Ratchet y Clank
Una adaptación que prueba serle fiel al videojuego, pero resulta en un filme para niños completamente genérico.
Los gamers seguro reconocerán estos dos nombres: Ratchet y Clank. El videojuego lanzado en 2002 por Insomniac Games (a través de Sony Computer Entertainment) para el PlayStation 2, ha sido un éxito por más de una década. Lamentablemente, la transición al séptimo arte dirigida por Kevin Munroe y Jerrica Cleland, quienes han colaborado en diversas cintas animadas como Buscando a Nemo y Toy Story 2, no resultó en el mismo caso de éxito.
La historia es básicamente la que presenta el videojuego: Ratchet, una especie de felino antropomórfico llamado Lombax, sueña con unirse a los Guardianes de la Galaxia, un grupo de vengadores encargados de cuidar el sistema solar en donde vive y de frenar el plan del villano Drek, quien quiere desintegrar planetas para crear uno nuevo a su gusto. Sin embargo, la motoneidad de la vida de Ratchet se verá interrumpida con la llegada de Clank, un pequeño y muy inteligente robot que llega a su planeta con una misión: advertir a los Guardianes que el malvado Drek –junto con su compinche el Dr. Nefarious– planea destruirlos y llevar a cabo su malévolo plan.
Juntos, Ratchet y Clank encontrarán cómo encausar las fortalezas del otro, y vivirán grande aventuras.
La cinta es un filme de acción para niños bien logrado que tiene sobresaltos y movimientos en cada esquina. Esto, aunado a los miles de gadgets y artefactos que aparecen en el transcurso de los 94 minutos que dura la película, seguro cautivará la atención del público infantil. En cuanto a la temática, presenta algunos debates morales y moralejas bien aterrizadas para los niños que los papás seguramente agradecerán. Además, aprovecha para hacer una cuantas críticas al tema de la obsesión con la fama y la interconectividad maniaca entre los seres humanos a través de sus dispositivos digitales y el internet. Y todo, a través de la comedia ligera.
Sin embargo, la palabra más acertada para describir la cinta como un todo es “genérica”. Nada se sale del molde; los escenarios y gráficos del espacio, aunque cumplen en el aspecto audiovisual, no destacan. Lo mismo pasa con los personajes. A pesar de que en el videojuego funcionan, los creadores de la cinta claramente tuvieron dificultades al desarrollarles personalidades e historias particulares, cayendo en los estereotipos y haciéndolos completamente predecibles. Y, por último, la temática cliché del underdog que tiene que decidir entre el camino fácil y el camino correcto, y que al final encuentra su fuerza y se convierte en el héroe, se desarrolla sin ningún giro de tuerca interesante. Desde la secuencia inicial, es muy fácil adivinar cual será el desenlace. Aunque seguramente complacerá a los fans del videojuego por su fidelidad al formato original, la cinta difícilmente cautivará a las audiencias que no estén familiarizadas con el juego. Sin el videojuego como respaldo, el filme es tan sólo otra cinta efímera para niños.