Amanda – Crítica Tour de Cine Francés

Amanda, la cual forma parte del Tour de Cine Francés, es una película con temas muy complejos tratados de la forma más sencilla posible, y tal vez esa sea su mayor fortaleza y debilidad al mismo tiempo. Retrata a un joven de 20 años que debe hacerse cargo de su sobrina Amanda después de que su hermana es asesinada en un ataque terrorista. El minimalismo de su realización resalta los momentos más sutiles, mientras que su guion falla en profundizar lo suficiente.

Primero que nada, es necesario resaltar el increíble trabajo de Isaure Multrier, quien interpreta a Amanda. Aunque el viaje de David es en donde está el enfoque, Amanda es el corazón de la cinta, y es difícil imaginarlo funcionando tan bien sin Isaure. Transmite una madurez que se ve sobrepasada por la tragedia, lo cual lo hace todavía más desgarrador. Hay largas tomas en las que se le permite actuar con libertad. Sin trucos, sin ayudas; Isaure Multrier lo hace con total naturalidad.

La cinta básicamente se compone de pequeños momentos entre los personajes mientras tratan de lidiar con su duelo. Es sosegada, nunca explota. Sabe aprovechar muy bien su ritmo sutil e intencionado, ya que cualquier momento de emoción desbordada resalta e impacta mucho más. Está llena de momentos de silencio muy efectivos que se quedan con uno una vez que acaba la película.

Amanda mancilla su sutileza con escenas de diálogo con exposición muy obvia y en ocasiones innecesaria. Mikhaël Hers evidencia ser un director muy diestro para comunicar sin palabras, así que es decepcionante que haya escenas en las que revele abierta y explícitamente datos familiares que podemos inferir. El problema es que en varias ocasiones desaprovecha el elemento dialógico de su guion. Deja de profundizar en las emociones de sus personajes para dar información biográfica que ya comunicó visualmente.

Amanda es una cinta que sabe apoyarse en la dirección de Mikhaël Hers, quien claramente demuestra su talento con más de un momento realmente resonante. Los silencios, las miradas, los momentos de llanto, el tono que genera la cinematografía y la música; ese componente está muy bien pensado. Es en el guion en el que quedan escenas que no profundizan, diálogos con los que la película sufre y su cercanía se desvanece.

Sebastián Valencia Apasionado de la animación y el cine de romance. Mi director favorito es David Fincher. Y me gusta el rap.