Enredados – Crítica
Un giro inteligente y más divertido al género de princesas.
Después de varios años de abstinencia, parecía que el género de princesas había muerto. Sin embargo, Disney revivió la especie –valiéndose de sus clásicos– en 2007 con Encantada. Y tan sólo el año pasado regresaron a la icónica animación en 2D que los hizo grandes con La princesa y el sapo. Y justo cuando parecía que las heroínas con corona no podían aportar más al séptimo arte, el estudio del ratón nos brinda una aventura de caballeros y cabelleras en animación CG –y por supuesto, en 3D–, adaptando de manera divertida y creativa la historia de Rapunzel.
Los novatos directores Nathan Greno (Ópera prima) y Byron Howard (Bolt) dan nuevos bríos a la vida de la chica de cabello largo encerrada en una torre. Y lo hacen de la mano de algunas de las mentes creadoras más grandes que han pasado por este legendario estudio.
A pesar de que inicia un tanto temerosa y con números musicales quizá hasta sosos (aunque cabe resaltar que, por primera vez en la historia del estudio –al menos en opinión de esta espectadora–, quizá se deba a la traducción de las canciones, ya que se sienten carentes de rima y ritmo e incluso de emoción, cosa que no sucede del todo en inglés); a medida que los personajes principales se desenvuelven, la cinta cobra vida y continúa subiendo hasta su fresco y conmovedor desenlace.
El doblaje realizado por Dana Paola es digno, sin ser sobresaliente, pero la participación de Chayanne resulta un punto débil al hablar en ocasiones con un acento muy marcado que se encuentra completamente fuera de lugar en el contexto de la historia. Sin embargo, los personajes están bien trazados y llegan a tornarse en adorables con el avance de la trama. Sus mayores aciertos resultan los sidekicks encarnados por un multifacético camaleón y un caballo con complejo canino que dan el toque cómico a la cinta.
El manejo del 3D es aceptable, con algunos momentos brillantes, literalmente. Sin embargo, la animación es el verdadero logro técnico, especialmente con los retos particulares de una cabellera que no sólo es larga, sino que tiene habilidades especiales. La música, compuesta por el genial Alan Menken (La Bella y la Bestia, Aladdin), en conjunto con la historia bien llevada da lugar a momentos emotivos y visualmente envolventes –mención especial a la escena de las linternas.
En suma, la cinta es digna de convertirse en un clásico del tan amado (y redituable) subgénero de las princesas. Es claro que Disney ha recuperado el toque.