Shaun, el cordero: La película

En su afán por escapar de la rutina diaria, el simpático y audaz cordero Shaun, fragua junto con su rebaño un día de diversión. El plan sufre un revés que llevará a los ingeniosos animales de la finca a viajar de incógnitos a la gran urbe para rescatar a su granjero. Shaun el Cordero es un largometraje producido por Aardman Animations, los estudios británicos que cuentan con una amplia trayectoria en televisión y cine. Entre muchos de sus reconocibles personajes están o el filme Pollitos en fuga (Chicken Run, 2000). Las aventuras de Shaun iniciaron en el cortometraje A Close Shave (1995), justamente con Wallace & Gromit. Desde el 2007 Shaun tiene su propia serie televisiva, en la modalidad de spin-off, que se exhibe en más de 150 países. En México se transmite por el Canal 11 los miércoles y domingos.

A partir de un flashback visto a través del mágico filtro de una cámara de 8 mm, el granjero, su cachorro Bitzer y el pequeño Shaun nos brindan la primera probadita de la alegría y emotividad que nunca decaerán en el filme.

Son muchos los aspectos que destacan. Antes que todo, la belleza de su impecable animación en stop motion. Pero sobre todo el ritmo y continuidad con que fluye la trama. Si consideramos que los episodios de televisión duran alrededor de los 7 minutos, es un logro ponderable conservar la cadencia y armonía narrativa por los 85 que dura el largometraje.

En la película hay una genialidad en la concepción del humor, que de inmediato nos remite a los grandes maestros cómicos del cine mudo, como Chaplin y Keaton, entre otros. Y es que en la película no se emite una sola palabra. ¡Ni una! 

Todas las ocurrencias se construyen meticulosamente a partir de elaboradas coreografías y lenguaje corporal. Eso sí, con el apoyo de sonidos, música y canciones en perfecta coordinación. Escuchamos los balidos de Shaun y su rebaño, los ladridos de Bitzer, los gruñidos de los burlones cerditos, así como los incomprensibles balbuceos de los humanos. Se trata de un extraordinario ejercicio audiovisual que por su manufactura nos da una divertida lección de las posibilidades del lenguaje cinematográfico.

Shaun, el cordero queda enmarcada a la perfección en la filmografía de los estudios Aardman. Ahí están los elementos temáticos. La fuga como leitmotif. Las constantes “misiones imposibles”, acompañadas de los esenciales disfraces y de sofisticados inventos a partir de los más ordinarios elementos. Y por supuesto la estética, perfectamente preconcebida en los personajes creados por Nick Park y todo el equipo británico.

El filme lo puede disfrutar plenamente el público de cualquier edad, independientemente de que conozcan previamente o no a Shaun. Además, incluye una que otra referencia fílmica, como al Silencio de los inocentes o Cabo de miedo, que cualquier cinéfilo agradece. 

Shaun, el cordero es un deleite fílmico que, sin ser del todo original como hemos expuesto, es difícil de superar.

Charlie Del Río Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.