Películas para ver en Navidad que no son navideñas
Acción, drama, fantasía y basadas en hechos reales...
No necesariamente tenemos que regresar al Polo Norte o conocer una nueva versión de Santa Claus para otorgar a nuestra pantalla una fragancia de época. Hay historias que rozan levemente el contexto de las fiestas, o lo mantienen muy de fondo, pero aún así devienen muy oportunas —cada una a su manera— para la temporada previa al fin de año. Dicho esto, conozcan a continuación diez películas para ver en Navidad que no son propiamente navideñas, aunque sí grandes favoritas que no querrás excluir de tus maratones decembrinos.
l bazar de las sorpresas (Dir. Ernst Lubitsch, 1940)
El bazar de las sorpresas, uno de los últimos trabajos del judío-alemán Ernst Lubitsch, es la película perfecta para divertirnos de los malentendidos de Alfred y Klara. Ambos se enamoran en un intercambio de cartas sin saber realmente quiénes son. Lo cómico de todo el asunto, es que Alfred y Klara tienen una pésima relación laboral jefe-dependienta en la tienda de complementos Matuschek & Co. Finalmente las mentiras, enredos y falsas identidades irónicamente mostrarán entre sus protagonistas su verdadera cara ¿el escenario? Una noche de Navidad.
El apartamento (Dir. Billy Wilder, 1960)
Wilder nos deja con este clásico, una dramacomedia interpretada por Jack Lemmon y Shirley MacLaine, nominada a 10 premios de la Academia, The Apartment es considerada una de las películas más bellas, preservadas por su valor cultural en el National Film Registry. Una fiesta enloquecida de Navidad, es una de las escenas interesantes del filme por el peso que toma en la trama.
Arma letal (Dir. Richard Donner, 1987)
La Navidad es la mejor época para sacar a relucir la fraternidad y compañerismo. En ese sentido, ¿qué mejor que revisitar una icónica buddy film donde un detective con tendencias suicidas y un cínico veterano se complementan para bien? Por otro lado, no olvidemos que la película protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover abre y concluye con sabor navideño, sea por la canción «Jingle Bell Rock» o por (tal cual) una cena festiva donde se reafirman los lazos amistosos.
Cronos (Dir. Guillermo del Toro, 1993)
En época navideña, un «regalo» mágico ha caído en manos del anticuario Jesús Gris, aunque no precisamente con Santa Claus como remitente. Se trata de un artefacto dorado que brinda rejuvenecimiento y vida eterna a aquél que lo utilice, pero con un gran precio de por medio. El protagonista tocará fondo en plena fiesta de Año Nuevo y quizá esté destinado a sobrellevar una soledad interminable, a menos que su pequeña nieta siga siéndole una aliada fiel. A fin de cuentas, la familia es primero.
Duro de matar (Dir. John McTiernan, 1988)
A estas alturas, Die Hard es más navideña que Rodolfo y su nariz roja, cuando incluso Fox la confirmó como tal en 2018. Aún así, en virtud de esta lista, consideremos que la controversia persiste con intensidad desmedida. ¿Basta con que esté ambientada en Nochebuena y Navidad para considerarla una película imperdible en temporada decembrina? Lo cierto es que, entre tanta explosión y vidrios rotos, hay también un bello mensaje sobre segundas oportunidades… con la adrenalina suficiente que hace volar nuestra imaginación sobre cómo John McClane festeja el Año Nuevo.
En Brujas (Dir. Martin McDonagh, 2008)
La ciudad de Brujas, en Bélgica, es el escenario perfecto para pasar la Navidad gracias a su apariencia medieval de cuento de hadas, con canales por doquier y cisnes deambulando con libertad. Justo en época de fiesta, dos asesinos a sueldo (interpretados por Colin Farrell y Brendan Gleeson) arriban a la antiquísima urbe buscando refugio y en espera de las órdenes de su jefe (Ralph Fiennes). ¿Será que un rojo sangre complementará las luces y adornos navideños? Antes de saberlo, al menos ambos sicarios podrán ejercer la sana labor de un turista.
En primera plana (Dir. Tom McCarthy, 2015)
La ganadora del Óscar aborda la Navidad en una secuencia cumbre con notas amargas, musicalizada por un coro de niños interpretando «Silent Night». El equipo periodístico de Spotlight, por otro lado, no está en casa comiendo pavo horneado sino dando continuidad a una pesquisa sobre el abuso sexual cometido por sacerdotes pederastas en Boston. Con historias trágicas inspiradas en hechos verídicos, la película contradice la alegría de la época, aunque también habla de algunos demonios con sotana que (aunque al margen de una pastorela) deben y pueden ser desenmascarados.
El hilo fantasma (Dir. Paul Thomas Anderson, 2017)
En la última película estelarizada por Daniel Day-Lewis (que esperemos realmente no sea la «última») tenemos una compleja historia de amor que conlleva —como escribiera Kristen Yoonso Kim para Metrograph— «el equivalente cinematográfico de respiro brumoso en una fresca mañana de diciembre». Una mesera de nombre Alma lleva calidez a la casa del caprichoso diseñador Reynolds Woodcock, quien resulta un hueso difícil de roer como el mismísimo Scrooge, pero sólo requiere de la comida adecuada para dejarse embriagar por afectos a la luz de una chimenea.
El joven manos de tijera (Dir. Tim Burton, 1990)
¿Cansados de los villancicos tradicionales? No hay nada como reproducir el score de Danny Elfman y rememorar a una angelical Winona Ryder bailando debajo de una insólita nevada provocada por un Johnny Depp con manos afiladas… Además, esta imagen es una de varias concebidas por Tim Burton que son ya inseparables del imaginario navideño. Hablamos, por supuesto, de un director también responsable de los nevosos mundos de Batman regresa y El cadáver de la novia. ¡Maratonear con su cine es ideal para las fiestas!
Los Ángeles al desnudo (Dir. Curtis Hanson, 1997)
El ambicioso sargento Edmund «Ed» Exley (Guy Pearce) anhela convertirse en teniente detective de la policía de Los Ángeles y sabe que hay mejores maneras de conseguir un ascenso que escribirle su deseo a Papá Noel. Por ejemplo, testificar en contra de sus compañeros involucrados en el «Blood Christmas», un caso verídico (tratado en la película) sobre siete civiles sometidos violentamente por uniformados de la ciudad californiana, un 25 de diciembre de 1951.
Ojos bien cerrados (Dir. Stanley Kubrick, 1999)
En materia de reuniones sociales, el doctor Bill Harford (Tom Cruise) vivió la más extravagante en el marco de la Navidad. Aquí no hubo posadas, cenas familiares ni regalos bajo el árbol. Ocurrió que tras discutir con su esposa Alice (Nicole Kidman) por un amorío pasado, aquel médico salió de casa y terminó en una aventura nocturna donde máscaras, orgías y rituales fueron el plato principal. Nada que ver con abordar un expreso mágico y viajar al Polo Norte, ¿verdad?
Rocky (Dir. John G. Avildsen, 1976)
Una historia de amor, de nuevas oportunidades, del esfuerzo y la superación personal es perfecta para la Navidad, más si se ambienta en la fría ciudad de Filadelfia. Las fiestas arriban al vecindario del boxeador Rocky Balboa, el «Semental Italiano», antes de su pelea contra el campeón mundial Apollo Creed y las pasa en compañía de la tímida Adrian, cuyo hermano borracho es el único que podría arruinar el cálido momento entre dos enamorados. Por otro lado, vale insistir, no hay nada más reconfortante para las fiestas que una derrota con sabor a victoria.