El señor de los anillos: Los anillos de poder – Crítica de los Episodios 1 y 2

Luego de tantos años de idolatrar la trilogía de El señor de los anillos, tocar el tema incluso se siente como un asunto delicado. Sin embargo, aquí estamos, con la esperanza de que aquella tarea imposible que sólo pudo lograr Peter Jackson se haya conseguido de nueva cuenta. Es grato confirmar que estamos de suerte. Los episodios de 1 y 2 de Los anillos de poder son el inicio más feroz e impresionante que haya visto la televisión moderna.

Tan sólo durante los primeros quince minutos de su primer episodio, esa magia que desprenden los textos de Tolkien se puede ver perfectamente reflejada en la pantalla. Con una suerte de prólogo, similar al que utilizara La comunidad del anillo en su tiempo, es como este show nos pone en contexto. Años atrás los elfos de Valinor (una tierra imperecedera situada en los confines del mar) no conocía siquiera la palabra muerte. Sin embargo, cuando la oscuridad atacó aprendieron el significado por la fuerza. 

Nadie lo tomó más personal que Galadriel (Morfydd Clark), quien perdió a su hermano en el proceso y juró junto a su cadáver que no descansaría hasta ver al mal derrotado. Es triste pensar que para que eso suceda realmente, habrá de pasar por lo menos una edad y media del mundo. No obstante, lo más excitante de Los anillos de poder es que sin importar que ya conozcamos el final de esta historia, de alguna manera los personajes y las tramas presentadas aquí se perciben tan vivaces que inmediatamente existe un interés genuino por profundizar en ellas. 

El truco para que lo anterior suceda es presentar una gran carga de novedad. Los showrunners JD Payne y Patrick McKay se alejaron del camino tradicional. Incluso cuando Peter Jackson se ofreció para trabajar como consultor en la escritura de los guiones, el par declinó la oferta. Así entre los dos tejieron lo que sería su propia mirada de la Tierra Media y en el proceso añadieron una gran cantidad de personajes nuevos. 

Los fans más acérrimos deberán ser muy comprensivos y receptivos con los cambios. Quizá deban experimentar este mundo como si fuera la primera vez, lejos de sólo repasar lo ya conocido. Sería una lástima que se lo perdieran porque la serie tiene un gran pulso narrativo y grandes formas de contar su historia. 

Algo que distingue a la serie de El señor de los anillos o El Hobbit, es que en aquellas la acción principalmente era guiada por un grupo en constante movimiento. Aquí conocemos desde el primer episodio varios puntos de vista en distintas partes del mapa. Están los Pelusos, que en realidad son los ancestros de los Hobbits (la serie no tiene los derechos para llamarlos así). En el sur está la raza de los hombres, quienes son vigilados celosamente por los elfos (en el pasado ayudaron al enemigo). También los enanos quienes viven de manera majestuosa al interior de las montañas. Y desde luego los elfos quienes prácticamente son la raza dominante durante la Segunda Edad. 

Aquí surge otra gran disyuntiva. Hasta el momento todo lo que conocemos de la Tierra Media en el cine es propulsado por los Hobbits. En esta ocasión los elfos son el hilo conductor. Y es que después de todo, la intención primaria de la serie será develar la creación de los anillos de poder y la forma en la que un seductor Sauron engañará a los elfos y los hombres hasta desembocar en la creación del Anillo Único.

Dejando a un lado las similitudes y las diferencias, los episodios 1 y 2 de Los anillos de poder demuestran que puede sostenerse por sí misma. Quizás toda la iconografía resuene a la trilogía de Peter Jackson. Sin duda el diseño de producción, los maquillajes y el vestuario están profundamente influenciados por las películas. Sin embargo, en donde se diferencia es en lo más importante, que es el corazón de su historia. Lejos de que las imágenes nos recuerden a las franquicias conocidas, lo que realmente viene a la cabeza son las historias de J.R.R. Tolkien. 

La puesta en escena de J.A. Bayona es probablemente lo más inspirado que ha hecho nunca. Ese tono rosado de sus filmes, aquí le viene como anillo al dedo. Las historias exudan fantasía épica al por mayor. Personajes de corazón generoso, o un trasfondo que no es otro que la eterna lucha del bien y el mal. No parece que más adelante se complique con comentarios sociales o política compleja. Es una demostración moderna de la fantasía a gran escala. 

Y esa escala se puede percibir no sólo en el gasto que hizo Amazon, sino en el resultado final. Es un poco agridulce pensar que el trabajo visual que existe detrás de esta producción esté destinada para la televisión. Una pantalla grande le haría más justicia a la fotografía de Óscar Faura -recurrente colaborador de Bayona- quien captura la grandilocuencia de la Tierra Media con singular belleza. Cualquier fanático de Tolkien habrá de sentir escalofríos mientras la cámara visita la capital elfa de Lindon, o el interior de Khazad-Dum. 

La Tierra Media también se percibe majestuosa gracias a la banda sonora de Bear McCreary. El músico obedece la escuela de la composición musical tradicional. No solo utiliza la grandilocuencia de la orquesta, sino que crea motivos musicales que acompañan de cada situación vista en pantalla. Es decir, cada personaje, cada lugar importante, o cada raza tienen su propio tema musical. En tan sólo dos episodios McCreary ya demuestra su astucia para jugar con todos ellos y combinarlos en favor de las imágenes, para darles un significado musical y narrativo. Sin duda una labor muy cercana a la que hiciera Howard Shore en el pasado. 

Otro gran acierto es el elenco elegido para dar vida a estos personajes. La gran mayoría quizá sean relativamente desconocidos para el público. Y es precisamente aquello un punto a favor. Aunque el guion trata de mantener un esquema coral, sucede que la que más sobresale y se percibe como protagonista es la Galadriel de Morfydd Clark. La actriz sueca se adueña de todos los puntos importantes del personaje. Su acierto no es parecerse a la imagen de Cate Blanchett (la serie no intenta eso), sino el conseguir equilibrar ese aire etéreo característico de su raza, y al mismo tiempo funcionar como una guerrera. Su motivación es quizá la más poderosa de todas, porque esconde detrás una carga emocional más compleja. 

También destaca la pequeña Markella Kavenagh quien da vida al personaje más encantador de los Pelusos. El el Príncipe Durin IV interpretado por Owain Arthur, se encamina para convertirse en un favorito de la audiencia; así como la personificación del Elrond de Robert Aramayo. A decir verdad todos los personajes presentados se vislumbran interesantes y desde el primer episodio el espectador genera empatía por cada uno de ellos. 

Aún es pronto para asegurar que esta serie será una de las más grandes de la historia. Pero el testimonio de sus primeros dos episodios demuestra que el equipo detrás esta producción se tomó muy enserio la titánica misión. Los anillos de poder es un impresionante regreso a la Tierra Media que exuda compromiso y amor por los textos de Tolkien, mientras aprovecha su monstruoso presupuesto para desdibujar esa línea que divide al cine y la televisión. 

Los anillos de poder llegará a Amazon Prime Video cada viernes.

Luis Angel H Mora Mi relación más estable es con el cine, la fiesta y la música. Me encanta escribir sobre cine, conocer gente nueva y compartir ideas. Idealista en todo sentido, supongo que es mi rasgo acuariano de ascendente.