Hombre de familia
A Family Man es una predecible historia sobre la búsqueda de la redención.
Gerard Butler cambia las armas y secuencias de acción por una emotiva –y muy predecible– historia de un hombre que aprenderá, tal y como el título lo adelanta, que la familia es lo más importante en la vida.
Dane Jensen (Butler) es un despiadado cazatalentos corporativo que empieza sus mañanas con un café y un Redbull. Dane se encuentra en la contienda por un nuevo puesto en su empresa, a lo cual dedica todo su tiempo y esfuerzo. Esta adicción al trabajo le deja muy poco tiempo para pasar con su esposa Elise (Gretchen Mol) y su tres hijos, los cuales resienten la ausencia de su padre. Todo cambia cuando a su hijo mayor Ryan (Max Jenkins) le diagnostican leucemia y él deberá enfrentarse al hecho de que ha descuidado enormemente a su familia. Dane tendrá que tomar una decisión para intentar encontrar el camino del perdón.
El guion de Bill Dubuque se queda corto al intentar presentar a Dane Butler como un personaje redondo y bien construido, ya que no logra completar ninguna de las dos facetas que nos presenta: ni como cazatalentos desalmado al estilo típico de Wall Street, ni como padre y esposo amoroso que aprende a priorizar las cosas importante de la vida.
Esto, en parte, también es influenciado por la actuación de Gerard Butler. A pesar de que es refrescante ver al actor escocés (quien también es productor de la cinta) en un papel dramático con una narrativa más pausada, en ocasiones se siente que entrega sus diálogos como si todavía estuviera en una película de acción. Una pelea marital o un problema en el trabajo se convierten en lo que parece un épico discurso de guerra. Este aspecto es reforzado cuando Elise trata de hacerle frente a su esposo en varias ocasiones, pero él siempre gana la batalla sacando a relucir que su trabajo es lo que le permite tener una acomodada vida de ama de casa. Es más, incluso se siente con el derecho de reclamarle lo insatisfecho que está con su vida sexual de pareja.
Al final, la meta del filme es que la audiencia llegue a sentir una compasión y empatía total por Dane, sin embargo, no cumple su cometido.
La cinta se soporta en su mayoría de las escenas dramáticas, las cuales tocan a la perfección las fibras sensibles del público: la batalla de Max contra la leucemia, interpretada efectivamente por el joven actor Max Jenkins, es conmovedora. También lo es el camino por sanar la relación entre padre e hijo, que aunque no está exento de caer en clichés, lleva a los personajes a pasear por toda la ciudad de Chicago, la cual se ve espectacular bajo la lente del director primerizo Mark Williams.
Hombre de familia entrega una historia emotiva, pero es inevitable notar que para llegar hasta este punto, se apoya en narrativas sumamente previsibles para la audiencia.