Dredd

Basada en el cómic Judge Dredd, la película protagonizada por Karl Urban y Olivia Thirlby es violenta, estilizada y lista para innumerables secuelas.
Basada en el cómic Judge Dredd –y sin mayor relación que ésa con la versión fílmica de 1995 protagonizada por Sylvester Stallone–, esta encarnación del justiciero futurista es todo lo que uno esperaría que fuera: violenta, estilizada y lista para innumerables secuelas.
La trama sigue al Juez Dredd (Karl Urban) y la novata Anderson (interpretada por la amiga de Juno, Olivia Thirlby, por si se les hace conocida), hacia las entrañas de una mega vecindad en búsqueda de Ma-Ma, jefa de un violento cartel. Una vez adentro, ella ordena el bloqueo de todas las salidas y (convenientemente) de todas las señales de comunicación, de forma que los agentes se las tendrán que arreglar solos para atraparla.
Aunque nosotros no tuvimos oportunidad de ver la cinta en 3D, es claro que los visuales están planeados para ese formato. Especialmente aquellos que tienen que ver con los efectos de la droga “slo-mo” y las sorprendentemente gráficas en las secuencias de violencia. Resulta interesante que aun con tanta sangre, el director mantiene un nivel adecuado de gore y no se distrae de su objetivo primario: entretener. Habiendo dicho eso, no todo es emoción y momentum. La cámara lenta es usada al punto del hartazgo y, aunque tiene una razón dramática de ser, no es necesario ver lo mismo tantas veces. Además, la película en sí es bastante obscura y eso sin tener los lentes 3D, famosos por ensombrecerlo todo.
Esperemos que las copias finales compensen este hecho. Pero de que vale la pena echarle un ojo, lo vale.
