Ambulancia – Crítica de la película

Nuestra crítica de la película Ambulancia. El cine de Michael Bay siempre es divisorio. Tiene seguidores y detractores. Y es que, desde que comenzó su carrera en Hollywood, el director demostró su afinidad por las cintas de acción estruendosas, con explosiones de proporciones gigantescas. Las películas que conforman su filmografía son consideradas como entretenimiento sin mucha trascendencia.

Quizá Ambulancia, su más reciente proyecto, no sea la propuesta que cambie ampliamente la percepción de su trabajo: de nuevo, el responsable de Armageddon (1998) nos mete de lleno en un sinfín de caos. Sin embargo, por extraño que parezca, estamos ante una cinta que tiene cierto dejo de madurez e incluso un considerable peso emocional.

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Se nos cuenta la historia de Will Sharp (Yahya Abdul-Mateen II), un exsoldado que no puede cubrir los gastos para una cirugía que necesita su esposa enferma de cáncer. Por ello, deberá recurrir a su hermano adoptivo Danny (Jake Gyllenhaal), un experimentado ladrón de bancos que, mediante un ambicioso atraco, le ayudará a conseguir $32 millones de dólares. Cuando las cosas se salen de control, ambos secuestran la ambulancia operada por la tenaz paramédica Camile “Cam” Thompson (Eiza González), a quien toman como rehén junto con un policía herido. Así, inicia una gran persecución alrededor del área metropolitana de Los Ángeles.

Una cosa es segura: como ya es usual, no todas las reacciones a la producción serán positivas. Resulta sencillo percibir que el conjunto sigue una fórmula gastada. Una que, por cierto, ya ha sido construida por Bay en sus entregas anteriores. Pero más que nunca, las cuestiones técnicas adquieren un protagonismo palpable.

La edición es por demás machacante. Al igual que el vehículo que le da título, la película nunca se detiene y su ritmo es alocado hasta decir basta, pero en ningún momento cansa. Por el contrario, la sensación que nos da es vigorizante. Esto se complementa perfectamente con los movimientos de cámara vertiginosos, cortesía del cinefotógrafo Roberto De Angelis. Como si estuviéramos en un juego mecánico, el lente –que obviamente no podía dejar de mostrarnos destellos de luz de sol que recuerdan a la estética de La isla (2005)– nos lleva por los caminos de la ciudad de Los Ángeles a una velocidad que, sin duda, subirá la adrenalina a tope.

Crítica de la película Ambulancia

Con ingeniosos close-ups, primeros planos, imponentes contrapicadas, paneos elegantes y zooms imposibles –en especial uno que utiliza un agujero de bala en una ventana para mostrarnos la perspectiva de uno de los protagonistas–. Además, las tomas aéreas cubren toda la pantalla y, a ratos, pareciera que las zonas urbanas donde la acción toma lugar se ciernen sobre la audiencia. Incluso a ratos se asoma la técnica shaky-cam, pero su uso no termina cansando.

La música de Lorne Balfe también es un punto a favor. Como lo hiciera en Misión: Imposible – Repercusión, el compositor nos estremece con sus cuerdas y sintetizadores. Queda claro que la banda sonora se diseñó para ser escuchada en una sala de cine con la mejor calidad de sonido.

Pasando a otro aspecto, se tiene que hablar de lo acertada que resultó la selección del elenco. Aunque su historia es predecible –salvo por un bienvenido giro al final–, la tercia protagonista eleva el disparejo guion escrito por Chris Fedak a interesantes alturas. La melancolía y el estrés que Yahya Abdul-Mateen II le imprime a su papel es notable. Por su parte, Jake Gyllenhaal sorprende en todo momento. Su energía nos remite a lo que hizo en Nightcrawler (2014). Desquiciado pero calmado, el actor otra vez deja su alma en el set. Aunque quien destaca sobremanera es Eiza González. La mexicana, además de proyectar gran seguridad, transmite sin esfuerzo y con mucho detalle la preocupación de atender casos médicos de riesgo. Su actuación en una escena que involucra una arriesgada intervención quirúrgica es maravillosa. Es como si el rol hubiera sido escrito específicamente para ella.

La película Ambulancia, para muchas personas, podría resultar más de lo mismo. Y sí, al final, es un producto de todo lo que le gusta al director: rapidez, mucho ruido y patrioterismo estadounidense –a la mitad de la cinta, vemos ondeando la bandera de las estrellas y las rayas–. También hay curiosas meta-referencias a Bad Boys (1995) y La roca (1996). No obstante, se ofrecen lecturas medianamente interesantes sobre el valor de la familia, la ingratitud hacia los veteranos militares que protegieron a su país y las consecuencias de la vida criminal.

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José Roberto Landaverde Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.