12 horas para sobrevivir: El inicio – Crítica
A pesar de ser la cuarta entrega de la franquicia, 12 horas para sobrevivir: El inicio tiene un enfoque distinto a la violencia que vemos en pantalla.
Después de tres entregas dentro de la franquicia de La purga (o como se conoce en México, 12 horas para sobrevivir), uno podría pensar que la cuarta parte de la saga mostraría señales de cansancio. Ya vimos cómo el experimento (supuestamente) terminó, cómo afectó a la gente en sus espacios más íntimos y cómo se desarrolló en las calles de este futuro utópico. Sin embargo, también es importante anotar que la franquicia se ha alejado de lo que originalmente prometió: un estudio psicológico –envuelto en una cinta de terror– de lo que pasaría si la gente tuviera la libertad de desahogar sus más oscuros deseos. Lo que inició como terror, rápidamente se convirtió en un thriller con su segunda y tercera entrega, dejando una gran incógnita sobre la dirección que La purga tomaría en el futuro: ¿continuaría tratando a la violencia como un espectáculo con un héroe que se encarga de salvar el día? ¿Regresaría a examinar la intimidad de sus personajes? ¿O simplemente buscaría una excusa para eliminar el final de su última cinta para seguir contando historias dentro de este mundo? A su favor, 12 horas para sobrevivir: El inicio da un paso adelante en la dirección correcta.
12 horas para sobrevivir: El inicio cuenta cómo la Dra. May Updale (Marisa Tomei) es la encargada de presentar este experimento psicológico a los New Founding Fathers of America (NFFA), quienes deciden ponerlo en práctica en Staten Island, una de las zonas más pobres y problemáticas de Estados Unidos. No obstante, lo que en un inicio parece una idea rápida para reducir los problemas del país –y a gran parte de sus habitantes–, no tarda en convertirse en un error del gobierno, el cual hará todo lo posible por asegurarse que el experimento se lleve a cabo tal y como lo imaginaron.
Dirigida por Gerard McMurray (Burning Sands), 12 horas para sobrevivir: El inicio se siente como un nuevo punto de partida dentro de la franquicia. En la pantalla, uno ve menos máscaras y menos secuencias de acción con violencia gratuita. En su lugar, el guionista James DeMonaco (Assault on Precinct 13) prefiere explorar –de forma poco sutil– la desigualdad de clases que existe en la sociedad americana, así como la discriminación racial que existe hacia los afroamericanos y los latinos en Estados Unidos. Sin embargo, tampoco hay que olvidar que 12 horas para sobrevivir: El inicio sigue siendo parte de una franquicia que está interesada en el espectáculo, por lo que el filme presenta una extraña mezcla entre los temas serios que toca y aquellas escenas enfocadas en el entretenimiento de su audiencia.
A pesar de seguir siendo bastante transparentes en sus motivaciones, los personajes de 12 horas para sobrevivir: El inicio son más memorables que aquellos que protagonizaron las entregas pasadas. Dmitri (Y’lan Noel) y Nya (Lex Scott Davis) no son héroes de acción como Leo Barnes, personaje interpretado por Frank Grillo en 12 horas para sobrevivir (2014) y El año de la elección (2016), lo cual ayuda a que la historia sea un poco más creíble y más cercana a la realidad. Las secuencias de acción tampoco se sienten tan planeadas o estilizadas como en las otras secuelas y la fotografía de Anastas N. Michos (Quantico) se acerca a la violencia de una forma más realista y brutal.
No obstante, 12 horas para sobrevivir: El inicio cae en el mismo error que todas sus antecesoras: en un punto de la cinta, la historia se olvida de sus objetivos y la masacre se torna superficial y divertida. En pantalla se ve la indecisión que existe en el guion de DeMonaco en torno a la dirección más seria y humana que quiere tomar y las expectativas que vienen con un proyecto dentro de esta franquicia. Y aunque hay momentos interesantes que exploran La Purga como un experimento psicológico con fundamentos, éstos desaparecen en favor de la historia de supervivencia que ya conocemos y hemos visto tres veces en esta saga.
12 horas para sobrevivir: El inicio definitivamente no llega a la altura de otras películas con comentario social como ¡Huye! (2017). No obstante, hay algo, debajo de todos los disparos y la sangre, que esta franquicia está tratando de decir y que por fin advertimos de manera más clara en esta entrega. Ya sea examinando la dinámica que existe entre las minorías respecto al resto de la población (y la desigualdad de fuerzas que también existe en la pobreza) o mostrando la ingenuidad de las personas cuando se trata de mejorar la sociedad, 12 horas para sobrevivir podría tener una larga lista de secuelas si sigue explorando estos conflictos de la realidad a través de la ficción. Con unas cuantas máscaras y un toque de suspenso, por supuesto.