El peleador
Una cinta sobresaliente tanto en su historia como en su manufactura.
Los filmes de deporte/biográficos son una constante en el séptimo arte y aunque son considerados, en su mayoría, como “buenos a secas”, es raro que sobresalgan a nivel cinematográfico, con sus contadas excepciones, incluso acreedoras a premios de la Academia. El caso de la más reciente cinta de David O. Russell es uno de éstos, pues El peleador es una obra completa que tiene todos los elementos que la hacen casi perfecta. Una clásica historia del underdog que trasciende al no conformarse con ser otra película trillada de boxeo y se levanta como el drama personal de un hombre y, sobre todo, retrata los problemas y vicisitudes de una familia que está más que acostumbrada a recibir (y regresar) golpes.
Lo que más sobresale en este drama son las asombrosas actuaciones de sus protagonistas: Wahlberg se muestra honesto y realista como el boxeador Mickey Ward; Bale captura a la perfección el papel del hermano metido en problemas (y carga con la mayoría del drama en la cinta); y Amy Adams demuestra una vez más su rango actoral presentando un papel fuerte y crudo que desempeña sin dificultad alguna. Otro elemento importante es la dirección de cámaras –aprovechando el handheld y recursos de documental–, pues resulta novedosa y fresca para una película de este género. Tal vez su único punto negativo sea la falta de originalidad, pero no es coherente esperar otra cosa de una historia basada en hechos reales. Lo más importante es que no es una cinta sobre un deporte, es más bien una lección de superación, redención y perseverancia, donde cualquiera se puede sentir identificado y hasta puede aprender algo bueno.
