Los juegos del hambre: Sinsajo – El final
El último capítulo de The Hunger Games llega cargado de mensajes de revolución y un futuro sin luz.
Hace tres años que se estrenó Los Juegos del Hambre, tanto público como crítica nos sorprendimos con lo ágil y fresca que era la película dirigida por Gary Ross a pesar de contar con un presupuesto reducido, muy diferente al de otras sagas fílmicas (tan sólo en 2011 había terminado Harry Potter).
Ahora que llega a la conclusión el universo de Panem y la revuelta de los Distritos frente al Capitolio, la saga se percibe de muchas formas menos lo que debería ser: revolucionaria en cuanto a movimiento. Es así que comenzamos donde Lionsgate decidió dividir la historia, con Katniss atemorizada por ver que Peeta es alguien completamente diferente cambiado por el Presidente Snow, una guerra a punto de concluir con los rebeldes avanzando y diálogo, mucho diálogo.
Algo que perdió la saga conforme avanzaron las películas fue su capacidad de no tomarse tan en serio. Lo cierto es que tanto Los Juegos del Hambre Sinsajo 1 y ahora El final son muy sobrias, hablan de revoluciones, dictaduras, control de poder, el uso de héroes mediáticos, el sacrificio por el amor ¡es demasiada seriedad para una película que está basada en libros Young Adult!
Dentro del aspecto técnico con el diseño de producción no existe alguna queja, estamos quizá ante el capítulo mejor logrado de la saga. Los escenarios en donde se encuentra el Presidente Snow, por poner ejemplo, recuerdan mucho a esas películas de época de los 70s con un muy cuidado vestuario y hasta ciertos guiños steampunk por aquí y por allá. Las actuaciones tampoco son algo que falle, estamos con un cast en el que muchos de sus elementos han sido nominados o incluso ganadores del Oscar, por lo que un performance sobre una revolución donde se intercambian diálogos de golpes de estado, traiciones y bajas de guerra es pan comido para todos ellos.
Los efectos visuales, en especial la escena de la sustancia negra, están bien empleados y nunca se diferencia un uso incorrecto del CGI. Por otro lado, dentro del score y a lo largo de cuatro películas, James Newton Howard ofreció un trabajo que cumple pero tampoco nos ofreció nada relevante o llamativo fuera del silbido de Katniss.
Pero por otro lado, la fotografía de Jo Willems es quizá uno de sus puntos más controversiales. Tenemos así las escenas de la rebelión durante el día en donde todo se distingue y hasta le da un toque más de guerrilla debido a la ausencia de una paleta de colores amplia, pero el problema viene en las escenas nocturnas o con poca luz. Existe una escena en donde nuestros héroes deben escapar de una amenaza latente dentro de unos túneles y al más puro estilo de Alien El octavo pasajero, la ausencia de luz juega un papel importante pero aquí confunde al espectador en todo momento, en esta secuencia los efectos visuales están mucho mejor logrados que aquel otro trabajo de Francis Lawrence: Soy Leyenda, sin embargo es difícil distinguir si es la ausencia de luz lo que le ayuda o no.
La adaptación es fiel, esto quiere decir que sea cual sea su opinión sobre el final de la novela de Suzanne Collins, el resultado lo verán en pantalla pero con una pequeña diferencia: mientras en la novela había momentos que la historia narrada a través de Katniss tenía un sentido de uso de primera persona, aquí es todavía más notorio el problema -que había sido bien resuelto en las dos primeras películas- con momentos un tanto anticlimáticos.
Los Juegos del Hambre Sinsajo El Final cierra una de las sagas que más rápido se apoderaron del gusto del público, logrando ubicar a Jennifer Lawrence como una de las mujeres más poderosas de Hollywood. Sin embargo fue esa misma velocidad la que desgastó sus mensajes, transformándolo de un espectáculo blockbuster con ligeros guiños políticos a un discurso de revolución que pretende muchas más cosas de las que podría y que se tomó muy, pero muy en serio.