Un Extraño Enemigo: Reseña del capítulo 1, «Comandante»
En el primer capítulo de la serie de Amazon Prime Video, conocemos las primeras piezas que armarán el complejo rompecabezas del 2 de octubre de 1968.
Desde la primera hora de Un Extraño Enemigo, es evidente que ésta va a ser la serie de Daniel Giménez Cacho, quien interpreta a una figura que comúnmente se olvida cuando se habla de la masacre del 68: Fernando Gutiérrez Barrios (quien para fines de esta ficción simplemente se llama Fernando Barrientos). “Comandante” inicia mucho antes del plato fuerte de este proyecto, pero conforme transcurre el episodio, éste le da las herramientas suficientes al televidente para que pueda ir armando el rompecabezas al lado de los personajes. Lo mejor que puede decirse de la historia de Un Extraño Enemigo es que a pesar de su naturaleza didáctica, la serie es un thriller absorbente con un diseño de producción destacable y cuya calidad pocas veces se observa en proyectos mexicanos que visitan otras épocas de la historia de México.
¿Quién es Fernando Barrientos?
En los primeros minutos de la serie, conocemos al comandante Fernando Barrientos (Giménez Cacho), jefe de la Dirección Nacional de Seguridad (la equivalente a la policía secreta de aquella época). Su agencia está en el ojo del huracán después de que un peligroso guerrillero escapa de la cárcel en vísperas de las Olimpiadas del 68 y cuya urgencia es –y fue, en la vida real– un dolor de cabeza para el gobierno de México. Sin embargo, Barrientos sabe que el escape de este criminal fue un arreglo político y aunque presenta dicha teoría a Luis Echeverría (Antonio de la Vega), el jefe de la DNS no puede hacer nada para limpiar su imagen.
Días después de esto, Alfonso Corona del Rosal (Fernando Becerril) –quien es el favorito para sustituir a Gustavo Díaz Ordaz en la silla presidencial– recibe la noticia de la muerte de Pedro Mejía (Carlos Álvarez) mientras éste comía con su familia. La anterior es sólo una forma discreta de decir que fue asesinado, muy probablemente, por el mismo Barrientos, quien sabía que Mejía tenía posibilidades de desplazarlo de su cargo en el siguiente sexenio. Corona del Rosal sabe que Barrientos puede ser un obstáculo importante en su carrera como político y le sugiere que se mantenga al margen de la situación.
No obstante, en una reunión con Gustavo Díaz Ordaz (quien es interpretado de forma impresionante por Hernán del Riego), Barrientos aprovecha para confirmar sus sospechas sobre la agenda de Corona del Rosal con el Secretario de la Presidencia, Emilio Martínez Manatou (Javier Díaz Dueñas), quien le confirma que Corona del Rosal quiere eliminar a la Dirección Nacional de Seguridad lo más pronto posible. Para asegurarse de su siguiente movimiento, Barrientos también se reúne con Winston Scott (Alex Cox), jefe de estación de la CIA en México, quien le sugiere que Estados Unidos no se opondría a un presidente militar como Alfonso Corona del Rosal.
Cabe anotar que durante aquella época, Estados Unidos tenía una fuerte presencia en México por todos los sucesos históricos que tenían lugar en ese momento como lo fueron la Guerra Fría, la Guerra de Vietnam y los movimientos sociales que se oponían a este último conflicto. Por lo anterior, no es ninguna sorpresa que la serie muestre el importante papel que nuestro vecino del norte tenía en las decisiones que se tomaban en el país. Asimismo, son destacables los escenarios que usa la serie para situar a los personajes, siendo la oficina de Gustavo Díaz Ordaz el más notable por la autoridad que le brinda a la interpretación de Hernán del Riego y que es un gran trabajo del departamento de diseño de producción del proyecto.
Traición
En algunas escenas, la serie nos deja ver que Barrientos mantiene una doble vida con su esposa Esperanza Barrientos (Karina Gidi) y su amante Elena (Irene Azuela). Ambas son su soporte mientras que, con ayuda de su subconsciente, el protagonista diseña el plan que lo volverá la mano derecha de Corona del Rosal. Una “explosión” en las obras del metro se convierte en la excusa perfecta para que Corona del Rosal solicite la ayuda de la Dirección Nacional de Seguridad y por ende, de Barrientos. Barrientos piensa que resolviendo el caso –e incriminando a dos inocentes en el proceso– será suficiente para que Corona del Rosal detenga la propuesta de eliminar a la DNS que la Cámara de Diputados ya está discutiendo. Y aunque Corona del Rosal le asegura a Barrientos que mantendrá su puesto, al final del día el político no cumple su palabra y le dice a Barrientos que la DNS es algo que ya no debe de existir.
A pesar de que sus acciones son injustificables, es entendible que Barrientos busque venganza después de esto, ya que su principal motivación como personaje es tener un trabajo que le permita seguir manteniendo a su(s) familia(s). Corona del Rosal es una amenaza a lo que Barrientos busca y por lo tanto, la serie posiciona su lucha personal como uno de los estímulos que ocasionaron un conflicto mayor en la política de México. Es importante agregar que a diferencia del personaje que interpreta Giménez Cacho, Alfonso Corona del Rosal era, en la vida real, el favorito para convertirse el sucesor de Díaz Ordaz después de gobernar la Ciudad de México. Asimismo, las actuaciones de Giménez Cacho y Fernando Becerril hacen de la enemistad de sus personajes algo entretenido de presenciar –e incluso un tanto cómico– considerando que sus diferencias personales ponen en peligro a muchos a su alrededor mientras ellos se mantienen relativamente a salvo todo el tiempo.
Ajuste de cuentas
Inspirado por los movimientos estudiantiles que tienen lugar en Francia y por los constantes enfrentamientos entre alumnos del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma de México, Barrientos decide tomar el control de la situación. Es aquí que Barrientos comienza a plantar las semillas del máximo conflicto, pagándole a dos hombres para que se hagan pasar por estudiantes y provoquen una revuelta en las calles de la ciudad. Esta falta de seguridad en las calles tiene repercusiones para Alfonso Corona del Rosal, quien recibe una llamada del presidente pidiéndole que resuelva este nuevo obstáculo de la manera más rápida posible. Es importante recordar que, al menos en la serie, Díaz Ordaz realmente no está interesado en el conflicto de los jóvenes, sino en la imagen que puede dar México al exterior durante las Olimpiadas si la ciudad se encuentra en caos.
El anterior es un punto de partida importante para la serie, ya que nos da una nueva imagen del presidente de México que gobernó de 1964 a 1970. Por supuesto, es esencial recordar que Un Extraño Enemigo se trata de una ficción, pero el personaje de Díaz Ordaz funciona en esta narrativa –y en este rol en particular– en gran parte por el gran trabajo de actuación que hace Hernán del Riego para darle complejidad a su personaje a pesar de las pocas líneas que tiene. A través de gestos y miradas, el actor logra transmitir los conflictos internos de un político que se encontraba entre la espada y la pared en un momento en el que México debía dar su mejor imagen al resto del mundo.
En la última escena de “Comandante”, Barrientos se reúne con Luis Echeverría y le propone una unión que podría beneficiar a ambos. Hasta ese momento, Echeverría no tenía entre sus planes convertirse en el próximo presidente de México, pero la propuesta de Barrientos es tentadora. El comandante de la DNS le entrega a Echeverría una carpeta con noticias sobre los enfrentamientos estudiantiles en Francia y le dice: “Éste es el inicio de su campaña presidencial”. Por supuesto, lo único que Barrientos busca es en un aliado y una forma de asegurarse que conservará su trabajo los siguientes seis años.