Drácula La historia jamás contada
Aunque Dracula Untold dista mucho de ser una de las mejores películas de vampiros, tiene buenas dosis de acción y resulta interesante.
Luego de la infame adaptación de Yo, Frankenstein, algunos aficionados de los monstruos clásicos temen que Drácula La historia jamás contada (Dracula Untold) pueda convertirse en una nueva decepción. Y aunque dista mucho de ser la mejor película de colmilludos, al menos incluye buenas dosis de acción, junto con ciertos elementos que podrían resultar interesantes para los amantes de los vampiros.
Esto se debe a que la cinta se olvida por completo del Drácula creado por Bram Stoker, para concentrarse en algunos elementos históricos de Vlad Tepes, monarca transilvano que inspirara la criatura por su brutalidad al momento de enfrentar –y empalar– a sus adversarios. Pero lejos de limitarse a mostrarlo como un sangriento guerrero, Drácula La historia jamás contada también nos muestra la faceta de un hombre dispuesto a todo, para garantizar la seguridad de su gente ante las amenazas del tiránico Mehmet II. Y es justo esta situación la que marca el inicio de su leyenda vampírica.
Lamentablemente la historia está plagada de altibajos, pues luego de un inicio prometedor que combina drama y acción, cae en un bache provocado por sus reiterativos combates. Cuando todo parece indicar que la película retomará el buen camino en el 3er acto, el guión recurre a una serie de extrañas decisiones finales que terminan por generar sentimientos encontrados sobre el desenlace.
Luke Evans es el elemento más destacado de esta adaptación al personificar de manera brillante un Drácula humano, frágil y atormentado ante las inminentes amenazas que se ciernen sobre sus tierras. Se trata de un enorme reto histriónico, especialmente si tomamos en cuenta que el personaje ha sido encarnado como un monstruo en infinidad de ocasiones: desde Nosferatu hasta Blade. Tampoco podemos olvidarnos de Charles Dance –mejor conocido como Tywin Lannister en Game of Thrones–, quien tiene una brevísima, pero destacada participación como el ser encargado de convertir a Tepes en el famoso vampiro.
Lamentablemente el buen desempeño de ambos actores se ve perjudicado en la caricaturizada actuación de Dominic Cooper en el papel de Mehmet II que aunado a un extraño maquillaje –¿o deberíamos decir bronceado?– termina siendo un villano demasiado tibio para una historia de este tipo. A esto agreguemos que el guión pretende elevar el poderío del personaje de manera absurda, en un intento desesperado por igualar condiciones en la batalla contra Drácula.
Finalmente tampoco podemos olvidarnos de los irregulares efectos visuales, los cuales van de lo espectacular a lo lamentable. Esto se debe a que las conversiones de Drácula en centenares de murciélagos son verdaderamente brillantes, mientras las quemaduras provocadas por el sol lucen tan falsas que incluso se convierten en un importante distractor.
Al final, Drácula La historia jamás contada se siente como una historia divertida y cuya mayor aportación radica en la utilización de elementos históricos para la encarnación del monstruo. Aunque lo cierto es que se trata de una película que pasará sin mayores glorias por el cine vampírico, al menos no afectará la popularidad de las criaturas de la noche como ha pasado con otros vampiros recientes…