McFarland Sin límites – Crítica
El nuevo estreno en cines de Disney, McFarland, USA, relata con acierto la historia de jóvenes migrantes mexicanos con sueños de triunfo.
Disney tiene a Star Wars, Marvel, Disneynature, películas animadas y una enorme cantidad de opciones en series de TV y animadas. Pero si hay algo que sabe hacer –y que ha trascendido a través del tiempo y de toda esta diversidad– es su modo de contar historias. Después de Un golpe de talento, su nueva película relacionada con deportes nos cuenta la forma en la que inmigrantes mexicanos se abrieron camino en un entorno hostil e intolerante en la década de los 80.
En la película, McFarland es una pequeña ciudad en el condado de Kern, al norte de California. El filme está inspirado en hechos verdaderos y narra la historia del entrenador Jim White (Kevin Costner), quien es enviado a la preparatoria local, llena de hijos de mexicanos migrantes cuyos sueños más ambiciosos se limitan a ayudar a sus padres en las actividades agrícolas de la comarca y procurar no terminar en la prisión, convenientemente situada al lado de la escuela. White –a quien le harán bromas infinitas por su apellido en un mundo de latinos– habría sido exiliado al lugar por su mala actitud como entrenador de fútbol americano, y terminará entrenando en lo que menos se imaginaría: el rudo deporte del cross country (carreras en equipo a campo traviesa).
En una semana donde declaraciones de intolerancia y racismo por parte de celebridades –y al mismo tiempo con mexicanos que se han destacado en el mundo del cine y los deportes– la película de McFarland Sin límites aparece en el momento justo para brindar catarsis en el cinéfilo mexicano.
El trabajo de la directora neozelandesa Niki Caro es bueno, pues aunque los elementos biográficos que rodean la trama son mayormente negativos y en apariencia desesperanzadores, el planteamiento, desarrollo y conclusiones se presentan de una manera correcta y honesta (atención al epílogo de los chicos al final del filme). Eso sí, la subtrama al estilo Romeo y Julieta se percibe más como un recurso hollywoodense como algo que haya sucedido en realidad. No era necesario. Y el asunto de que “un blanco llega a salvar a los mexicanos” tampoco ha sido la gracia de algunos. Véanla y juzguen.
Por supuesto, el peso histriónico de McFarland recae casi por completo en Costner, pero cabe destacar la participación de Diana María Riva como la matriarca Díaz, además de un decente desempeño de Martha Higareda. Curioso, que Costner leyera esta historia hace más de una década en una revista deportiva, y que justo después de su desempeño en Decisión final mantenga esta línea de deportistas en busca del éxito (aunque sus fans de antaño seguramente recordarán otros deportivos como Juegos de pasión y El campo de los sueños).
La música incidental es adecuada, pero lo sobresaliente es la participación del colombiano Juanes en la banda sonora de McFarland. Aunque como la época en la que ocurre son los ochenta, les sorprenderá escuchar un tema de aquél entonces, interpretado por el mismísimo Luis Miguel. ¿Así ocurriría aquella escena en la realidad?
En síntesis, McFarland Sin límites destaca como una película familiar digno de ver en la pantalla grande a partir de este fin de semana. Y es que no solamente es una historia bien contada, sino que levantará de la butaca a más de un mexicano adepto al sano deporte y variantes de la caminata atlética. ¡Y conste que en eso también somos sobresalientes a nivel mundial!
Julio Vélez Colaborador en web y revista Cine PREMIERE desde 2006. Me especializo en anime/manga, comics, doblaje, tecnología y videojuegos. Mis sagas favoritas: Doctor Who, Star Trek, Dragon Ball y Star Wars. Batimaníaco, geek ochentero y hardcore gamer.
