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100 años de Roald Dahl

15-09-2016, 1:31:33 PM Por:
100 años de Roald Dahl

Un siglo de magia, chocolates y héroes que desafían a los adultos

El siguiente texto fue publicado en la edición de septiembre 2016 de Cine PREMIERE en su versión impresa.


No puedo pensar en mi infancia sin recordarme tratando de
hacer magia con un dedo o temiendo que las señoras feas de pronto se quitaran
la piel de la cara: no era que estuviera loca, simplemente fui una de las
millones de infancias afortunadas, tocadas por el cuentacuentos británico Roald
Dahl (1916-1990). Este mes, en el que se celebra el 100 aniversario de su
nacimiento –y después de ver
El buen
amigo gigante
, adaptación cinematográfica de una de sus novelas más
queridas–, quisiera volver a ser una niña e imaginar que soy yo quien se
encuentra con ese gigante bonachón a media noche mientras leo un libro bajo las
sábanas.

“Mira con ojos brillantes el mundo que te rodea, porque los
grandes secretos siempre están escondidos en los lugares menos esperados. El
que no cree en la magia nunca la encontrará”, dijo alguna vez Dahl. Y estas
enseñanzas concuerdan con una existencia llena de vitalidad y experiencias
únicas, a pesar de las adversidades (sufrió la muerte de una hija). Tras una
vida de aventuras, viajes, guerra y distintos trabajos entre los que figuraron
explorador, vendedor, aviador, escritor y hasta espía de la inteligencia
británica, nos legó sus historias dedicadas principalmente a niños y jóvenes.
Sin embargo, en el fondo y en medio de un humor negro y por momentos ácido,
hizo un guiño constante al lector adulto, quien se aventura a prestar ojos a
esas páginas llenas de enseñanzas ocultas en medio de ilustraciones. Eso sí,
colocó al niño como el héroe y criticó a quien lo menospreciara.


Sus personajes son legendarios, tanto en papel como en la
pantalla grande. En más de una ocasión sus historias han tomado vida en live action y en animación. Tal es el
caso de Charlie y la fábrica de
chocolate, Jim y el durazno gigante, Matilda
y Las brujas, grandes fábulas que mezclan fantasía y emociones
complejas (incluso, no descartan a la tristeza, aunque son “para niños”), las
cuales transmiten valores destinados a hacernos mejores humanos.

Esta capacidad de crear personajes tan humanos quizá venga
de sus propias vivencias. Si bien –como decía este autor– “una autobiografía es
un libro que una persona escribe sobre su propia vida y está por lo general
lleno de todo tipo de detalles aburridos”, Dahl ha dejado ver en algunos de sus
libros que la directora Tronchatoro y muchos de sus héroes y villanos no son
producto únicamente de su imaginación. El mundo de Willy Wonka, por ejemplo,
fue inspirado por sus días de colegial, cuando la chocolatería Cadbury invitaba
a los niños de mejores calificaciones a probar sus nuevos productos. Así fue su
pluma, alimentada por una infancia difícil en medio de la estricta educación
inglesa y una vida llena de aventuras bélicas, las cuales incluso pusieron en
peligro su vida en más de una ocasión. Quizá su humanidad venga también de estas
adversidades: participó como aviador en la Segunda Guerra Mundial y comenzó en
el mundo de la escritura hablando sobre los horrores de la guerra en periódicos
y revistas. 


Aparte de su legado al mundo de la literatura infantil,
Roald Dahl también incursionó en la industria cinematográfica y televisiva,
escribiendo guiones para Alfred Hitchcock
presenta
e incluso para la serie de James Bond, además de adaptar su propio
cuento para la realización de la primera adaptación de Charlie y la fábrica de chocolate, protagonizada por la gran
estrella Gene Wilder (lo cual fue reflejado en el cambio de título para la
cinta, Willy Wonka y la fábrica de
chocolate
). Al final, sin embargo, al escritor no le gustó nada lo que el
director Mel Stuart hizo con su historia (se negó a vender los derechos de la
secuela Charlie y el gran ascensor de
cristal
) y murió antes de ver la mayoría de las adaptaciones
cinematográficas de sus novelas.

Nosotros seguiremos anhelando un boleto dorado cada que
comemos un chocolate.

Curiosidades de una
mente mágica

  • Durante la Segunda Guerra Mundial, su avión cayó sobre el
    desierto de Libia y fue hospitalizado por seis meses.
  • Después de la guerra fungió como espía británico al lado
    de Ian Fleming, autor de
    James Bond.
  • La valiente abuela de Dahl fue la inspiración detrás del
    personaje de Helga en
    Las brujas.
  • Escribió dos autobiografías “pero sin los detalles
    aburridos”:
    Going Solo y Boy. Relatos de la infancia.
  • Era aficionado al
    chocolate, al whisky, al vino y a la fotografía.

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autor Amante del teatro, los gatos, el baile, la música, los libros y el vino, soñadora y bien loca.
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