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Cine

Éxodo Dioses y Reyes

03-12-2014, 4:08:12 PM Por:
Éxodo Dioses y Reyes

Ridley Scott presenta en Exodus su reinterpretación de una historia bien conocida. Es espectacular, pero no memorable.

Cine PREMIERE: 3
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2014 fue el año de la religión en la pantalla grande. A las faith-based-movies (Dios no está muerto, El hijo de Dios, El cielo sí existe) se sumaron reinterpretaciones de historias bíblicas (Noé). Justo en este segundo costal es donde cae Éxodo Dioses y Reyes (Exodus Gods & Kings), e incluso más cercana al estilo sand-and-sandals de Los Diez Mandamientos y Rey de Reyes.

Podemos estar tranquilos: Éxodo de Ridley Scott está mucho más cerca de Gladiador que de Cruzada (en su infame versión editada con sierra eléctrica que dio el kick-off al verano de 2005). Desde luego, las comparaciones con el clásico de 1956, de Cecil B. DeMille estarán al por mayor, pero lo que distingue a esta entrega son las arriesgadas decisiones narrativas… y un desenlace muy flojo.

Scott es un hábil artesano: no arranca con un conflicto individuo contra naturaleza (el pobre Moisés sorteando las aguas del río Nilo en una canastita) o uno donde  individuo contra sí mismo (Moisés cuestionándose su lugar en la realeza egipcia). El director decide situarnos varios años más tarde, cuando un Moisés adulto se enfrenta –muy a su pesar– con Ramsés, heredero al trono en un Egipto fastuosamente recreado. Ése es un acierto narrativo, pero la falla viene enseguida: son pocos los momentos donde vemos interactuar de forma fraternal a Moisés (un Christian Bale cumplidor) y Ramsés (Joel Edgerton, notable), por lo cual su posterior distanciamiento no nos resulta conmovedor.

Mucho se ha hablado del elenco hollywoodense (que incluye a un Ben Kingsley discreto y una Sigourney Weaver en un papel casi de relleno) para representar a personajes de esas latitudes. Al final, esto resulta poco relevante cuando el resultado son actuaciones competentes, sobre todo de un excéntrico Ben Mendelsohn. El segundo gran punto de polémica es la forma en que Scott decidió representar a Dios (evitaremos el spoiler). En este caso, se debe aplaudir que no se recurrió al estereotipo usado en la versión de DeMille (una voz en off dictando órdenes, con tono severo). Aunque polémica, su decisión funciona.

Pero, ¿qué sí encontraremos en Éxodo? Carretonadas de batallas. No ha pasado el primer tercio de la película cuando ya topamos con un encontronazo espectacular, donde queda claro que Moisés es un guerrero y estratega muy superior a Ramsés, aunque sigue sin interesarnos su duelo/hermandad/conflicto personal. Las secuencias de las plagas (ranas, salpullido, granizo, langostas, tinieblas…) bien valen el boleto de cine, en especial cuando Scott y sus 4 guionistas ingeniosamente se encargan de explicar lo inexplicable: las aguas teñidas de rojo.

En cuanto a “La escena del Mar Rojo”, la visión de Ridley Scott tiene su mérito visual y narrativo, no es lo que esperamos y eso sorprende. Sin embargo hemos visto mejores secuencias tanto en la película de 1956 (con todo y su trazo monográfico), como en El Príncipe de Egipto

Sorprendería no ver nominaciones a los Premios Oscar en categorías técnicas (dirección de arte, vestuario, efectos visuales, sonido, edición de sonido, e incluso música, cortesía de Alberto Iglesias), pero nada más. 

En suma, ¿es Éxodo un espectáculo competente? Sí. ¿Es memorable? No. Pero vale la pena disfrutarse en pantalla grande… y el 3D es prescindible.

autor Fan-from-hell de los números de cine. Fue editor de revistas de negocios (no, de allí no viene su amor por los números). Hoy es experto en reportes de taquilla y en content marketing(marketing contento... #OkNo).
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