la primera versión animada por computadora, intitulada Astérix: la Residencia de los Dioses (Astérix: Le domaine des dieux, 2014), los realizadores Alexandre Astier y Louis Clichy regresan con una nueva aventura e impecable técnica de animación, buen ritmo y simpáticas ocurrencias.

Destaca en esta nueva versión la creatividad recurrente en el uso de diversas perspectivas de cámara, para generar divertidas ilusiones. Como aquella ominosa sombra que se cierne sobre un pequeño jabalí y que se combina con los ojos del animalito para presentar una monstruosa figura. Por cierto que ese jabalí funciona como un enternecedor soporte humorístico a lo largo de la cinta.

Desde su origen literario, y también desde su primer filme en el ’67, la famosa poción ha sido fundamental en la narrativa de Astérix. Y de nueva cuenta toma su lugar protagónico, en términos de relevancia, protección y del peligro de que caiga en manos equivocadas.

Dentro de los guiños contemporáneos del nuevo filme, que se suman al espíritu clásico de las historietas, estaría un curioso referente a los mecas y kaijus, que resulta disfrutable. Y no menos importante, el indispensable sufijo «ix» para nombrar individuos en base a sus personalidades. Como la efímera presencia de un tal Selfix (por aquello de las «selfies», por si no quedara claro).

Astérix: El secreto de la poción mágica funciona como una divertida road movie y –en otro sentido– como interesante vehículo para presentar el universo de este clásico cómic francés a nuevas generaciones. Salvo por aquellos tropicalismos innecesarios en el doblaje presentado en nuestro país. Como aquellos dos personajes que hablan con acento yucateco y norteño. Ni hablar.

Charlie Del Río Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.