El agente de C.I.P.O.L.

Todavía falta James Bond pero, sin duda, 2015 ha sido un año interesante para el cine de espionaje. Ya sea que se trate de la más reciente y muy efectiva Misión Impossible: Nación secreta, la reinvención del género en Kingsman: El servicio secreto de Matthew Vaughn o el tono fársico y burlón de Espía de Paul Feig, los y las espías parecen haberse puesto de acuerdo para acaparar las marquesinas este año.

Es en medio de esta fiebre que llega El agente de C.I.P.O.L. la nueva película del otrora bad boy británico Guy Ritchie (Snatch: Cerdos y diamantes) quien, tras el éxito comercial de Robert Downey Jr. como su Sherlock Holmes, regresa a la pantalla grande para demostrar lo que ya es una sospecha confirmable; aquel Ritchie innovador, autor y poseedor de un sentido del humor violentamente ácido ha desaparecido. 

Inspirada en la serie sesentera con Robert Vaughn y David McCallum, El agente de C.I.P.O.L. revive a los personajes de Napoleon Solo (Henry Cavill) e Illya Kuryakin (Armie Hammer), un espía de la CIA y uno de la KGB, respectivamente, quienes después de haber sido enemigos, deben trabajar en una misión conjunta encubierta para detener una misteriosa organización en pro de las armas nucleares. Con la ayuda de Gaby (Alicia Vikander), cuyo padre ha sido obligado por los Nazis a construir una bomba atómica, la “pareja dispareja” de espías deberá resolver el misterio, no sin dejar de envolverse en una serie de situaciones que, aunque ingeniosas y dotadas de una bien intencionada sensibilidad vintage, chocan con una estética pristina y moderna que termina por evidenciar sus trucos como calculados y artificiales. 

Así es. Aquel director que nos presentó al siempre amenazante Jason Statham y que puso a Brad Pitt en uno de sus papeles más memorables como un incomprensible y estafador gitano campeón de boxeo, con los años (y un divorcio de Madonna en el historial) parece haber perdido la inspiración y la garra, poniendo sus talentos al servicio de guiones hechos a la medida y por encargo. 

Y aunque El agente de C.I.P.O.L. no es ni cerca el peor trabajo de Ritchie, ni tampoco se trata de la peor película del año, viniendo de un director cuya carrera arrancó con el pie derecho resulta decepcionante ver algo tan desalmado que ni las notables actuaciones de su refrescante elenco (del que sobresalen la ya mencionada Vikander y Elizabeth Debicki) logran sacarla a flote, convirtiéndola quizá en el punto más bajo de esta aparente fiebre de espías en los cines este año…

Un momento, ¿es ese David Beckham como proyeccionista? 

Gonzalo Lira Galván Periodista y comentarista de cine en El Fanzine, Nylon, Puentes, Cine Premiere y quien se deje. Mi papá me puso a ver Buenos Muchachos a los diez años y "as far as I can remember, I always wanted to be a gangster".