Entrevista con Martín Hernández, nominado al Oscar
En exclusiva hablamos con el mexicano nominado por el diseño de sonido de Birdman.
Fotos: Edgar Durán/ CinePREMIERE
Mancuerna absoluta de Alejandro González Iñárritu desde sus primeros tiempos en la radio, el legendario locutor y diseñador de audio Martín Hernández recibe su primera nominación al Oscar por Mejor edición de sonido después de haber trabajado con él en ocho producciones en su faceta como director (nueve si consideramos The Revenant) Mientras edita otra película, una que se estrenará en Sundance –Digging for Fire de Joe Swanberg (Drinking Buddies)– y aún un poco destanteado por la candidatura, platicamos sobre el peso que podría tener el premio de la Academia en su carrera y qué significaría ganarlo:
¿Qué sentiste cuando Alfonso Cuarón dijo tu nombre como nominado?
Originalmente traté de bloquearlo, trataba de no pensar porque siempre está la presión de “te van a nominar…ah, siempre no…”. Es un poco incómodo. De entrada, no puedes tener control sobre eso. Más bien pensaba que ni siquiera íbamos a ser seleccionados. Ya habían pasado oportunidades de que lo hubieran hecho, ¿por qué iba a ser ésta la excepción? Parecería que si no tienes la nominación, fallas. Ésa es una observación un poco histérica. No debemos asumir que todo aquél que no ha tenido una nominación seguramente es porque su trabajo no lo merece. Otro error sería pensar que porque te dieron una nominación o ganaste un premio, tu trabajo era mejor que el de los otros. El que gana esa noche es el afortunado de la noche, no precisamente el mejor.
¿Pero qué fue lo primero que se te vino a la mente?
Ver&*…
¿Crees que afecte a tu carrera?
Es que no sabes. Yo creo que trascendentalmente no es una bifurcación en mi carrera. Por la edad que tengo, las películas que he hecho, es muy difícil que esto dé un giro de 180 grados para mi. Puedo estar completamente equivocado, pero no lo veo así. Lo que sí es que es un honor muy bien apreciado, muy agradecido. Me da mucho gusto. Vaya… no tenemos que olvidar que, hace no mucho tiempo, estábamos celebrando que habían puesto los ojos en la primera película de un director mexicano desconocido con actores poco conocidos que hablaba de peleas de perros. Y fue a Cannes.
Pero, de alguna manera, en México eres una referencia…
Puta madre. ¿Así de mal están las cosas? –ríe–.
No. Lo eres. En el radio y también en la producción de audio… Pero ya con un reconocimiento de este tamaño, más internacional ¿sientes que te está haciendo justicia la revolución?
No, nunca lo he pensado, porque imagínate ¿qué, hacerme justicia? ¿quién cabrón? ¿qué? O sea, ¿justicia, cómo? O ¿porqué?, más bien… ¿o dónde estaría lo injusto, entonces? No, no lo he pensado. Yo creo que el primer acto de valor, que es el primer premio para mí y dónde realmente veo que no sé si sea injusto o justo, pero veo que hay una buena mano hacia mí, es que te inviten a hacer una película. Si el director ha trabajado contigo y te vuelven a llamar, es que hiciste bien tu chamba, o algo parecido.
Si claro.
Ese es el primer premio. Entonces, es la primera vez que dices “ah, qué emoción. Wow. Gracias”; luego ves el guión, luego ves la película y empiezas a trabajar y te das cuenta que tienes una oportunidad fantástica, una oportunidad de oro, ahí, delante de ti. Más te vale que no la vayas a cagar.
En el caso de Birdman, es una película que empuja los límites del director. Es un género que él no había explorado, una técnica que tampoco la había aplicado…
Si, totalmente. Es un punto de partida.
¿También hubo un límite que tuvieras que empujar?
Si. Yo creo que lo hubo porque el género lo pedía, y también como tú sabes, la manera de poner el foco de atención es un moving target…
¿Quién es el enemigo a vencer en la categoría?
No hay. No, yo creo que no podemos vencer… Fíjate que ésa es la otra, el otro discurso que creo que vale la pena reparar: Eres el afortunado de la noche, no hay mejor –ni el que ganó– ¿me entiendes?, ni los derrotaste, ni te derrotaron, porque si gana Richard King, porque hizo un gran trabajo en Interestelar, pues ganó. Ya. “Oye, es que mejor hubieran dado…” No sé, ¿según quién? ¿tú? Bueno, pues a lo mejor él no tiene la misma opinión. Es un país libre. Los que votaron, específicamente ese día, no quieren decir que tu eres más malo que él y él mejor que tú, no, no, es diferente, es diferente.
¿Qué opinión te merece la eliminación de Antonio Sánchez para Mejor score?
Estoy muy triste porque yo creo que Antonio, bueno, independientemente del talento que tiene, que eso no necesita que nadie califique o descalifique –el hombre es un portento tocando la batería–, pero es muy triste que todavía hay ese dejo de una anquilosada manera de pensar, unas leyes que a lo mejor fueron hechas para un sistema que funcionaba hace 70 años de una manera de hacer cine que funcionaba entonces. Yo creo que, a lo mejor, es una oportunidad para que lo analice ese gremio. Lo que pasa es que cada gremio hace sus propias nominaciones, entonces creo que ese gremio si tiene que analizar bien por dónde vino esa manera de pensar. Son muy específicos y puedes no estar o estar porque pusiste mal una coma y un punto, de verdad, entonces estamos hablando de ese tipo de umbrales… ¿Qué había más? ¿Había más música clásica? ¿Qué había más de tiempo: de música clásica o de batería? O bueno ¿Quién llevaba la carga? Entonces empiezan a manejar las leyes internas de una forma que quedó fuera. Lo lamento mucho, espero poder, en algún momento, darle un abrazo a Antonio y pues él sabe que nada más fue un punto y coma, una cosa que en, ese momento, la Academia sugirió. Pero la mayoría de las personas saben que es un gran score que funciona extraordinariamente bien con la manera en que toca Antonio y la emoción con que lo hace.
Las nominaciones impulsaron un reestreno de la película. ¿Hay una escena en particular en la que nos recomiendas poner especial atención?
Yo creo que se localiza, más o menos, entre el momento en que acaba la fanfarria de Fox y aparece el crédito “Directed by Alejandro González Iñarritu”. Ahí, en ese momento específico. No antes, si quieren un poco después… –ríe–
Y bueno, ¿si dicen tu nombre y ganas?
¿Y si no?
¿Y si, sí?
Hay que ser siempre un eterno pesimista… ¿qué tal que no?
¡No! ¿Cómo vas a celebrar?
Me voy a poner pedísimo.
¡Muy bien!
Seguro. Eso te lo garantizo. ¿A poco tú no te pondrías hasta el zoquete?
¡Uta!, Creo que con la pura nominación lo hubiera hecho. ¿Ya escribiste tu speech y todo?
No, honestamente sabes que hay una reflexión, hablándote de lo que decíamos al principio de la plática que si te dan este tipo de cosas o no te las dan, quien te las de, el reconocimiento quien sea que te lo dé, no creo que esto involucre necesariamente una descalificación cuando no la obtengas, ni una sobrecalificación cuando la obtienes por encima de los demás. Entonces, esto lo digo porque todos los que trabajamos… es difícil trabajar en el cine. En países como el nuestro, conseguir un trabajo está cabrón. Luego conseguir un trabajo bien remunerado, está cabrón. Hay gente que tiene que trabajar a cinco horas de donde vive, mucha, ¡muchísima!, que tiene que llegar a trabajar a las cinco de la mañana, después de utilizar transporte público no sé como a las tres… yo los conozco. Y no sólo aquí en México… muchos mexicanos viviendo en California… y llegan felices, están bromeando, los ves haciéndose bromas, cagándose de risa… no están bien pagados, no hicieron 10 minutos desde casa, no llegaron en coche, se van a poner una putiza… al día siguiente van a repetir lo mismo, y están de buen humor. Ese es el premio… eso… ése es el premio. Ya es lo demás que si la chuleta era más grande o más pequeña, no lo sé.
También el premio es bienvenido, obviamente; también estás buscando siempre una mejora. Yo no creo que un premio es estar jodido. Pero sí es estar a gusto, estar contento y aceptarlo, ¿no? Si sucediera que fuéramos a ganar, yo creo que lo primero que hay que hacer es reconocer que es una nominación y un premio compartido, con la gente del país de donde vengo, porque es un país que nos están puteando por todos lados todo el tiempo. Entonces, te dan tantito una noticia buena y dices “uta…” La agarras como si fuera… La verdad ¿Qué chingados le sirve a alguien que yo gane un premio, la verdad? Pero en estos momentos en que todo te madrea por todos lados, dices “bueno, tantito un balsamito, una palmadita… no hay pedo”. Entonces yo creo que es importante reconocer que sí necesitamos buenas noticias, necesitamos compartir… Si eres parte de la lamentación de las incongruencias del país, hay que corregir el rumbo si eres político. Si eres parte de alguna noticia más o menos equivalente a un suspiro de una buena noticia, hay que compartirlo inmediatamente. Es lo primero que haría: compartirlo…
Hay que dar un reconocimiento a… ya estoy dando el pinche speech… Hay que darle un reconocimiento a la gente con la que estás trabajando también. Al lado, a los nominados… en fin, no sé…