Al filo del mañana
Tom Cruise y Emily Blunt junto con el director Doug Liman, construyen en Edge of Tomorrow un universo creíble y sólido en sus primeros 2 actos.
Sean o no fans de Tom Cruise, de un par de años para acá, el actor ha presentado películas que aunque podrían considerarse típicas de acción, proponen ejecuciones diferentes. Y esto es algo que siempre se agradece.
Ya sea desde escalar la Torre Burj Khalifa en Misión: Imposible – Protocolo Fantasma, hasta explorar los desérticos territorios de Islandia en Oblivion.
Con Al filo del mañana (Edge of Tomorrow) Tom Cruise ofrece una idea que, aunque no es original –es una adaptación de la novela gráfica japonesa All You Need is Kill, además de tener un concepto que hemos visto en El Día de la Marmota, 12:01 PM o a la novela Replay de Ken Grimwood–, sí logra algo indispensable en cualquier cinta de ciencia ficción: tiene una complejidad en su universo bien definida y atrapa a la audiencia desde su inicio.
En Al filo del mañana, una invasión extraterrestre amenaza con destruir toda la vida en la Tierra, el Mayor William Cage (Cruise) es uno de los publicistas del ejército de resistencia, quien es enviado al campo de batalla para… morir. Sin embargo, despierta el día anterior para repetir esa jornada una y otra vez; y conforme pasan los días (o el día) se vuelve más experto y descubre el por qué de tan rara condición.
En sus primeros minutos, más que estar ante sólo una cinta de ciencia ficción, tenemos una presentación bélica, donde el director Doug Liman ubica a los personajes en la costa francesa con alienígenas invasores de por medio. Personajes ensangrentados, cámara en mano, criaturas con tentáculos de metal, explosiones, todo dentro de un espíritu de Guerra Mundial.
Conforme se presenta el concepto del loop de Bill Cage, descubrimos más sobre el enemigo, su amenaza, la condición del protagonista y avanzamos de forma vertiginosa e interesante. Todo ello gracias a una sólida edición y performance de Tom Cruise, donde el humor que se logra es natural y dinámico.
La química que Cruise logra con Emily Blunt fluye normalmente y la actriz demuestra una vez más que puede sostener una película de acción/sci-fi –ya lo sabíamos desde Looper. Así mismo, es importante señalar que ella goza de la mejor arma que puede tener alguien de la resistencia a manera de DIY: una hélice rota de un helicóptero transformada en machete/espada de alto alcance.
Dentro del aspecto técnico, la complejidad de los exotrajes ofrece un detalle de realismo extremo a las secuencias de acción, esto también gracias a sus sólidos efectos visuales. Por otra parte, la experiencia que se crea en IMAX presentado en Master Digitalizado –es decir con widescreen sin llenar la pantalla– es envolvente gracias a su 3D que nunca pierde momento, ni siquiera en las secuencias de acción, esto aunado a un buen diseño de sonido. Sin embargo no podemos decir lo mismo del score de Christophe Beck, que aunque ayuda a crear una atmósfera, no es realmente sobresaliente.
Al filo del mañana se sostiene a lo largo de su proyección, pero es en su 3er acto donde Doug Liman se ubica en la zona de confort de un centenar de películas de acción: el bueno debe acabar con el malo. Y aunque aquí no se cae la película del todo, sí se convierte en una producción más. A pesar de esto, el final de la película logra recuperar esas teorías sci-fi que manejaba desde un principio, para plantearnos preguntas como espectador.
Sean o no fans de Tom Cruise, de un par de años para acá, el actor ha presentado películas que aunque podrían considerarse típicas de acción, proponen ejecuciones diferentes. Y esto es algo que siempre se agradece.
Ya sea desde escalar la Torre Burj Khalifa en Misión: Imposible – Protocolo Fantasma, hasta explorar los desérticos territorios de Islandia en Oblivion…