Londres bajo fuego – Crítica de la película
Una cinta con poco qué añadir al canon de las películas de acción más vacías.
La primera entrega de esta saga –la cual quizá nadie se habría imaginado se convertiría en tal– fue un descarado amalgamado de efectos especiales, sustentado en los peores estereotipos provenientes de los excesos que caracterizaron al cine más artificioso de la década de los 80. Ahora, su secuela, la película Londres bajo fuego, irremediablemente sigue el mismo camino… y quizá peor.
Basta darle un vistazo a la trama de la película Londres bajo fuego para darse cuenta que es heredera de los peores momentos cinematográficos protagonizados por gente de la talla de Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger, en su etapa de taquilleros héroes de acción. Aquí el asunto se desarrolla en la ciudad de Londres, que está sumergida en un luto enrarecido debido a la muerte del primer ministro bajo extrañas circunstancias.
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Su funeral propicia el encuentro diplomático más grande de la historia reciente. Todos los líderes del mundo occidental harán acto de presencia. Por supuesto, se trata de un evento ideal para que se ponga en marcha un maquiavélico complot para asesinar a los asistentes y, de paso, hacer volar en mil pedazos la capital británica. Pero siempre hay alguien que representa la última esperanza de la humanidad, el único capaz de poner en juego su vida y salvar el día, y en este caso es un temerario agente del servicio secreto.
Ah, pero él no estará solo, “faltaba más, faltaba menos”. El héroe contará con la ayuda de un desconfiado pero eficiente agente inglés y, por supuesto, del mismísimo presidente de los Estados Unidos. Ni más ni menos.
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Así pues, ni cómo salvar esta producción que, sin miramientos o falsas pretensiones, apuesta por la fórmula más simple del cine de entretenimiento: esa es quizá una de sus pocas virtudes. El guión, plagado de diálogos anodinos y situaciones absurdas. Es sólo un pretexto para dar rienda suelta a los fuegos artificiales que, hasta eso, resultan en un buen espectáculo. La cantidad de explosiones y peleas son inversamente proporcionales al desarrollo de los personajes o cualquier tipo de matiz en los mismos, y ya ni hablemos de algún tipo de trasfondo.
El elenco lo encabeza un Gerard Butler que parece empeñado en aceptar proyectos por el simple hecho de ingresar unos buenos dólares a sus bolsillos. Junto a él, protagoniza también Aaron Eckhart en el papel del presidente de los Estados Unidos, el mismo que en la película anterior. Aquella fue conocida en español como Olimpo bajo fuego (dirigida por Antoine Fuqua) se hizo cargo de los vilanos en turno. También regresan Morgan Freeman y Angela Bassett, que pese a todo cumplen con el trabajo, pero eso es todo.
Londres bajo fuego, película dirigida por Babak Najafi, es una innecesaria, inexplicable y frívola propuesta del cine de acción. Algo que sí hay que reconocerle es que sabe a lo que va, todo pasa muy rápido y, si uno no es nada, pero nada exigente, puede llegar a ser entretenida.