Películas convertidas en musicales teatrales
Estas películas fueron convertidas en musicales y trasladadas a los escenarios de Broadway, Chicago, el West End, etc.
Desde hace tiempo es común encontrarse con obras musicales teatrales convertidas en películas, pero, ¿qué sucede cuando se da el caso contrario? Esta es una lista dedicada a cintas que, debido a ciertas cualidades, se convirtieron en buenas opciones para deleitar a la audiencia con melodías y coreografías espectaculares.
Es importante aclarar que los proyectos que aquí se incluyen destacan por estar basadas en largometrajes que nunca nos habríamos imaginado ver montadas de tal forma. En la mayoría de los casos son películas que en la pantalla parecerían un poco inadaptables a la puesta en escena: sn embargo, al momento de cambiar de estructura, todo funcionó mágicamente. No hay límites para la imaginación.
Por otro lado, también resulta interesante que, en muchas de las obras, escritores, directores o creadores de las versiones fílmicas originales se encargaron de transformar –con su propia pluma– sus guiones a libretos. Algunos resultados fueron aclamados y nominados a múltiples premios. Otros… no tuvieron la misma suerte.
Sin más, te invitamos a conocer nuestra selección de películas convertidas en musicales.
Hechizo del tiempo
Tim Minchin (músico y letrista encargado de obras como Matilda) se asoció con Danny Rubin (guionista de la película original de 1993) para adaptar la disparatada historia de Phil Connors a una puesta en escena que llegó a Broadway en 2017. La producción fue aclamada de forma unánime por los críticos y el público, obteniendo varias nominaciones al Tony, de las cuales no se llevó ninguna. Sin embargo, el esfuerzo valió la pena, pues en 2020 hubo pequeñas representaciones hasta en Suecia –mismas que tuvieron que detenerse a causa de la pandemia de COVID-19–. La estructura del musical Groundhog Day es la misma que la de la cinta homónima, sólo que con canciones cuya intención es acentuar –de forma cómica– la desesperación del protagonista por estar atrapado en el loop. Minchin dijo (vía) que esta versión sería “instantáneamente reconocible y totalmente diferente”.
Shrek
El famoso ogro de Muy, muy lejano también forma parte de esta lista de películas convertidas en musicales. La corrida en los escenarios de la ya clásica historia de la casa Dreamworks inició en 2008 con una adaptación basada tanto en el libro ilustrado original de William Steig como en las secuelas fílmicas. Aquí no se contuvieron al incorporar la ácida y disparatada mitología de cuentos de hadas de forma completa, logrando un espectáculo mágico y emocional para todas las edades. Tal vez la crítica que más llama la atención es la que describe el conjunto como (vía) “Los productores [de Mel Brooks], pero más familiar”. Aceptémoslo: ver a la galletita de jengibre cantar debe ser toda una experiencia. Hasta hace poco, en Netflix de Estados Unidos se transmitía una filmación de la producción.
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Atrápame si puedes
En 2005 comenzaron los ensayos para esta adaptación que hasta 2011 lograría llegar a Broadway. Y es que adaptar la cinta dirigida por Steven Spielberg –y la autobiografía de Frank Abagnale, Jr.– no debe ser tarea fácil. Después de todo, se trata de un clásico juego de “gato y ratón” entre un hábil estafador y un agente del FBI dispuesto a hacer lo que sea por atraparlo y, aunque cuesta imaginar dicha situación trasladada a los escenarios, con coreografías, canciones y música de por medio, parece ser que el proyecto tuvo una buena aceptación por parte del público, pues en una gira internacional recorrió ciudades como Japón y Australia.
Sin embargo, la situación no fue la misma con la crítica especializada, que tuvo comentarios mixtos, los cuales apuntaban al hecho de que, aún con un libreto de la autoría del legendario Terrence McNally y música de Marc Shaiman y Scott Wittman (Hairspray), la producción se apoyaba mucho en melodías genéricas y personajes femeninos sexualizados. No obstante, la puesta en escena fue nominada a cuatro premios Tony.
Chicas pesadas
Cuando uno piensa en la cinta escrita por Tina Fey y dirigida por Mark Waters no es frecuente la idea de ver cantando y bailando a Cady Heron y a las plásticas (bueno, al menos no más allá de su interpretación navideña icónica). No obstante, en 2017, a la audiencia se le presentó el musical más fetch que se pudiera imaginar. La música (nominada al Tony por Mejor score original) fue compuesta por Jeff Richmond y las letras (también nominadas) son de la autoría de Nell Benjamin (Dave).
Otra cosa interesante de la puesta en escena es que el libreto fue adaptado por la propia Fey. La recepción obtuvo comentarios mixtos, ya que hubo quienes sintieron que la inteligencia de los chistes y los diálogos no encajaba del todo con las melodías. Aún con esto, la producción se mantuvo activa hasta los primeros meses de 2020. Hace poco la obra se llevó al cine.
Legalmente rubia
Otra de las películas convertidas en musicales. Elle Woods dio el salto de los juzgados a los escenarios en 2007 con un musical inspirado tanto en la película protagonizada por Reese Witherspoon como en la novela del mismo nombre. Nell Benjamin también fungió como letrista. En cuanto a recepción, esta también fue mixta, ya que se criticó la química tan pobre del libreto y la música, pero algo que se destacó de forma positiva fue la interpretación de la actriz Laura Bell Bundy (The Sound of Music), quien originó el rol de Woods en teatro. Un año después de que el show debutó, se estrenó en MTV un programa televisivo titulado Buscando a Elle Woods, donde varias intérpretes audicionaban para convertirse en la nueva protagonista de la puesta en escena. Aquí también hubo nominaciones al Tony, pero no se recibieron premios en ninguna categoría.
Escuela de Rock
La comedia también tiene su lugar en este listado, y con una propuesta que cuesta visualizar: el filme protagonizado por Jack Black en 2004, en el que finge ser maestro sustituto de una prestigiosa escuela primaria para poner a rockear a los alumnos al ritmo de las mejores bandas de las décadas de los 60 y 70. Y por si esa elección de proyecto ya era muy rara para adaptarse, quien estuvo encargado de la puesta en escena es alguien en quien no se piensa comúnmente con una premisa como esta: el mismísimo Andrew Lloyd Webber (El fantasma de la ópera) vio la película y compró los derechos, logrando trasladarla a los escenarios en 2015. Las críticas fueron altamente positivas y el conjunto incluso fue comparado, en términos de calidad, con The Sound of Music o Jesucristo superestrella.
Amélie
La aclamada comedia feel-good dirigida por Jean-Pierre Jeunet y protagonizada por Audrey Tatou es una de las películas convertidas en musicales. Las críticas fueron igual de positivas que las del largometraje francés, y mucho de lo que se destacó fue el hecho de que el proyecto mantenía el encanto de la cinta original, además de que sus valores de producción y su alegre partitura atraparon a propios y extraños, puesto que reflejaban perfectamente el aspecto imaginativo y noble del filme.
Cabe destacar que este es una puesta en escena que luchó por ganarse a su público, ya que, a pesar de no tener un buen recibimiento en su primera versión, logró posicionarse como una favorita después de experimentar en tres producciones diferentes, siendo la tercera -presentada en el Reino Unido- la que finalmente logró una gran cantidad de aplausos. Cuenta con un libreto de Craig Lucas (Reckless), letras de Nathan Tysen (Tuck Everlasting) y música de Daniel Messé.
El gran pez
En 2013, el filme de ficción y fantasía dirigido por Tim Burton también dio el salto al teatro de la mano del escritor John August (autor del guion de la película original). Esta versión, que también toma varios elementos de la novela infantil escrita por Daniel Wallace, inició con pequeños tryouts en Chicago y, unos meses después, debutó en Broadway. Con letras y música de Andrew Lippa (Los locos Addams), el conjunto fue medianamente bien recibido por los críticos especializados, quienes respondieron positivamente al enfoque colorido imaginativo y familiar, así como también a las coreografías y la dirección de Susan Stroman (Young Frankenstein). Sin embargo, la falta de energía por parte de los actores llamó la atención de varios espectadores. Pese a todo esto, la obra se comparó con El mago de Oz, de Frank L. Baum, y La odisea, de Homero.
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Volver al futuro
Es de conocimiento general que, por años, tanto Robert Zemeckis como Bob Gale se han mostrado renuentes a dar su permiso para que se haga un reboot de su largometraje más conocido, aquel en el que un adolescente y un científico tienen aventuras temporales a bordo de un DeLorean. No obstante, si bien la idea de una reimaginación fílmica no era del agrado de los creativos, algo que sí les llamaba la atención era la posibilidad de convertir su historia en un show de Broadway. Durante una sesión de preguntas y respuestas en 2004 (vía), Gale dijo que le emocionaba trasladar la película a los escenarios.
En ése entonces, sólo fue una idea al aire, pero en 2020 se hizo realidad cuando el show tuvo su estreno en la Manchester Opera House. Con música de Alan Silvestri, letras de Glen Ballard (The Eddy) y un libreto adaptado por los propios Zemeckis y Gale, la producción cesó recientemente sus representaciones debido al COVID-19, pero obtuvo críticas altamente positivas, aplaudiendo los valores de producción y los homenajes al filme original.
Rocky
La última de las películas convertidas en musicales es, probablemente, la que menos cualidades teatrales tiene. En una escena de la película Rocky (1976), Adrian le pregunta al púgil protagonista: «¿Por qué te volviste peleador?», a lo que él responde: «Porque no puedo cantar ni bailar». Bueno, pues Sylvester Stallone parece haber olvidado ése diálogo cuando, junto con Thomas Meehan (Annie), adaptó el guion de su cinta a un libreto. La música corrió a cargo de Stephen Flaherty (Seussical) y las letras son de la autoría de Lynn Ahrens (Marie, Dancing Still).
Llama la atención que el proyecto se escribió en inglés, pero, por alguna razón, debutó en Hamburgo, completamente traducido al alemán. Sorprendentemente, el resultado agradó bastante a los especialistas. Y es que, con canciones pegadizas y un impresionante acto final en el que el escenario se convierte en un cuadrilátero gigante -haciendo que la audiencia se sienta inmersa en una verdadera batalla-, seguro se trata de una experiencia interesante.