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Willy Wonka: Dónde ver y diferencias entre sus tres versiones cinematográficas

08-03-2024, 9:00:00 AM Por:
Willy Wonka: Dónde ver y diferencias entre sus tres versiones cinematográficas

Gene Wilder, Johnny Depp y Timothée Chalamet. Aquí analizamos al dulce Willy Wonka y su variedad de presentaciones. ¿Cuál es tu favorito?

¿Recuerdan esas golosinas que deliciosamente truenan en la boca? ¿Esos polvitos que al comerlos gozan de un efecto efervescente? Pues quizás no haya mejor dulce con el cual identificar al Willy Wonka original. Y con “original” nos referimos al que emergió de la ingeniosa cabeza del autor Roald Dahl. Como seguro bien saben, aquel inolvidable personaje del libro Charlie y la fábrica de chocolate es un enérgico chocolatero, alegre y bromista, que salta de un lado a otro (literalmente) mientras guía a un grupo de afortunados visitantes al interior de su misteriosa fábrica, llena magia y aparatos extraordinarios.

Sin embargo, este “hombre caramelo” no siempre ha sido del mismo sabor. Tres veces el mago de los dulces ha sido llevado al cine y tres veces su personalidad ha sido distinta. ¿Qué nuevas notas adquirió Willy Wonka al ser trasladado al mundo de las películas? Pues tengan “muchas” ansias y presten “poca” atención (olvídense de eso, al revés) y a continuación les diremos cómo este excéntrico personaje de bastón y sombrero de copa ha tenido tantos colores como un arcoíris azucarado. 

¿Cuántas películas de Willy Wonka hay?

Gene Wilder en Willy Wonka y la fábrica de chocolate (1971)

willy wonka

Hace muchos años, la pequeña Madeline tenía un libro favorito de dulcísimo contenido que llevaba por título Charlie y la fábrica de chocolate. La niña lo amaba con tal intensidad que un día pidió a su padre, un director de cine llamado Mel Stuart, llevarlo a la pantalla grande. Este hacedor de películas no podía negarse a la petición de su ilusionada hija, así que se propuso fabricar un Willy Wonka de carne y hueso; uno que fuera de espíritu juguetón como el de la novela, aunque con algunos ingredientes adicionales. ¿Qué tal hacerlo un poco más mordaz y, por qué no, con un ligero toque demoniaco? El propio Wonka estaría de acuerdo en ser tan atrevido y arriesgado.

Tiempo después, Stuart y el productor David L. Wolper descubrieron que la estrella en ascenso Gene Wilder era ideal para el papel. El treintañero actor los asombró con su impecable audición en el Plaza Hotel de Nueva York y el entusiasmado director no pudo resistirse. Persiguió a Wilder hasta el elevador (uno normal y aburrido, no de cristal) para decirle que el papel era suyo. ¡Pero no tan rápido! El histrión sólo aceptaría el trabajo si le concedían presentar a su personaje de la siguiente manera:

“Cuando haga mi primera entrada, me gustaría salir por la puerta con un bastón y caminar cojeando hacia la multitud. Cuando la gente vea que Willy Wonka es cojo, susurrarán entre ellos y se quedarán en un silencio sepulcral… Mientras camino, mi bastón se hunde en uno de los adoquines y se queda atorado en vertical. Pero yo sigo caminando, hasta que me doy cuenta de que ya no tengo mi bastón. Entonces empiezo a caer hacia delante y, justo antes de tocar el suelo, doy una hermosa voltereta hacia delante y reboto hacia arriba, entre grandes aplausos”.

Con esa escena probada y aprobada, Wilder quería subrayar que Willy Wonka es de lo más impredecible. Nadie dentro o fuera de la película podría distinguir, de ahí en adelante, si el mágico chocolatero estaba mintiendo o diciendo la verdad. Vaya dilema… ¡pero qué sabor tan complejo! Como el de una paleta de varias capas, que van del picante sarcástico al acidito espeluznante, pasando también por una cubierta de suave caramelo que cariñosa y melodiosamente nos conduce a un mundo de imaginación pura.

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Johnny Depp en Charlie y la fábrica de chocolate (2005)

Un estrafalario Captain Kangaroo, con su distintivo corte de tazón, o un sonriente Tío Al, con su inseparable acordeón, eran algunos anfitriones de shows infantiles que un niño observador llamado Johnny Depp solía ver en televisión. “¡Dios mío! Ellos no pueden ser así en casa”, pensaba el futuro actor, sorprendido ya fuera por la extravagancia o el histrionismo antinatural que caracterizaba a aquellas personalidades de la pantalla chica, incluidos también los conductores de programas de concursos. Poco sabía en aquella época que éstas serían influencias cruciales al momento de dar vida a Willy Wonka.

“Recuerdo claramente, incluso a esa edad, su forma de hablar y este tipo de rasgo musical por el modo en que se dirigían a la cámara, a los niños. Pensé, incluso entonces, que era muy extraño, porque era todo: ‘Hola, niños. ¿Cómo están?’ Ya sabes, ese tipo de cosas… Esto me llevó a creer que se ponían una máscara para conseguir esa sonrisa positiva tan importante”.

El director Tim Burton, la opción favorita de los herederos de Roald Dahl para cocinar una nueva adaptación fílmica de Charlie y la fábrica de chocolate, compartía con Depp la extrañeza que le generaban aquellos presentadores televisivos. “¿De qué iba ese sujeto?”, se preguntaba, y con su versión de Wonka, quiso al menos dar pequeñas pistas de cómo el chocolatero devino una persona tan rara, además de traumada y emocionalmente reprimida debajo de una máscara de poco convincente cordialidad. Burton procuró ser enormemente fiel al libro primigenio, pero también agregó a la receta una pizca de flashback y otra de subtrama familiar. Así surgió Wilbur Wonka, padre del “hombre caramelo” y un estricto dentista que repudia los dulces.

Qué curioso que el Wonka burtoniano, aunque crecería para convertirse en el máximo fabricante de lo que más detestaba su progenitor, heredaría de él una rigurosa limpieza dental. ¿Quién pensaría que un hombre que vive rodeado de golosinas tendría una dentadura perfecta? Suena a una contradicción, tanto como la mezcla de menta y chocolate. Absurda y desagradable, quizás opinen algunos, ¡pero vaya que la ”chocomenta” ha enamorado innumerables paladares!

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Timothée Chalamet en Wonka (2023)

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En algún lugar, el director Paul King tenía guardada la vieja copia de un libro valioso, tantas veces abierto que muchas páginas ya se habían desprendido del lomo. Se trataba, por supuesto, de Charlie y la fábrica de chocolate, el cual King recordaba con cariño por ser una de las primeras novelas infantiles que leyó por su cuenta y que décadas después revisitó con motivo de un novedoso proyecto… ¡Llevar al cine la historia de origen de Willy Wonka! ¿Y quién mejor que este cineasta para ocupar la silla de dirección? Desde sus películas Paddington, llenas de luz y ternura, inconscientemente ya buscaba emular el espíritu vertido en la obra de Roald Dahl.

“Tiene unos personajes extraordinarios y pintorescos, pero también un corazón que late con fuerza y un verdadero sentido de la emoción. Eso es lo que me hizo pensar que tal vez podría explorar ese terreno y no meter la pata hasta el fondo”, dijo el cineasta al British Film Institute.

Para el papel del joven Wonka, un soñador incorregible, empático y un tanto ingenuo, el director fichó al que consideraba el actor más increíble de su generación: un veinteañero Timothée Chalamet que atrajo la atención de King desde su hipnótico trabajo en Llámame por tu nombre. Incluso YouTube jugó un papel importante, pues desde ahí el cineasta pudo ver las grabaciones de algunas obras musicales de corte estudiantil mediante las que Chalamet (“fantástico”) hizo sus pininos.

De cualquier modo, el histrión tuvo que practicar por varios meses, entre canto y baile, para estar a la altura de lo que el personaje le exigía. Aprendió tap y orgulloso se lo mostraba a su mamá y abuela, quienes en otros tiempos habían sido bailarinas de Broadway. Y tan feliz como se ve en pantalla en la precuela, Chalamet lo fue en el set de filmación.

“Fue una gran alegría trabajar en algo destinado a un público joven y nada cínico. Eso fue lo que me atrajo. En una época y un clima de intensa retórica política, cuando hay tantas malas noticias todo el tiempo, esto va a ser, con suerte, un trozo de chocolate”.  

Pero, ¿de qué clase? ¿De leche? ¿Semiamargo? ¿Quizás con nueces o avellanas? ¿O más bien con suculento caramelo y sal de mar? Bueno, concedamos que aquí el sabor puede variar, pero lo esencial es que sea una tableta de chocolate. Así es más fácil partirla y compartirla.

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Y, ¿cuál es tu presentación favorita del chocolatero Willy Wonka?

autor Tengo muy mala memoria. Por solidaridad con mis recuerdos, opto por perderme también. De preferencia, en una sala de cine.
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