El rey Arturo: La leyenda de la espada

Desde el momento en que se anunció que Guy Ritchie haría una película sobre la leyenda del Rey Arturo, fue natural pensar en el estilo que tendría dicha producción de Warner Bros. Habiendo ya visto el trabajo final, podemos asegurar que los fans no quedarán defraudados. Aquí tenemos a un Arturo que se crió en las calles de Londinium, todo a través del sello del realizador: edición y música.

En La leyenda del Rey Arturo, la cual tiene sus orígenes dentro de la literatura europea, Ritchie toma esos elementos fantásticos y los presenta desde sus primeros minutos en un prólogo cargado de criaturas gigantes y magia. Es aquí donde percibimos una diferencia a la hora de construir al villano, pues Jude Law se siente más emocional que en las escenas subsecuentes, desperdiciando así una interesante oportunidad.

Posteriormente tenemos una secuencia que definirá lo que será el estilo de la película, una que sólo un realizador como Ritchie podría hacer: el paso del niño Arturo a su etapa adulta, con cortes de edición veloces, movimientos de cámara fugaces y música trepidante.

Es aquí donde se van presentando diferentes secuencias que juegan con la narrativa del tiempo, entre flashbacks y flashforwards de los eventos que los diferentes personajes van narrando. Sin duda alguna, Ritchie y su editor de cabecera, James Herbert, le exigen al espectador poner ligeramente más atención que lo usual para no perderse entre las narraciones. Conforme avanza la historia y vemos la presencia mística en el camino de nuestro héroe, sabemos que estamos ante un Rey Arturo mucho más literario y menos “histórico”. Aquí la magia juega un papel crucial entre nuestros héroes, pero al tratarse de una historia de origen, no esperen ver al mago Merlín –aunque sí existen conexiones con él–.

Como se mencionó anteriormente, Jude Law logra un papel que cumple a secas, pero que prometía para mucho más, pues se percibe que hubo más que sólo la visión de Ritchie a la hora de presentar la complejidad de Vortigern. Aunque tiene momentos y frases que lo presentan como la amenaza a vencer en esta película, su encuentro final con Arturo es genérico y simplemente busca apantallar.

Se llegó a mencionar que Charlie Hunnam buscó y literalmente peleó por el papel, con pruebas de pantalla donde efectivamente tenía que pelear, y demuestra que cumplió con el trabajo al ser una cara no tan conocida y evitar así que se cayera en el problema que tuvo Troya con Brad Pitt, donde la estrella opacaba al personaje que interpretaba. Aquí claramente eso no pasa.

El resto del elenco está ahí para cumplir las funciones de apoyo, no sobresalen porque la historia en sí es de Arturo, pero sí tienen momentos y diálogos ingeniosos de vez en cuando. El Rey Arturo: La leyenda de la espada presenta una visión con un director que tiene un estilo ya muy marcado y que es bien apoyado por el score vertiginoso y épico de Daniel Pemberton, además de una ambientación lograda correctamente a través de la cinematografía de John Mathieson (Gladiador, Cruzada).  

Originalmente la película sería estrenada en julio de 2016, posteriormente se movió a febrero de este año, luego a marzo y finalmente llega este 12 de mayo de 2017. Es entonces notorio que la cinta recibió diversos cambios a lo largo de estos retrasos y muchos de esos se evidencian en su último acto y dejan a un lado la visión del director sustituyéndola por algo más genérico. No deja de ser entretenido, pero decae. Eso sí, busca crear una franquicia, ¿logrará el rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda tener más aventuras? La taquilla será su principal enemigo a vencer, mientras eso ocurre, Ritchie se entretendrá con el live action de otro personaje criado en las calles, un ladrón: Aladdin.

Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.